El arte de la profecía

Opinión:

"El arte de la profecía" es un buen comienzo para una nueva serie de fantasía ambientado en un mundo dominado por los luchadores de kung fu con habilidades especiales. La magia es por tanto sutil y asociada al ki de las personas, que con suficiente entrenamiento pueden llegar a realizar hazañas extraordinarias.

En este mundo hay también dos sociedades enfrentadas: por un lado tenemos a una más parecida a la China tradicional, con muchos burócratas y una religión basada en su elegido. Por otro lado, una sociedad nómada (con ciudades mecánicas que se desplazan por el entorno) con un líder poderosísimo y una organización basada en tribus y chamanes.

Ambas son muy interesantes y podemos ver sus dos perspectivas, ya que tenemos el punto de vista de Jian y Taishi por parte de la primera, y de la segunda con Sali, una guerrera que ve tambalearse su mundo cuando cae su líder y también tiene peso con capítulos propios. Además, nos encontramos con otro punto de vista, menos frecuente, de un personaje curioso y caótico que pertenece a una secta con unos poderes muy especiales, Qisami.

El libro tiene algún toque de humor y está repleto de acción, con peleas de kung fu espectaculares y narradas de forma muy visual, lo que hace que apenas te percates de lo lento que avanza todo. Ese ritmo lento es porque hay mucha información que aportar sobre el mundo y los personajes, cada uno de los cuales tiene su propio arco argumental (que por supuesto se van cruzando) y psicológico.

El de Jian es el de un niño mimado que de pronto debe adaptarse a la vida de plebeyo y aprender los valores que le llevarán a ser un gran guerrero en el futuro, el de Taishi es el de una guerrera en el ocaso de su vida (a la que le falta un brazo, lo que no impide que siga siendo la mejor) que se embarca en una misión para descubrir la verdad sobre su religión y proteger a su futuro aprendiz, y el de Sali el de una mujer apegada a la tradición que debe replantearse muchas cosas cuando todo se desmorona y asumir un papel de liderazgo que no busca. Los secundarios, por su parte, también tienen su encanto y desarrollo propios, lo cual es de agradecer.

Todo apunta a que el siguiente libro será ya más sobre el entrenamiento de Jian por parte de Taishi, lo cual me parece genial, porque las escenas en las que están juntos me parecen muy frescas. También quedan sueltos algunos secundarios que me gustaría volver a encontrar, y por supuesto el arco de Sali también finaliza en un punto clave. El de Qisami tiene además una pequeña vuelta de tuerca inesperada y algo me dice que también tendrá mucha presencia en los próximos libros, los cuales estoy deseando leer.

Déborah F. Muñoz