Una historia secreta de la consciencia

Opinión:

Publicado por la editorial Atalanta en la colección Imaginatio Vera, el libro de Gary Lachman invita a reconsiderar el pensamiento humano desde un enfoque que la ciencia moderna suele dejar en segundo plano: la consciencia entendida como origen y no simplemente como resultado. Frente a las corrientes que buscan reducir el pensamiento a procesos químicos y neuronales, Lachman plantea una alternativa conceptual. Propone comprender la consciencia como un fenómeno en desarrollo, una presencia activa que ha acompañado y configurado la historia intelectual y espiritual de la humanidad.

Lejos de presentarse como una explicación científica o un tratado académico, "Una historia secreta de la consciencia", traza un mapa intelectual y esotérico de las ideas que han intentado aproximarse a lo inefable. En sus páginas conviven William James y Bergson, Nietzsche y Steiner, Blavatsky y Ouspensky, formando una genealogía del pensamiento que se atreve a tender puentes entre filosofía, misticismo y ciencia. El resultado no es un conjunto disperso de nombres, sino un recorrido coherente por la evolución de nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos.

Lachman escribe desde una convicción serena: la consciencia no puede explicarse con los métodos que ella misma ha creado. Esa paradoja, lejos de ser un obstáculo, se vuelve fecunda. En lugar de buscar una causa externa, el autor propone entender la consciencia como el escenario en el que la realidad acontece. De este modo, las moléculas y las neuronas aparecen como instrumentos de una sinfonía interior más que como las notas que componen su partitura.

El libro, de tono ensayístico y casi poético, invita a repensar el papel del ser humano en el cosmos. No somos el punto final de una evolución biológica, sugiere Lachman, sino una etapa dentro del desarrollo de una consciencia que continúa desplegándose. De Bucke a Gebser, el viaje que propone es a la vez histórico y visionario: una exploración del pasado que busca intuir el futuro del pensamiento.

Este ejemplar, amigo lector, no pretende convencer, sino despertar. En tiempos dominados por el reduccionismo materialista y la obsesión por explicarlo todo, este ensayo recuerda que aún existen territorios del espíritu que no pueden medirse, pero sí experimentarse. Lachman no ofrece respuestas cerradas, sino un horizonte más amplio: el de una consciencia que se reconoce parte activa del universo, y no simple observadora.

En última instancia, el autor nos recuerda que la historia de la consciencia es también la historia de nuestra búsqueda de sentido. Cada intento de comprender el mundo, ya sea desde la ciencia, la filosofía o el misticismo, es en el fondo una manera de preguntarnos por nuestro lugar en él. Su libro, más que resolver enigmas, nos devuelve el asombro: la intuición de que pensar sigue siendo un acto sagrado y que, en esa mirada interior, late todavía la posibilidad de un futuro más lúcido y más humano.

Muy recomendado.

Violeta Lila