Su olor después de la lluvia

Opinión:

Seguro que alguna vez habéis oído o habéis dicho (o puede que incluso os lo hayan dicho) eso de «huele peor que un perro mojado». Pero, ¿alguna vez habéis olido alguno? La verdad es que huele realmente mal. Es un olor que no es tan repugnante como otros, no sé cómo definirlo, pero se reconoce fácilmente. Agradable, no es. La explicación científica es que cuando el agua entra en contacto con las glándulas sebáceas… Bueno, mira, el que quiera saberlo que lo busque en San Google, que yo no he venido aquí a hablar de perros que huelen a mojado, sino al olor que deja su ausencia.

Porque de esto va este cómic dibujado por José Luis Munuera que adapta la novela de Cédric Sapin-Defour en la que cuenta su convivencia real con un boyero de Berna. Esta vez el título tiene que ver con el contenido.

Cédric, un profesor de gimnasia que disfruta de su soltería en su pequeño piso con vistas al lago, decide hacerse cargo de un cachorro de perro tras ver un anuncio en el periódico. Su vida cambiará desde ese momento. Pronto, desde las primeras páginas, Cédric nos va a caer de puta madre porque se ve que es buena persona. No hay más que fijarse en los primeros diálogos con un camarero que le prepara un café-carbón.

Pero este no es un cómic de esos que te cuentan las trastadas que hace un animal a lo Zipi y Zape (como la peli Beethoven, por ejemplo). No. Es un cómic realista, íntimo y humano (para bien y para el mal que conlleva la palabra).

Con un amor incondicional por la montaña y el alpinismo, y, aprovechando que la Sociedad Canina asocia cada año a una inicial y ese toca la u, Cédric bautizará a su nuevo compañero como Ubac, que es la parte sombría de una montaña, y aprenderá y disfrutará de las sorpresas que los paseos en común les depararán tanto como él.

Precisamente gracias a Ubac nuestro humano se echará novia. Una novia que también es amante de los animales y que en seguida adoptará a Ubac, o Ubac a ella, como parte de su nueva familia. Una familia que irá creciendo.

«Los encuentros destinados a embellecer nuestra existencia siempre se dan en los días más grises».

Con las cosas del día a día, el trabajo, la reforma de un nuevo hogar para vivir en común, las salidas senderistas y de montaña, la lejanía de la pareja entre semana, las visitas al veterinario, los amigos (pocos, por cierto, tiene esta pareja) que van y vienen, el casero que no quiere animales en su edificio, las diversas razas de personas que pasean perros,… se va yendo esa cosa que se llama vida que tan corta es para algunos seres y que permite a los idiotas vivir mucho más tiempo.

"Su olor después de la lluvia" tiene un dibujo muy bien trabajado, agradable, con algunas páginas dobles dedicadas a paisajes excepcionales, llenas de vivos colores que destacan mucho la narración (sobre todo en el capítulo dedicado a Ubac) y que se adaptan a esta como picha a culo.

El final, y no hago ningún destripamiento pues ya desde el título se sabe, como es de prever en estas historias, triste, desgarrador, lacrimógeno si eres una persona con corazón, con una frase que te acaba de romper aún más:

«Mi Ubac… no habíamos terminado de quererte».

Si te gustan los animales, sobre todo los perros, te gustará este cómic.

Si tienes o has tenido animales, te verás reflejado.

Y si eres sensible, aunque ni tengas ni hayas tenido animales, sufrirás.

Pero eso es la vida, ¿no? Una mezcla constante de sentimientos y emociones. O eso dicen.

*Publicado por Astiberri.

Diego Palacios