Tres tristes tigres (Edición conmemorativa 50 aniversario)

Opinión:

Se dice que "Tres tristes tigres" es una de las novelas más difíciles de leer del boom hipanoamericano de la década de los años 60 y he de reconocer que es así. He leído que son muy pocos quienes logran acabarla. Yo lo he hecho pero me ha costado mucho ya que es una novela muy densa. Guillermo Cabrera Infante tomó su título de un trabalenguas cubano y no hay mejor forma para definirla ya que es como un gran trabalenguas. La novela se publicó por primera vez en 1967. En el 64 había ganado el Premio Biblioteca Breve. Estamos en los 60 y, como sucedía muy a menudo, la novela pasó por la censura. En esta nueva edición que ha publicado Seix Barral con motivo del 50 Aniversario se recoge un pequeño dossier con las notas emitidas por la censura que son una de las secciones más interesantes del libro. Lógicamente, la edición de 2017 no ha pasado por la censura y recoge la esencia original de la novela.

Como he comentado es una novela difícil de leer y también casi imposible de resumir o citar un argumento pues es como un gran caleidoscopio, como un gran trabalenguas en el que todo se mezcla. Sin embargo, nadie puede objetar que no sea una buena novela. Guillermo Cabrera Infante es uno de los grandes de la Literatura Sudamericana y se nota.

Es una novela coral llena de personajes de lo más variopintos pero, dentro de ellos, hay uno que destaca y que constituye el nexo común: la noche habanera. Toda la novela transcurre de noche. Sucede, además, en un momento bastante peculiar: los últimos años de la década de los 50, los años previos a la Revolución de Fidel Castro. El ambiente que reinaba era otro: acudían los estadounidenses, la noche hervía con cabarets, música, alcohol, gente vividora. Cabrera Infante acerca al lector a esta atmósfera dejando entrever una cierta nostalgia marcada por el gran cambio que supuso la Revolución.

"Tres tristes tigres" es como una gran pieza. Otro de los motivos por los que es tan difícil leerla es que, muchas veces, las historias que está narrando no guardan relación entre sí, son como trazos. Es el lector quién debe ir tejiendo un posible argumento. Ello es una buena muestra, por el contrario, del arte de escribir y del manejo del lenguaje de Cabrera Infante.

La belleza de la novela reside en su lenguaje. No vamos a encontrarnos con un castellano de Burgos sino de Cuba. La sonoridad de sus palabras aporta un toque especial a la novela.

Como digo, es una novela muy densa, difícil de leer. Hay muchos momentos en los que te pierdes debido a esa falta de unión entre unas historias y otras. Sin embargo, no por ello es una novela mala.

Ysabel M.