Sinsonte

Opinión:

Para gran alegría de los lectores españoles, la editorial Impedimenta ha editado uno de esos libros imprescindibles, muchos años buscado y, por si esto fuera poco, en versión íntegra. "Sinsonte" es una de las novelas más míticas de ciencia ficción de nuestro tiempo. Una obra abarcadora y coral, con multitud de otros géneros cruzándose entre sí y amalgamándose dando lugar a una historia exquisita, brillante y conmovedora, de las que se quedan con nosotros para siempre.

Siendo amantes de novelas futuristas deseamos encontrar un futuro grandioso donde el humano haya logrado la paz consigo mismo, sea inmortal, rodeado de gran tecnología, logrando subir hasta las estrellas. En esta lectura no vas a encontrar eso amigo lector. Nuestro planeta es un lugar distópico envuelto en una atmósfera lúgubre, con los robots como la principal fuerza laboral y los seres humanos reducidos a una sombra de sí mismos, consumidos por el placer instantáneo de las computadoras y las drogas. Es tal el enganche al narcótico que se olvidaron de crear arte, escribir libros, ni siquiera practican sexo, no habiendo niños. Ante este caos, la mayoría no soporta vivir esa realidad diaria y terminan quemándose vivos. Fijaros bien en este detalle, así como en la novela distópica Fahrenheit 451 del escritor estadounidense Ray Bradbury, allí se quemaban los libros, aquí son las propias personas las que se prenden fuego, sintiéndose ignorantes y sin ningún valor.

Muy bien escrita, usando una prosa cruda, sin concesión, dentro de un ritmo tenso capaz de mantenerte enganchado, los diálogos se sienten creíbles. Ambientada en una decadente América, principalmente en la ciudad de Nueva York. Estamos ante un escenario en el cual nos encontraremos con el eterno dilema moral de la inmortalidad en la piel de un sabio robot llamado Spofforth, decano de la Universidad. Él anhela morir, pero lo programaron para ser inmortal. Su maldición es poseer una inteligencia humana y sufre ver ese día a día en el que todo languidece y se extingue a su alrededor. En su vida se cruzarán dos humanos que buscan su camino en una sociedad completamente hastiada.

Al principio intuí que el robot iba a ser el eje de la novela, y no lo fue. Este papel recae sobre el intelectual Paul Bentley, que nos cuenta todo en primera persona. Aprendió a leer viendo películas mudas, llevándole a adentrarse en el mundo de los libros cuya lectura lo transformara, con ellos comprenderá lo solo que se siente, al igual que le pasa al robot. Todo dará un giro cuando conozcan al tercer personaje: una chica rebelde llamada Mary Lou que observa serpientes en el zoo de Brooklyn.

A través de estos interesantísimos tres personajes, pero más concretamente en los dos humanos que representan el arquetipo de Adán y Eva en este universo, en el sentido de que ambos saldrán a la vida juntos, ahondaremos en la futilidad de la vida, en cómo al mismo tiempo de la propia tristeza puede surgir una duda universal que nos saque adelante en busca de la respuesta...  Por supuesto tendremos ecos de Huxley, de Bradbury, pasando por Philip K. Dick y su culto a las drogas psicodélicas, aunque "Sinsonte" va mucho más lejos: es un canto a la vida, una metáfora del mundo actual sin filtros, despiadada y mordaz. Puedo decir que es una novela de las grandes, importantes, en el cual el género pasa a ser una cuestión menor. Maneja los tropos de la ciencia ficción clásica porque tiene lugar en un futuro lejano con robots. Pero es una obra profunda, emocionante, que aborda temas trascendentales e imperecederos como la soledad, el amor, el odio y la maternidad. Además, contaremos con unos protagonistas muy bien desarrollados, con un robot que es más humano que los propios humanos.

Si bien el mundo que habitan Paul y Mary Lou está deshabitado, sus aventuras generarán sentimientos desafiantes en los lectores que se identifiquen con ellos. Ambos protagonistas nos enseñarán que lo mejor de la vida es lo más simple y que todo nuestro mundo puede borrarse de un plumazo de un día para otro, por lo que debemos, más que nunca, disfrutar el presente. Pero por encima de eso Walter Tevis nos recuerda lo importante que es leer porque la obra de nuestros antepasados es nuestro origen, nuestras raíces, el suelo que pisamos.

Magnífica novela, de culto, este es uno de esos escasos libros en que el lector lamenta haber terminado la historia.

Imprescindible.

Violeta Lila