Recuerdos y olvidos (1906-2006)

Opinión:

Cuando un narrador nato como Francisco Ayala (1906-2009) emprende unas memorias, lo primero que uno puede esperar es, naturalmente, una prosa de calidad. Detalles mágicos contados por la mirada de un novelista, que como ya sabemos puede hacer especial el recuerdo más rutinario: el paso por el colegio, los primeros amores, la vida doméstica, las reuniones con otros autores, la vida. Como también es normal en este tipo de textos autobiográficos, lo que en ella se selecciona y detalla es caprichoso, personal. No hay un plan metódico y ordenado, sino un afán por contar lo que para cada autor es pertinente. Por eso las autobiografías son tan importantes por lo que dicen como por lo que callan, y hay toda una ciencia en la selección de materiales. El escritor granadino no es una excepción. Sabemos mucho sobre Ayala leyendo "Recuerdos y olvidos", pero sobre todo encontramos al autor en movimiento, con la maquinaria narrativa puesta en marcha, igual que en cualquier otro discurso. La solución a por qué ocurre así es sencilla: para un escritor un texto es siempre un texto, un material que se puede modelar, estirar y trabajar para ofrecer al lector la experiencia que uno quiere. En esta colección de memoria de Francisco Ayala que remató poco antes de dejarnos, encontramos toda su peripecia vital, que recorre muchos lugares, aunque tampoco es trepidante. Algo así como sus textos, que son vigorosos y reposados a un tiempo.

Alguna vez he leído (creo que en la escritura de Françoise Morcillo, que en su momento dedicó un buen artículo a la obra, llamado "El arte biográfico de Recuerdos y olvidos, de Francisco Ayala") que una autobiografía no pretender atesorar el tiempo, sino la memoria, y eso hace que el  resultado sea más personal de lo que pudiera pensarse de antemano. El que ahora reseño es este tipo de libros.

Dividido en cuatro partes ("Del paraíso al destierro", "El exilio", "Retornos" y "De vuelta en casa"), fue originalmente publicado en este formato completo en 2006, y ahora vuelto a poner en librerías en una tercera edición.

Ayala se vuelve en "Recuerdos y olvidos" un escritor de imágenes, y a lo largo de la obra los pasajes biográficos van acompañados de símbolos y hechos personales que sirven como trampolín mental para alcanzar cada uno de los aprendizajes que el autor granadino entendió como grandes hitos en su longeva vida. El escritor, como narrador, siempre fue un artista sólido, de un regusto cervantino muy bien tallado, pero no un gran seductor de lectores. Su biografía transita el mismo camino, se disfruta, pero no puede esperarse de ella un atractivo mayúsculo. Releyéndola, yo he vuelto a vibrar sobre todo con la infancia del escritor, porque ya se sabe que no hay un territorio más bello en literatura que el de los primeros aprendizajes en el arte y en la vida.

Una recomendación evidente para quienes disfrutan de las autobiografías y los incondicionales de Francisco Ayala.

Rafael Ruiz Pleguezuelos