El pozo del cielo

Opinión:

Bajo el sugerente título, cabe esperarse una historia cargada de contrastes y metáforas. Y, así es, en ese sentido la obra no decepciona. La autora juega con realidad y sueños, mitos y leyendas, conceptos artísticos y actitudes comunes de vidas corrientes. Cristina Cerezales Laforet se atreve con mezclas difíciles de compaginar y moldea a sus personajes con  perfiles tan diferentes que llegan hasta parecer antagónicos.

El bonito retrato de la portada muestra una mujer dormida o concentrada en recibir un rayo de sol por su ventana, como la protagonista de la novela. Flor o Florinda se vuelca en sentir las caricias del astro avanzando por su piel. Esta actitud, como otras experiencias sensitivas, es mostrada con suma delicadeza y también en primera persona.

Sin embargo, la autora no analiza con excesivos detalles las escenas íntimas, el lector o lectora serán los invitados a endulzar cada secuencia. Esa misma libertad que rige también la construcción de la novela llega imperiosa hasta su final, abierto y sorprendente.

Por un lado, la descripción en primera persona y en presente, atrapa a seguir a buen ritmo la aventura en estrecha unión con la protagonista. No obstante, esos capítulos en primera persona se alternan con los del narrador en tercera y es entonces cuando el ritmo decrece. A mi parecer sobran explicaciones del narrador.  Creo que el personaje de Andrés, o Teseo en otras ocasiones, no se merece tanta atención, su personalidad queda bien dibujada desde el primer momento y su evolución es evidente, siempre acorde a los hechos en los que participa.

El modo suave en que Cristina Laforet tiende los diferentes hilos argumentales y presenta los nuevos personajes, es original, éstos parecen jugar al despiste. A lo largo de la novela se descubren hilos que se enredan, deslían y otros que se deshilachan para flotar en el aire como algunos personajes dispuestos para quien quiera atraparlos e imaginarse, con ellos mismos, otras muchas posibles historias.

Esta novela es posterior a "Música blanca", "Por el camino de las grullas" y "De oca a oca". Además de relatos, Cristina Cerezales Laforet ha dedicado gran parte de su vida a pintar y ejercer como profesora de arte. Son precisamente sus apreciaciones sobre arte las que impregnan de más belleza esta historia de encuentros y desencuentros, que invitan a una reflexión personal y a dejarse llevar por puro entretenimiento. 

Soledad Gallardo Lucena