París es Azul

Opinión:

Todos estamos hechos de historias. Las que contamos, las que nos contaron y las que nos han construido. Los recuerdos a menudo son acontecimientos del pasado que nos narramos para crear un hilo que nos permita acceder a ese yo que fuimos y que no podemos recuperar. Sin embargo, a veces el hilo que une pasado y presente no es sólo imaginado, sino que está en nuestro cuerpo, en forma de herida, externa o interna, a veces cerrada, a menudo abierta, y marcada en la piel. También hay historias en esas marcas, en las manchas, en cada uno de los caminos que hemos recorrido y que nos han dibujado en la piel. Y a menudo esas historias se cuelan en las que escribimos. Algo así ocurre en este "París es Azul" de Muriel Villanueva, pues, como ella misma explica, hay cosas propias que se cuelan entre la ficción, algo vivido que se mezcla con lo imaginado.

Todos hemos sido adolescentes. Todos sabemos lo que es tener un primer amor. Azul también. Sabe lo que es creer que es el único, el más importante, el que quizás dejaste escapar, el que apartaste de tu lado… Las historias de amor, por mucho que intentamos decorarlas, al final hablan de algo que todos conocemos. Y ahí está la gracia: que al explicarnos los pensamientos y las actitudes de esa adolescente con dudas sabemos de lo que habla. Es ficción, pero nos resuena. También nos resuena lo que ocurre en esa cabeza adulta, rota por una pérdida y por una sensación de no saber amar o dejarse amar. Y creo que esa es lo mejor de esta historia: que nos cuenta algo muy sencillo, pero lo hace desde una naturalidad que resulta sincera. No es una chica perfecta, ni tampoco imperfecta. Es. Como también es todo lo que le ocurre. A veces es agradable, otras veces no. Hace cosas que podrían ser juzgadas por algunos como erróneas, pero aquí no hay juicio que valga. Es la vida, nada más.

Y como la vida misma, Azul nos va contando su historia, entrelazando conversaciones, hechos, pensamientos y pasión por la cocina. Hay un orden, pero tampoco es importante, porque los recuerdos normalmente no aparecen por cronología, aunque avancemos por nuestro presente día a día. Encontramos dulzura y dolor, heridas recibidas e infligidas, a veces con intención, otras veces simplemente porque, cuando tienes cierta edad, estás tan perdido intentándote encontrar que no te das cuenta de lo que te llevas por delante o lo que dejas atrás.

"París es Azul" es un homenaje a una ciudad y a una edad, es un viaje personal y tierno, un reencuentro con el pasado que le permite la aceptación de quién es y lo que quiere; es una historia de sanación y de reinicio, de ave fénix que comprende que hace tiempo que ya tiene alas, aunque no sepa usarlas. 

Inés Macpherson