Saludos nada cordiales

Opinión:

Abres el buzón. Esperas encontrar facturas o publicidad porque hace mucho que se perdió la bella costumbre de escribir cartas. Encuentras un sobre y, al abrirlo, te sobrecoge una mezcla de enfado y desasosiego: descubres una postal con una única frase, de remitente anónimo.

Es la primera carta de muchas que irán despertando el recelo entre los habitantes de la isla. La tensión alcanzará su cota máxima cuando llegue la carta de una joven que murió hace años. ¿Es una broma macabra o la joven no murió realmente?

Christophe Carlier nos va mostrando página a página cómo la pacífica convivencia en la isla se va transformando en un hervidero. Las sospechas y confabulaciones llegan a tal punto que las madres, por precaución, prohíben a sus hijos jugar en las calles.

El libro, calificado por la editorial como "cozy mystery", está bastante alejado de los clichés del thriller. Es más bien un exhaustivo análisis psicológico tanto de los receptores de los anónimos como del autor de los mismos, ya que en la segunda parte del libro es el propio remitente quién nos cuenta por qué ha decidido enviarlos y qué le ha llevado a elegir a sus "víctimas".

La trama, diferente y original, nos muestra cómo se transforma una apacible convivencia cuando alguien decide salpimentarla con una pizca de malicia.

Ana G. Aranda