Un verdor terrible

Opinión:

La estructura de este libro es peculiar, aunque eso no lo percibí hasta rebasar la mitad del libro. Mientras iba avanzando con la lectura, pensaba que cada capítulo abarcaría un tema con sus derivaciones; así ocurre hasta llegar a la parte dedicada a la física cuántica, desde ahí hasta el final son historias relacionadas con cómo aparecieron y se desarrollaron sus conceptos.

Tal como me ha parecido después, los primeros capítulos buscan atraer la atención hacia temas que puedan despertar la curiosidad del lector, introduciéndole de manera paulatina en mayores complejidades, que de primeras le hubiesen alejado.

A partir de ahí, será el propio interés del lector, además de sus intereses y su formación, lo que le guíe por las historias que va desarrollando el autor, que tiende a mostrar el lado humano, mejor o peor, que hay de todo, de los científicos nombrados y cuya contribución fue capital en los temas incluidos.

El primer capítulo, "Azul de Prusia" empieza con pigmentos sintéticos, derivando luego hacia fertilizantes y venenos, incluyendo aquí los gases venenosos utilizados en la Primera Guerra Mundial.

Luego llega "La singularidad de Schwarzschild" con una solución a las ecuaciones de la teoría de la relatividad general de Albert Einstein. Ahí, además de las vicisitudes vividas por Karl Schwarzschild, aparece el concepto del título, conocido popularmente como agujero negro.

El siguiente capítulo, "El corazón del corazón", es pura matemática, que llega a la abstracción completa. Entre Shinichi Mochizuki y Alexander Grothendieck me han mareado de tal manera, que he recorrido el capítulo bastante perdido. No es que me consuele leer que muchos matemáticos tampoco comprendieron sus soluciones a la conjetura abc, puesto que para mí es un problema incomprensible de mil demonios.

Ahora es cuando llega la parte de la física cuántica, "Cuando dejamos de entender el mundo", que ha sido para mí la parte más apasionante del libro, tanto por las historias entrecruzadas de sus protagonistas, como de las mismas descripciones cuánticas. Es una gozada tal como lo cuenta Benjamín Labatut, hay momentos en que el lector se introduce tanto en la teoría de la física cuántica y sus consecuencias que, como me ha pasado a mí mismo, le dará igual que el gato esté vivo o muerto, a fin de cuentas, su estado de incertidumbre no afecta la asimilación de los conceptos.

Realmente, "Un verdor terrible" me ha parecido, aunque contenga algún tema de difícil comprensión, un magnífico ejemplo de divulgación científica, del que seguro que el lector aprovechará bastante material.

Selin