Que viva el rey

Opinión:

El flamante subtítulo en la portada de la novela, da cierta cuenta de lo que guarda en su interior, aunque tampoco es que sea una sorpresa mencionar algo así como "Estupidez y corrupción en el Estado de partidos", pues día sí, día también, los políticos parecen empeñados en darle la razón.

Para ser una novela de política-ficción, lo cierto es que está muy bien anclada en la realidad actual, tanto en ese ámbito como en el social. Incluso con las referencias a la ley sálica, que ahí han estado sembrados, porque me da a mí que, quien más quien menos, hay bastante personal que tiene el convencimiento de que sigue vigente, en parte por comodidad, pero también porque la asignatura de Historia de España tiene bastantes carencias, sea por las peculiaridades geográficas, sea por los planes de estudio, que en ambos casos vamos de mal en peor.

Tras un principio de índole local para ir entrando en calor, pronto aparecen los personajes que van a tener un papel importante, como un presidente del Gobierno con pocas luces y que cada vez que departe con el rey se siente ninguneado cuando el cambia el nombre de pila, Pablo, por Pedro, que no sé, ni por asomo, en quién estará pensando. Por otra parte, este rey nuestro, por decir algo, también es otro zoquete de cuidado que solamente piensa en sí mismo y en dejar bien atada su sucesión, caiga quien caiga y sin que importe para nada el follón que representará cambiar la Constitución (votación, disolución de las cortes, elecciones, nueva votación y referéndum) cuando no hacía ninguna, ya que el texto no lo precisa.

Pero como a los políticos hay pocas que les importen más allá de lo que puedan sacar para ellos mismos, todo eso les viene al pairo, que lo importante es sacar tajada. Sin contar con que, las buenas palabras en la cara, enseguida se transforman en puñaladas por la espalda contra todos los posibles rivales.

El desenlace está muy a tono con la realidad social más actual, sobre todo con algunas novedades legislativas de esas que quedan muy bien de cara a la galería y a la prensa afín, pero que no tienen en cuenta la individualidad de las personas.

Tal como me ha parecido, "Que viva el rey" es una novela para leerla pensando en lo que nos está tocando vivir, sobre todo por los despropósitos de los políticos, que al menos tendremos aseguradas unas buenas risas, lo que vendrá muy bien.

Selin