Palas y Héctor

Opinión:

Palas ha conseguido rehacer su vida: se ha convertido en escritora y ha conocido a Bertrán, un chico al que su madre no termina de aprobar. Todo habría sido muy diferente si Héctor, su hermano, no hubiera huido a Inglaterra para poner millas de distancia entre ellos dos. En el pasado, cuando Palas tenía veintitantos años y Héctor aún era un niño de catorce, se enamoraron y mantuvieron una difícil relación que nadie llegó a aprobar. Hacía falta poner distancia y asentar la cabeza: ahora Palas está enamorade de Bertrán y Héctor sale con Kay. Sin embargo, ni Bertrán ni Kay parecen existir cuando los dos hermanos se reencuentran: era imposible olvidar una pasión.

Ha comentado Jo Alexander -seudónimo de la escritora catalana Joana Sánchez Llorca- que toda su obra narrativa indaga en torno a una sensualidad oscura. Quizás en la novela en la que mejor se ve esto es en "Palas y Héctor", donde narra el reencuentro entre dos hermanos que mantuvieron en su juventud una relación incestuosa. No es ese el único punto en el que la autora nos coloca ante una situación en el límite de la moralidad: la dificultad de la relación entre Palas y Héctor se agudiza debido a la diferencia de diez años entre ellos. Con una narración ágil, pero obstaculizada por una falta de continuidad temporal, Jo Alexander se propone violentar al lector con una novela atípica y sentimentalmente violenta.

La ambientación adecuada, repartida entre Barcelona y Londres, contrasta con el desacierto de la nomenclatura: no parece correcto, en la literatura actual, poner nombres tan atípicos a los personajes, como Palas, Héctor, Kay o Bertrán. Considero que es uno de los detalles que más aleja al lector de la trama. Por suerte, la intensidad emocional de la novela avanza in crescendo, con lo cual mantiene la atención del lector hasta el último momento. "Palas y Héctor" es una novela sobre amores prohibidos, pero inevitables; una historia sobre la sensualidad de la sangre.

Darío Luque