Roma y viceversa

Opinión:

"Roma y viceversa" es la treceava entrega de "La risa floja", una colección de libros donde el humor campa a sus anchas en unas historias que pueden ser un tanto surrealistas, más que nada porque desbordan imaginación y trastocan los esquemas de la normalidad, que de eso es de lo que se trata, de reír con unas tramas tan alocadas como bien desarrolladas.

En esta ocasión, Miguel Sandín es el conductor de esta disparatada historia, que va dando saltos por el tiempo como si fuesen charcos en medio de la calle. De las cuadrigas no, esas sí que no las conduce, que para eso ya están ese ectoplasma cachondo llamado Ulises y el propio emperador romano Nerón, personaje importante en la trama y que guarda alguna que otra sorpresa.

Junto con Ulises, ese ectoplasma llegado de un planeta en las quimbambas, el otro gran protagonista es Marcelo Mayoral, un profesor de Historia Antigua, que verá cumplido su sueño de vivir el esplendor, también unas cuantas miserias, de la Antigua Roma, pasando de una vida rutinaria y aburrida, tal como él mismo reconoce al principio, a codearse con lo más granado del Imperio Romano.

Si eso ya estaba bien, luego la acción adquiere un nuevo personaje, ya que, después de una accidentada visita al final del Imperio Romano, vuelven acompañados de una esclava, Rut, que en seguida se integra con ellos. No es que acabe mandando, pero todo sale mejor cuando le hacen caso a ella, en parte porque por algo es natural de esa época y sobre todo por su apropiado punto de vista femenino.

Una peculiaridad de esos libros, que ya mencioné en el anterior, es que un pez de plata, que es el logo identificativo de la editorial, aparece en una de las páginas, algo que para descubrirlo necesita de una lectura atenta.

Lo cierto es que abunda el humor grueso, que hay ocasiones en que es escatológico, ya que la narración consigue que se lleguen a sentir los exquisitos aromas, entiéndase la ironía, que llenan el ambiente de la Subura o los que se desprenden de la Cloaca Máxima. No obstante, también es cierto que en épocas de escasez de papel higiénico, tal como ocurrió no hace mucho, la costumbre romana de utilizar una esponja húmeda después de aligerar el vientre puede ser muy interesante, aunque la verdad es que, personalmente, preferiría que su uso fuese individual y no colectivo.

Me he divertido mucho con "Roma y viceversa" pues, además de los retazos históricos que vienen bien para situarse en aquella época, la trama tiene un desarrollo muy jugoso con sus saltos temporales, la extraña biología de Ulises y las anécdotas, meteduras de pata incluidas, de sus protagonistas.

Selin