El caso de las garras de terciopelo (Perry Mason 1)

Opinión:

Las novelas de Perry Mason enganchan al lector como un satélite a un planeta, no es posible liberarse de su atracción gravitatoria, gracias a su maestría en el suspense y, sobre todo, por su formidable capacidad para sorprender al lector con sus giros narrativos, que dejan sin aliento en una lectura de la que no es fácil soltarse.

Con una cuidada precisión en las descripciones, limpias como la trayectoria de una bala, sin concesiones a detalles superfluos que poco aportarían en su tensión narrativa, nos presenta la escena del crimen y la trama que la rodea como la precisión de un cirujano, donde cualquier dato es fundamental.

Un gesto, un vestido, un local, un trayecto, un diálogo o una simple mirada, sirven para componer ese sofisticado puzle en el que relato va llevando de la mano a un sumiso y entregado lector.

Lo más extraordinario de las novelas de Perry Mason son su credibilidad, su presunción de veracidad, especialmente su intemporalidad, porque la verdadera naturaleza del crimen, sus motivaciones, excusas, trampas, maniobras o escondites, no conocen más tiempo que ese momento en el que la realidad se congela, que podría replicarse en cualquier lugar y momento, presente o pasado, que en manos de Gardner hacen irrelevante su ubicación en un tiempo y ciudad lejanos.

La fortaleza de las novelas de Gardner reside en su protagonista principal, el formidable y carismático abogado Perry Mason, que se enfrenta a casos tan enrevesados como la vida criminal misma, que le obligan a situarse permanentemente en el margen, en el filo, al borde el peligro, rozando la posibilidad de convertirse también en víctima propiciatoria.

Con la ayuda inestimable de su inteligente secretaria, Della Street, capaz con un simple vistazo de intuir el peligro, sobre todo de adivinar la verdadera catadura de quien busca al abogado para pedirle que resuelva una misión tan oscura como imposible.

Los casos de Mason no son los habituales de un simple abogado, siempre son complejos, retorcidos, extremos, que le obligan a trascender el mero papel de letrado defensor para involucrarse en la propia trama, como un coprotagonista arrastrado involuntariamente a la vorágine del suceso.

Una inmersión en los hechos que sortea los giros con los que la trama sorprende una y otra vez, para fascinación de un lector que asiste en permanente tensión a la inesperada deriva del caso.

Uno de los grandes méritos del personaje es su carácter incorruptible en un mundo corrupto, su honestidad a pesar de su intensa implicación en la defensa de un cliente que puede empezar como víctima y acabar como un sospechoso o incluso un criminal. Su sentido de la profesionalidad, de su rigor, de su alergia a los atajos o la indolencia, aunque eso le meta de lleno en el corazón del problema.

Como en este caso de las garras de terciopelo, en el que se reúne la política, el chantaje, la prensa, el crimen y la avaricia, en el que Perry Mason insiste, una y otra vez, en escabullirse de las mentiras y los enredos, de las medias verdades y lo que se oculta, de lo que no se dice o lo que se miente.

Una novela con todos los ingredientes perfectos para una trama que encadena al lector hasta la aclaración final de la trama. Un clásico de las novelas de misterio.

Jorge Riet