Justo antes del final

Opinión:

Estamos ante el relato sobre la vida de la madre del autor contado como una crónica anual desde el año 1947, fecha de su nacimiento, hasta el 2014, fecha de su fallecimiento, y a través del cual pasamos por los hechos de su vida más recordados por ella misma, mientras los rememora con su hijo, postrada en una cama al final de sus días. Esos recuerdos en forma de una larga conversación entre ambos quedan plasmados capítulos a capítulo a través de la lupa del narrador que es nada menos que su hijo, a los que va añadiendo las voces de otros miembros de la familia, y a su vez, los entremezcla con una mini crónica de algunos de los acontecimientos sociales e históricos relevantes del momento, con especial foco en aquellos relacionados con los avances en la salud mental, tan presente en la vida de sus familias. (Como anécdota curiosa descubrí en estas mini crónicas que la muñeca Barbie está inspirada en una agente alemana de las SS).

Es una historia familiar con algunos episodios tremendos que, además, se enfatizan por el carácter no menos truculento de cada uno de los miembros que la componen, los cuales serían también merecedores de un análisis aparte. Solo un breve apunte sobre cada uno de aquellos que formaron parte de ese engranaje, para entender mejor el relato: la mayoría de ellos con circunstancias muy complejas: el hijo, el narrador, aquejado también de problemas de salud mental, quien acompaña a su madre en los últimos días y mantienen una larga conversación para recuperar recuerdos; el padre de la protagonista, reconocido psiquiatra, somete a sus hijos a prácticas abusivas con la intención de corregir su comportamiento, para vencer su propio temor a la enfermedad y sus adicciones; la madre de la protagonista, vacía de afectos a excepción hacia uno de sus hijos, víctima, pero también verdugo de la situación; hermanos y hermanas de la protagonista, algunos de los cuales van cayendo paulatinamente y en sus diversas formas en el límite de la demencia debilitando su salud mental en parte por las violentas prácticas infligidas por su padre y en parte por el desamor, violencia y locura que rezuma la familia. 

La vida de la madre del autor está marcada por el ambiente de esta familia golpeada en todos sus miembros por la figura del padre, un reconocido doctor de enfermedades mentales, que, en cambio, engloba en sí mismo, doctor y enfermo mental (un abusador que utilizaba a sus hijos como conejillos de indias en sus prácticas que rallaban la demencia de quien las practicaba, es decir, él mismo, o sus adicciones hasta perder el control, episodios violentos, etc.) En un libro anterior que tuve la ocasión de reseñar, Estación Delirio, leí lo siguiente: "Nadie puede tener trato con locos durante largo tiempo sin salir ileso". En este caso, ninguno de los miembros de esta familia tampoco pudo hacerlo, quedando impregnada la vida de cada uno de ellos por un halo de demencia que van arrastrando de diversas formas, no siendo menos "nuestra" madre, la menor de los hermanos nacidos del matrimonio.

Es imposible quedarse indemne ante diversos relatos, tales como cuando describe esa especie de vacío e invisibilidad que se adueña de ella en su infancia, siendo rechazada por su madre nada más nacer que, por otro lado, cómo no lo va a tener si era tan "invisible" en aquella casa que no fue registrada hasta que tuvo 14 años, cuando en la escuela exigieron su acta de nacimiento e incluso sus padres tuvieron que inventar la fecha porque no lo recordaban. O como aquel que movida por su curiosidad infantil hizo que descubriera los abusos físicos y psicológicos de su padre hacia su hermano mediano para rectificar su conducta. O episodios de violencia tales como cuando su hermano la golpea hasta partirle las tibias. O la ternura que desprende al lector cuando narra cómo su madre destruye todas las fotografías de la casa cuando queda en una silla de ruedas para no verse a sí misma cómo era anteriormente, y ella, ya de jovencita, cuando se quedara dormida, le haría fotografías para tener imágenes de su madre. Según va creciendo, va siendo cada vez más consciente de que su familia rayaba en la locura, pero en su fuero interno se sentía tan diferente a ellos que se creía a salvo. Se marcha de su casa con 20 años para huir de ese presente, se casa, es madre, y hasta estudia maestría en psicoanálisis y crea una escuela para niños con problemas de aprendizaje; sin embargo, tampoco consigue salir del todo ilesa y también se vería obligada a caminar entre la sensatez de la vida y la demencia de los que la rodeaban, arrastrando sus miedos, soledades y un caos del que se afanó en huir y mantener a raya, pero sin conseguirlo. Incluso su hijo, recordando con ella esos acontecimientos, siente cómo quedó marcada su vida por alguno de ellos y los trastornos, los temores heredados que arrastrará como el resto de la familia. 

Como conclusión, estamos ante como lo denomina el propio autor, "un libro de notas al pie de su madre"; un homenaje de un hijo hacia una madre haciendo un retrato de cada uno de sus años de vida, dándole toda la visibilidad que no tuvo y convirtiéndola en el único centro sin que nada más la ensombrezca ni la empañe. La vida de una mujer hecha a sí misma dispuesta a recuperar los años que, según ella, iba perdiendo en las diferentes etapas de su vida. Un relato en gran medida conmovedor porque desde el comienzo sabemos que estamos ante una biografía novelada, pero real de una persona no tan lejana a nuestros días.

Belén Flores