Slow Mountain. Monterapia 2

Opinión:

Como apasionada de la montaña y amante de la Naturaleza, acepté leer este libro y reseñarlo, pero admito que con ciertas dudas... No había oído hablar de Juanjo Garbuzu, no he visto los incontables vídeos que ha colgado en la Red ni he leído el libro que precede a este, "Monterapia". Por el título, pensé que me hallaría ante una obra New Age y, aunque he leído muchísimas, creo que ya voy un poco saturada. Sin embargo, algo me atrajo del libro y fue la coletilla que completa el título: "...Porque en la montaña el tiempo se detiene".

Con un prosa sencilla, directa, cercana y amigable, Juanjo Garbizu atrapa de inmediato. El amor por la Naturaleza y su pasión por la montaña traspasan el papel y el lector ve sin esfuerzo la belleza de un bosque de hayas o pinos, asiste a salidas y puestas de sol, ve el cielo estrellado durante un vivac, escucha el murmullo cantarín de los riachuelos, observa con curiosidad a esos caballos y vacas que pastan en las alturas y hasta siente miedo cuando estalla una tormenta eléctrica. Pero, por supuesto, como colofón, también degusta un copioso desayuno en alguna borda de montaña tras una mañana de esfuerzo en el monte.

El mundo en que vivimos es cada vez más competitivo y virtual, eso lo sabemos todos. Y si el alpinismo no nació como deporte de competición, lamentablemente se está contaminando de ese frenesí. Eso es lo que denuncia el autor. Algunas montañas se han convertido en circuitos de entrenamiento para atletas, hay gente que sube a las cimas corriendo, buscando récords de velocidad, y la hay que va acumulando cimas a destajo, encadenándolas una tras otra en el menor tiempo... Nada más lejos del espíritu romántico que es la base del alpinismo como actividad (no se trata de un simple deporte para la mayoría de montañeros).

Si llegar a una cumbre es la parte más visible de ese empeño por subir a lo más alto, no es menos cierto que el camino hasta ella es tanto o más enriquecedor, y para apreciar esa belleza hay que ir sin prisas, sin agobios, hay que mirar alrededor, detenerse de vez en cuando... Todo eso constituye la filosofía que intenta transmitir Juanjo Garbizu y con la que estoy totalmente de acuerdo.

Por supuesto, también me he identificado con el autor cuando no niega lo mucho que le disgusta la caza, legal pero que acordona espacios para hacer batidas y con ello obliga a dar rodeos, avanzar con cuidado y ensordece los oídos con sonidos de tiros por encima del murmullo del viento o de los arroyos.

Me ha encantado leer este libro. Con esa cercanía y sencillez con que se expresa el montañero, he pasado unas horas relajadas, enriquecedoras, en las que el estres ha quedado a un lado porque Juanjo Garbizu transmite emociones, describe impecablemente su entorno y muestra la belleza de montañas, bosques o riachuelos cuando quedan lejos de la contaminación y depredación de que los humanos somos responsables.

Y hay algo destacable en las letras de Juanjo Garbizu: No hay moralina ni adoctrinamiento, solo una filosofía de vida y las distintas sensaciones que sus experiencias le reportaron, le siguen reportando y comparte con nosotros.

Si algún libro pudiera etiquetarse como "bonito", uno sería este, sin dudarlo. Es posible entrar en sus hojas sintiendo que se ha llegado a un remanso de paz y esa sensación perdura. "Slow Mountain" es una de esas obras que volveré a leer, estoy segura. No hay aquí una trama que seguir ni un misterio que desentrañar, pero sí una lectura relajante, que rezuma poesía en la mayoría de sus páginas y actúa como un bálsamo.

Pilar López Bernués