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remedios contra el amor

Ficha realizada por: Héctor Pascual
remedios contra el amor

Título: remedios contra el amor
Título Original: (remedia amoris, 1 d.c.)
Autor: Publio Ovidio
Editorial: La Esfera de los Libros


Copyright: © La Esfera de los Libros, 2011
Traducción de Francisco Socas
1ª Edición, Septiembre 2011 ISBN: 9788499700731
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Argumento:


Remedios contra el amor  es un compendio de consejos en forma de poemas para resistir los devastadores efectos del amor y el desamor. El libro incluye también selecciones de una obra de juventud de Ovidio, un conjunto de elegías festivas conocidas como Amores en los que se aborda el amor en alguna de sus modalidades y fases.

Opinión:


Algo tuvo que ocurrirle al celebrado y popular autor del Ars amatoria (una guía práctica sobre cómo seducir y llevar a buen huerto, ¡perdón!, quiero decir “puerto”, al objeto de nuestro deseo) para que escribiera su Remedia amoris.
 
En el lúcido prólogo que encabeza está edición, Luis Alberto de Cuenca apunta una hipótesis: Ovidio tenía ya más de cuarenta años cuando escribió estos poemas y quizás buscaba consolarse no de los efectos devastadores de Cupido sino de los igualmente terribles estragos de otra diosa más cruel e implacable: la Edad. Y es que a inicios del siglo I de nuestra era, por mucho éxito literario y pujanza económica que tuviera, un Ovidio de cuarenta años ya no estaba en las mismas condiciones de competir con garantías de éxito en la conquista de la amada que un muchacho de veinte. Y encima, a parte de eso, enseguida le llegaría el destierro a un confín oscuro y remoto del imperio… pero eso es harina de otro costal.
 
El caso es que Ovidio pone su ingenio al servicio de los galanes desengañados. A lo largo de sus poemas caracteriza al amor como un incendio voraz, un árbol de malas raíces o un navegar por un mar incierto y peligroso. Sin embargo es otra la metáfora central sobre la que el poeta construye los arbotantes de su prontuario: el amor como enfermedad. Así Ovidio se convierte en el médico sanador que ofrece con sus poemas-receta los jarabes, remedios y, en ocasiones, amargas medicinas para curar a los enfermos de este mal tan devastador como abundante.
 
Con imágenes poéticas sencillas, exquisitas y a menudo irónicas, Ovidio sugiere por ejemplo que nos mantengamos entretenidos con otros quehaceres, que busquemos refugio en la caza, los viajes, los amigos, la naturaleza o las faenas agrícolas (los ritmos del campo son una metáfora del paso del tiempo que todo lo cura) para no pensar en esa “amiga ingrata” que nos ha rechazado. Si esto falla: alístese usted al ejército que no hay mejor forma de responder a las flechas de Cupido que con flechas de verdad. Quemar las cartas que el puño de la amada nos escribió en los meses de felicidad, romper sus retratos, evitar los lugares y escenarios en los que floreció el romance, mantenerse alejado de los teatros y no abrir (¡totalmente prohibido!) un libro de poemas de amor son otros de los consejos cargados de sentido común pero finamente engastados en poesía que se nos ofrecen.
 
Si estos remedios suenan trillados, aquí hay algunos menos ortodoxos: darle un repaso exhaustivo a los defectos de la amada, espiarla recién levantada (que es cuando más feos y reales somos todos) antes de que los afeites y potingues y cremas oculten sus fallas, o, si todavía no nos ha abandonado pero queremos sustraernos a los efectos nocivos de su encandilamiento, fornicar con ella en la postura que nosotros creamos menos le favorece. Abre de par en par las ventanas, que entre la luz, dice Ovidio en un desternillante capítulo titulado “Menosprecio y fealdad de la coyunda”, y así podrás notar la fealdad de sus partes a la luz de día. Y si esto no basta, sugiere Ovidio al tiempo que niega estar sugiriendo tamaña indecencia, escóndete bien tapado mientras tu amiga hace sus necesidades y verás lo rápido que se esfuman de tu mente las brumas rosadas de la adorada Venus.
 
Yo, personalmente, me quedo con dos consejos clásicos y certeros. Primero, con aquel que afirma que “los muchos amores curan el amor”, interpretación elevada del típico “para sacar un clavo no hay mejor que otro clavo” con la salvedad de que Ovidio invita a que repartamos nuestro afecto entre dos o más amigas. Y segundo, la admonición que nos advierte sobre el poder doble del vino y nos dice: “O no cojas ninguna borrachera (porque el poco vino predispone los ánimos para el amor) o coge una tan grande que ahogue tus pesares: malo es si por acaso te quedas a medio camino”. 
 
Héctor Pascual

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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