Entre lo dulce y lo amargo

Opinión:

La historia de amor que nos ofrece Pilar Cabero no es novedosa en sí misma. Dos jóvenes que se aman desde su más tierna infancia, que tienen claro que están hechos el uno para el otro y que todo el mundo ve unidos en matrimonio, se ven separadon por las ansias de saber del hombre, que decide viajar al otro lado de los mares, en este caso para saber más sobre el cacao y poder usar esos conocimientos en su oficio de maestro confitería. Al poco ella se casa con otro hombre sin dar más explicaciones y cuando su antiguo novio regresa, el rencor y el amor olvidado renacen entre ellos.

Pero la pregunta que subyace bajo las páginas es ¿qué le sucedió a María para que en dos meses se casase con Sebastián, su jefe? Muchos de los lectores seguro que ya intuirán por donde irá la solución a esta pregunta, ahora sólo queda esperar a descubrir cuándo lo descubrirá Samuel y cómo reaccionará.

A lo largo de las páginas veremos como fluyen esas miradas que pretenden decirlo todo, pero que no encuentran su destino por el odio y los sinsabores, sentiremos esos roces y silencios impuestos, por no querer decir más de lo que se debe, porque la vida fue así y ahora hay que aceptarla y toca sufrir viendo como la persona amada tiene su lugar con otro ser que no es uno mismo.

Y es que las costumbres de la época son férreas en ese sentido. La mujer está subordinada y supeditada al hombre y aquellas que se alejan del molde son miradas con excepticismo, como le sucede a la tía de Samuel, salvo que tenga mucha abundancia económica. Mientras, el hombre está obligado, y más nuestro protagonista, a ser fiel a sus principios y a su clase, a mantener la palabra dada, aunque en ello le vaya la vida.

Pilar Cabero nos lleva al San Sebastián del siglo XVIII, una época a la que consigue transportar al lector con las maravillosas descripciones de sus calles, sus tradiciones, sus vestimentas y sus costumbres. Es más, sumergiéndonos en sus páginas, hasta se puede sentir el olor del mar y la furia de la naturaleza.

Uno de los aspectos más interesantes es el descubrir como funcionaba el gremio de la confitería y como era el trabajo de puertas adentro. Aunque aquí, tal vez muchas de las lectoras se enojen por cómo era la vida para las viudas de los maestros confiteros, quienes tenían que aceptar a otro maestro en su tienda y en algunos casos se veían abocadas a casarse con ellos, si no querían verse en la calle.

La lectura es amena y entrenida, con un lenguaje sencillo y adecuado a la época y una narración precisa y delicada, que hacer surgir los sentimientos. Sin embargo, bastante de lo que sucede es bastante previsible, aunque en algún aspecto la autora deparará alguna que otra sorpresa para agrado del lector.

Una historia que cautivará y hará sentir a más de uno de los lectores, aunque sientan que ya saben como acabará.

Mila L. Castelo