El reino de los hombres sin amor

Opinión:

Si han leído "Ladrones de tinta" (2004) o "El gabinete de las maravillas" (2006) no tendrán ningún problema en reconocer al protagonista de la última novela de Mateo-Sagasta: Isidoro Montemayor. Si no tuvieron la suerte de coincidir con él, les adelanto que el personaje les va a encantar.

Estamos en el Siglo de Oro, en una época tan llena de intrigas y corrupción que ríanse ustedes de nuestros políticos y sus secuaces. Y en medio de todo ese fragor de estulticia y ambición nos encontramos a Isidoro Montemayor, secretario y amante de una condesa, que ya ha hecho sus pinitos como investigador y como hombre de armas en sus anteriores aventuras. Culto, valiente, pícaro, decidido y diestro con la espada, se ve inmerso en esta ocasión en una trama de contrabando de plata mientras se celebra un intercambio de princesas (una francesa por una española) en la preciosa ciudad de Burgos.

Mateo-Sagasta se esmera a la hora de hacer los deberes, me consta. La ambientación de esta novela es soberbia, así como el trabajo de investigación que se adivina detrás y cuyos resultados nos brinda a lo largo de la trama. No solo en cuanto a los hechos históricos se refiere, más o menos fáciles de contrastar, sino a  todo un conjunto de detalles que consiguen trasladar al lector sin esfuerzo a una época marcada por las costumbres más absurdas que uno pueda imaginar. ¿Quieren una muestra? Pues ahí va: algunos galenos insuflaban humo a los ahogados para revivirlos (solo en agua ¿eh? que para los ahogados en vino el remedio no servía), sin importar que el susodicho llevara un par de horas fiambre.

La pluma de Sagasta es capaz de envolvernos como una hiedra, hasta el punto de que, al cerrar sus páginas, nos encontramos hablando como sus personajes, tratando de vos a los vecinos, y obligándonos a mirar nuestras ropas casi con desprecio, como si no resultaran apropiadas para los tiempos que nos han tocado vivir. Y es que es capaz de meternos tan de lleno en sus historias que, al salir de ellas, nos olvidamos un trozo dentro, como quien pierde una mano en Lepanto o un ojo en la conquista de Roma.

"El reino de los hombres sin amor" no solo tiene un título de lo más sugerente, también la historia que encierra conseguirá cautivarnos, de forma pausada y casi sin que nos demos cuenta. Y cuenta con la presencia de algunos personajes memorables, como sir Walter Raleigh o el conde de Rochefort (de Los tres mosqueteros de Dumas). Como siempre, nos quedamos con ganas de volver a reencontrarnos con Isidoro una próxima vez, y continuar disfrutando de sus muy particulares memorias. 

Pilar Alonso Márquez