No somos parte del mundo

Opinión:

"No somos parte del mundo" es como ha sido titulado el testimonio personal de Soraya Nárez, que ha sido publicado por Ediciones B con una portada impactante, donde se incluye también un subtítulo que ya es en sí misma una declaración: "Mi historia como testigo de Jehová y cómo conseguí escapar hacia la libertad", aunque también cabría interpretarla.

Llegué a este libro por curiosidad acerca de lo que contaría la autora, de cuál sería su versión y cómo la manifestaba; todo filtrado por mi natural escepticismo. Para mí, los Testigos de Jehová son un grupo religioso más, que, como tal, tendrá algunos valores positivos y también aspectos negativos.

Conozco a varias personas que lo son y, hasta ahora, tenía poco más que su versión, más o menos idealizada, pues también llegué a saber de algunos problemas personales, no religiosos, que me daban una cierta información sobre cómo era su vida.

El testimonio de Soraya Nárez me ha parecido coherente y con bastante verdad, además que se adecúa a la percepción que se puede tener de ese grupo religioso, ya sea por sus actividades públicas o por la imagen que presentan en sociedad. También es así la mía, así que no me ha sorprendido nada de lo que expresa en este libro.

Lo cierto es que nunca han hecho proselitismo conmigo, ni tan siquiera quienes predican, que fuese mi mirada o la simple negativa verbal, ya les hacía cambiar de objetivo. Tampoco quienes tenían contacto personal conmigo, precisamente por ese conocimiento cercano, donde cualquier intento llevaría, si no al fracaso, a que tuviesen sus propias dudas.

Si bien sus palabras son certeras y muestran muchas de las incoherencias en las que incurre el discurso dogmático de los Testigos de Jehová, aun así se le escapa alguna, en la que no cae, como es la relación de la comunidad con ese Armagedón tan esperado, pero que siempre se sigue alejando en el tiempo, porque no les tendría que importar mucho morirse sin verlo, pues serían resucitados directamente.

También hay una serie de detalles, que analizados en su conjunto, muestran la debilidad de la organización, que le puede ir bien en tiempos de crisis, cuando hay personas que pueden ser captadas con facilidad, precisamente por sus problemas personales y emocionales; pero que pierde adeptos cuando hay problemas de verdad, como fue el confinamiento por el Covid.

Respecto a esas acusaciones de abusos sexuales a menores, considero que muy bien pueden ser ciertas, pues la reglamentación de los comportamientos personales y los procedimientos de resolución de conflictos, otorgan muchas posibilidades de que así sea, sobre todo por el ascendiente de los miembros, con su aura de autoridad y sabiduría, sobre esos mismos menores.

"No somos parte del mundo" me ha resultado un libro muy interesante, mostrando una realidad que permanece oculta para los "mundanos" (todo aquel que no sea testigo de Jehová), pues su funcionamiento sectario, con el aislamiento de sus miembros de lo que acontece en el mundo, consigue que la única fuente de información sea la que procede de las altas instancias de la organización.

Selin