La cara norte del corazón. Baztán 4

Opinión:

La trilogía de Baztán, que para mí es más que recomendable para quienes disfruten con la novela negra, el suspense, el terror cuando eres un niño por culpa de una madre enfermiza y malvada, y los asesinos en serie, se convierte con este libro en algo más. ¿Quizás una serie a partir de ahora? Si fuera así yo le haría dos recomendaciones a la autora: los libros no hacen falta que sean tan largos (de verdad, podía haberse evitado bastantes páginas e ir más al asunto), y sería ideal que se centrara o explotara más la infancia de Amaia y, sobre todo, las salidas nocturnas de su terrorífica madre.

En esta ocasión los ambientes se centran en Elizondo, en el Baztán y en su bosque, pero principalmente en Nueva Orleans donde se desarrolla la casi totalidad de la historia. A Baztán regresamos cuando en algunos capítulos intercalados volvemos a la infancia de Amaia y ese tiempo que estuvo perdida. Respecto a esto, yo esperaba algo más sobrenatural -y un poquito tiene, al menos mitológico, pero elevado a la mínima expresión-; si acaso se ve presiente algo más sórdido. Conocemos mejor, dicho sea de paso, la relación con su padre y de hecho qué tipo de padre fue.

Aquí también conocemos la historia, o al menos parte de ella, del agente Dupree. Y, muy importante, aunque el equipo lo formen varios agentes (tanto policías de Nueva Orleans como agentes del FBI) lo que conocemos muy bien es la devastación del huracán Katrina y cómo pone de difíciles las cosas a los investigadores. Además, Amaia está centrada en la búsqueda del asesino al que llaman "el compositor", pero Dupree esconde algo más, busca otra cosa que ella no sabe y con lo que acabará muy shockeada.

Si tengo que ponerle un pero -al margen de lo largo que me ha parecido (confieso que leí la mitad y seis meses después la otra mitad)-, ése tendría que ver con la intuición de Amaia y que sin poner ni una sola objeción, el agente Dupree ordene que se le haga caso en todo lo que opine y se tenga que trabajar con sus hipótesis, porque si bien al principio puede haber relación, por el camino la propia Amaia duda de su propia teoría y acaba ocurriendo algo más que desemboca en otra investigación con la agente Tucker. Debo confesar que al final no tenía excesivamente claro si el tipo que investigaba Tucker era el mismo que investigaban Amaia, Dupree, Johnson y Charbou porque hablamos de "tipos" y por tanto varios nombres. De hecho el perfil psicológico y la rápida hipótesis de Amaia es muy arriesgada, y que TODO dependa de un desastre natural para que la masacre ocurra, es bastante increíble, pero no por ello, si no porque tienen que coincidir ciertos elementos familiares en los asesinatos del asesino en serie. Resumiendo: El modus operandi del asesino no me convence, es demasiado complejo pero depende absolutamente de la suerte y del azar por mucho que intente estar informado y llegar a tiempo: las variables son una catástrofe natural como un huracán y una familia que tenga x componentes muy concretos, y estar a tiempo en el momento adecuado. Creo que no creerme esta parte de la historia perjudicó la lectura, pues la tuve seis meses parada.

No obstante SÍ lo recomiendo, y lo hago porque la novela no es solo esa trama; además, si una cosa hace bien Dolores Redondo es describir -y por tanto hacernos ver- situaciones muy complicadas y sentimientos que embarcan vidas enteras.

Es interesante, también, conocer acerca del vudú -aunque muchos ya sabemos de lo que habla habrá quien no conozca la historia del Barón Samedi, por ejemplo-, pero más aún el síndrome de Cotard (que yo sí conocía, pero que la descripción de Dolores aquí es brutalmente horrorosa). Puedo decir sin despeinarme que esta historia en particular sufrida por una joven llamada Médora es, para mí, sin lugar a dudas, lo mejor de todo el libro. La descripción que hace de la chica que desapareció hace años reconvertida en lo que Dolores Redondo nos describe en la novela es terrorífico e hipnótico. También tenemos la figura del traiteur, muy interesante.

En la novela aparecen otros personajes como Nana, una viejecita de Nueva Orleans relacionada con Dupree, o los policías Bill y Bull (aunque suene a broma), o la agente antes mencionada (Tucker), y por supuesto otros que aparecen cuando tienen que aparecer: en la investigación, por lo que son importantes en el momento en que se necesitan. Y una sorpresa: por lo que había leído en la trilogía de Baztán suponía que Amaia y Dupree habían tenido algún rollito amoroso pero resulta que algo hay y no es con él. Gracias por la sorpresa.

No quiero terminar el elenco sin mencionar a un personaje muy interesante, un perro: Ipar. El perro protector ante una extraña mujer que pretende secuestrar a Amaia cuando es una niña es de lo mejor aunque solo salga en dos ocasiones y yo apostaría a que si hubiera otra parte está tendría que ver con las salidas nocturnas de su madre y cierta extraña gente, porque aquí se queda corta. Además, con el misterio de los personajes mitológicos de su tierra pasa de puntillas, y ambas cosas podrían haberle dado mucho juego. Si hay más de Amaia Salazar que no se olvide de esto porque es el extra que nos suele enganchar a los que queremos algo más que una investigación.

"La cara norte del corazón" de Dolores Redondo abarca varios géneros y temas: la parte policíaca y por tanto investigación con tiros, secuestros, muertes…, mucho drama, calor extremo, caos y destrucción tras un huracán, la miseria, la pestilencia, el aislamiento, la solidaridad (a veces), terror, una infancia horrible que vuelve una y otra vez, mitología, masacres, asesinos rituales, psicópatas por tanto… Muchas cosas que pueden entretener horas y horas dado que son casi setecientas páginas. Al final ha valido la pena haberlo leído.

Anika Lillo