Pelayo Quintero

Opinión:

Esperaba mucho más de "Pelayo Quintero. La aventura de un pionero de la Arqueología en España y Marruecos a principios del siglo XX". El título sugiere aventura y una biografía apasionante, pero lo que encontramos en el interior está, sobre todo, enfocado a la faceta de gestor del patrimonio que desarrolló Pelayo Quintero, sin profundizar en ninguna de sus otras interesantes facetas.

Se nos dice en varias ocasiones que fue un adelantado a su tiempo y que marcó un antes y un después en el mundo de la arqueología, pero no se especifica en ningún momento qué le hizo ser tan adelantado, qué es lo que había en su época y cómo cambiaron las cosas gracias a él.

Sí se nos habla, repetidas veces, de que hizo trabajos en distintas ramas y en sus esfuerzos por divulgar, pero nuevamente sin ejemplos concretos. Sabemos que estuvo en expediciones arqueológicas de distinta índole, pero no se detalla en cuáles o qué descubrieron en ellas. Sabemos que publicó numerosos trabajos, pero no qué fue lo novedoso que aportaron dichos trabajos a la literatura del tema. Sabemos que fue un hombre de carácter y que tuvo roces con la élite académica de la época, pero muchos de dichos roces se pasan por alto. Sabemos que fue un personaje eminente y que llegó a estar invitado en la boda del rey, pero ni rastro de detalles sobre esa faceta algo más personal ni de su vida pública más allá de sus trabajos académicos.

En lo que sí hay profusión de detalles es en su faceta como gestor de museos y del patrimonio. Aquí sí que se dan abundantes datos y, a veces, encontramos repeticiones de la misma idea en varios sitios, a veces casi con las mismas palabras. Todo en un estilo un tanto farragoso, con frases tan largas que, cuando las acabas, no sabes de qué iban al empezar.

Por eso diría que es un libro para los que estén interesados en la gestión del patrimonio artístico y cultural, pero si buscas la biografía de un pionero y conocer más sobre sus aventuras y una vida que sin duda fue fascinante, no lo encontrarás en este ejemplar.

Déborah F. Muñoz