Las llamas de la secuoya

Opinión:

Qué escenarios, qué problemas y qué atrocidades quedan por contarse dentro del género que llamamos ciencia ficción, tan querido para muchos de nosotros. Creo que, con una mano en el corazón, la mayoría de los asuntos y situaciones imaginables han sido ya abordados en miles de películas, libros y videojuegos, por mencionar sólo algunas de las plataformas disponibles actualmente. Esto debería entristecernos, ya que vivimos ávidos de nuevas aventuras en futuros lejanos, distópicos y apocalípticos, y la verdad es que a todos nos gustan, en mayor o menor medida, esta clase de historias. Y mucho más a partir de la pandemia de coronavirus, que parece arrancada directamente de las páginas de una de estas novelas.

José Luis Vélaz nos trae "Las llamas de la secuoya", una novela postapocalíptica que bebe de infinitas fuentes del género, aunque nuestro autor consigue darle su propia impronta. Usó para ello un lenguaje sencillo al que tal vez le faltó algo de fuerza, se siente para mí demasiado tranquila, incluso en los momentos más álgidos. Sus diálogos son simples, pero creíbles.

Nos encontramos dentro de un paisaje del Apocalipsis realmente duro, con rebeliones violentas acompañándose de atentados. Se perdió el control del diálogo o consenso posible, cada día que pasa no hace más que confirmar que la destrucción total de la sociedad tal como la conocemos, es inminente. Pese a lo dramático de la situación, parece que no todo es muerte y decadencia: el ser humano ha creado a otros seres, jugando a ser Dios, y el resultado han sido unas criaturas humanoides idénticas a las personas. Y si algo es parte de la naturaleza humana y seguirá siéndolo, es el odio por el que es diferente. Es por esto que en medio del caos imperante surge un grupo terrorista que se dedica a eliminar a los humanoides.

Nuestro protagonista principal, Antonio, salvará a una mujer llamada Alba, esto desencadenará un enfrentamiento entre cierta hermandad y una secta que defiende la supremacía de los humanos. Viviremos aventuras al estilo de Blade Runner, en la que evidentemente Vélaz se inspira en sus descripciones. Una carrera contra el tiempo, a muerte, mientras somos testigos del amor (¿imposible?) que nace entre dos protagonistas muy distintos, pero mucho más parecidos de lo que ellos mismos creen.

El suspense y corazón de esta historia será saber cuál es la verdadera misión que deben cumplir los humanoides en este planeta, mientras presenciamos momentos surrealistas de los que será protagonista un profesor de matemáticas. Entre medio sabremos de unos extraños sueños que invaden la mente de Antonio que le hace dudar sí lo que vive es real o virtual.

Una historia que nos deja más dudas que respuestas. ¿Qué espera a nuestra raza en un futuro en que la vida en este planeta estará virtualmente agotada? ¿Podemos crear seres iguales a nosotros que finalmente perpetuarán nuestra especie en el cosmos, como viajeros galácticos llevando nuestra semilla allá donde vayan, en medio de las estrellas? Y sobre todo, ¿puede un humanoide sentir el mismo amor, e incluso más que el que siente un ser humano por otro?

Le hubiera venido bien más impulso narrativo, aun así, se deja leer.

Violeta Lila