El buen hijo

Opinión:

You-Jeong Jeong es oriunda de Corea del Sur y a pesar de graduarse en la Escuela de Enfermería en el año 2000 comenzó a escribir, en el 2007 ganó su primer premio literario y hoy por hoy es una afamada escritora de intriga (llámalo suspense o thriller, si quieres). Como el tema principal de su obra es la existencia del mal -en eso nos parecemos- la editorial nos cuenta que en su país la describen como la Stephen King coreana. Marketing aparte, ahora os voy a hablar yo de "El buen hijo".

Cuando A. J. Finn describió este libro como "laberíntico" no tenía yo muy claro que tuviera razón, quizá porque esperaba varias tramas, subtramas que dieran giros inesperados, etc… pero resulta que el laberinto existe, pero es mental.

El olor de la sangre, abandonar las pastillas que le mantienen bajo un terrible dolor de cabeza y malestar general, nublarse la mente… todo en uno. Yu Jin comienza la novela con un padre, una madre y un hermano. Al poco solo hay una madre y un hermano, pero éste no es el mismo del inicio. El lector encontrará ahí un misterio a resolver dado que no se dan detalles de la muerte del padre o el hermano (solo se menciona el hecho). Todo lo que necesitemos saber para que se vayan desvelando secretos lo sabremos conforme avance la novela, pero mientras tanto nos engañará una y otra vez.

No es una novela tramposa, lo que pasa es que es el propio Yu Jin quien la cuenta, por lo tanto si su cabeza está nublada, si los recuerdos vienen poco a poco, si él está confuso, si él tiene una verdad clarísima ¿qué hacemos? ¿Le creemos y por tanto es una víctima u optamos por no creerle y entonces estamos ante un psicópata?

Ese laberinto mental lleno de confusión se traspasa al lector, pero ojo… la duda al final no está en si es un psicópata o no, sino en si lo era o con una medicación que no debería haber tomado hace algo que no debería hacer y que no recuerda por los lapsus de memoria. ¿Lo véis? Ahí está el juego de You-Jeong Jeong con los lectores a través de las palabras de Yu Jin.

La historia empieza con una pincelada del pasado, sigue con la actualidad (cuando la familia ya ha cambiado y él tiene veinticinco años), y cuando evoca el pasado muy avanzada la novela -hacia el final- conocemos su versión de los hechos, lo que recuerda. Aquí no hay mentiras, simplemente sabemos lo que pasa por su cabeza, aquello que piensa o cree a pies juntillas.

Para completar la trama está He Jin, su nuevo hermano, pues con sus diálogos vamos conociendo detalles, y también aparece un extraño diario de la madre de Yu Jin.

No es, tampoco, una novela que suceda durante un mes o un año, muy al contrario: vamos al ritmo de la cabeza de Yu Jin, porque conforme descubre el asesinato de su madre y lanza sus propias teorías (algunas de lo más surrealistas) las horas van pasando pero él no se queda quieto. A su madre intentan localizarle la tía y He Jin, pero Yu Jin no cuenta nada, y así, conforme pasan las horas, conocemos qué pasa por su mente, qué decisiones toma y por qué las toma, y la lectura fluye sin prisa pero sin pausa.

Es una novela moderna sobre la Corea del Sur actual (en el caso concreto del libro, del 2016), con personajes de hoy, que hablan de Tarantino, tarjetas que son llaves o internet. Es muy fácil imaginar a los personajes y sentirlos como si fueran reales. Aunque no hay que olvidar que la historia es truculenta.

Por cierto, la madre no es la única que muere en esta novela… La policía está investigando un crimen sucedido en el malecón de Incheon, donde viven los protagonistas, así que Yu Jin se sentirá también bajo la presión de una investigación policial. Y todo hay que decirlo: tiene un final redondo... para él.

Anika Lillo

Foto homenaje