Anika entre libros

Los ojos de Mona

Ficha realizada por: Belén Flores
Los ojos de Mona

Título: Los ojos de Mona
Título Original: (Les Yeux de Mona, 2024)
Autor: Thomas Schlesser
Editorial: Lumen
Colección: Lumen Narrativa


Copyright:

© 2024, Editions Albin Michel, Paris.

© Photo: todos los derechos reservados para todas las fotografías

© 2024, Penguin Random House Grupo Editorial, S.A.U.

© 2024, Lydia Vázquez Jiménez, por la traducción

Traducción: Lydia Vázquez Jiménez
Ilustraciones: Color
Edición: 1ª Edición: Marzo 2024
ISBN: 9788426426970
Tapa: Blanda
Etiquetas: familia aprendizaje arte contemporánea drama filosofía Historia narrativa literatura francesa novela pintura secretos pintores ceguera emociones crecimiento sentimientos museos abuelos y abuelas relaciones familiares identidad novela literaria libros ilustrados
Nº de páginas: 503

Argumento:

Cincuenta y dos semanas: ese es el tiempo que le queda a Mona, una niña de diez años, para atesorar toda la belleza del mundo. Es el lapso que su erudito y original abuelo se ha dado para descubrirle, cada miércoles después del colegio, una obra de arte antes de que se quede ciega. Así, se disponen a visitar juntos los tres grandes museos parisinos: Louvre, Orsay u Beaubourg (Centro Pompidou), y a zambullirse en cuadros y esculturas con el fin de que su belleza y su sentido filosófico permeen y se inscriban para siempre en lo más hondo de Mona. Mirando a través de los ojos de Botticelli, Vermeer, Goya, Frida Kahlo o Basquiat, la pequeña aprenderá sobre la generosidad, la duda, la melancolía o la indignación, e irá incorporando su poderoso aprendizaje en su día a día.

"Los ojos de Mona" es una novela de iniciación al arte y a la vida que ahonda en la luminosa relación entre una nieta y su abuelo. Una historia llena de hermosos sentimientos que ya se ha convertido en un extraordinario fenómeno editorial.

 

Opinión:

 

La mayoría de los libros suelen contener una dedicatoria que normalmente está dirigida a personas próximas al autor que el lector no conoce y no le supone más. Sin embargo, la dedicatoria de "Los ojos de Mona" es esta: "Para todos los abuelos del mundo"; imposible no sentirse emocionado y en completo acuerdo por su gran labor y amor hacia los nietos, el gran respeto y enseñanzas que les inculcan, y todo sea dicho, curioso que los niños lleguen a tener más conexión con los abuelos que con sus propios padres, y les confieren más crédito que a cualquier otro adulto. Mona no iba a ser menos.

Mona es una niña de 10 años, con ojos grandes, azules, inocentes, puros. Hija única de un matrimonio de mediana edad: su madre Camille rozaba los 40 años y su padre Paul, de 57 años, casado en segundas nupcias con Camille, anticuario en crisis en el mundo actual. El abuelo Henry, un anciano grande, flaco y voz grave, con una cicatriz en la cara de una herida de guerra, amante de los libros de arte, con una memoria prodigiosa, y solía solo jurar por "lo más hermoso de la tierra". Mona tiene una gran conexión con su abuelo, su Dadé, como no podía ser de otra forma. Le adoraba, con él se siente protegida. En todas sus conversaciones ella se quedaba obnubilada con sus explicaciones teñidas de erudición y emoción, y él con la manera que ella tenía de interiorizarlas y expresarse con su lenguaje infantil. Una relación que funcionaba a la perfección con solo una prohibición: era evocar a la abuela Colette, fallecida 7 años antes.

Un "mal" día, de repente, todo se vuelve negro para Mona durante 63 largos minutos. A partir de ahí, un diagnóstico impreciso e inseguro; una prescripción médica: visitas a un psicólogo; y su abuelo con un pensamiento: su nieta había estado a punto de perder la vista; si sus ojos se apagaran definitivamente, lo único que se llevaría a los confines de su memoria sería el recuerdo de cosas vanas. Por ello, se propuso compensar la fealdad a la que Mona se veía sometida a su edad, y le enseñaría los lugares donde se conserva lo más bello que el mundo puede ofrecer: los museos. Impregnarla de algunas de las maravillas del mundo y que la belleza del arte, los colores y las líneas penetrarán en la mente de su nieta antes de esa extinción sensorial.

Tres paradas: el museo del Louvre, el Orsay y el Centro Pompidou. Durante 52 miércoles nos iremos mimetizando con Mona, dejándose guiar cogida de la mano del abuelo Henry, para descubrir cada semana una obra de arte, así hasta 52 obras maestras, siempre con el mismo ritual: observando primero la obra en cuestión en silencio durante unos cuantos minutos, y a continuación desgranando con la sabiduría del abuelo lo que cada una de ellas esconde. Lo haremos frente a todos los turistas que les rodeaban, definidos como "esa gente que quiere tragárselo todo de una vez y se pierde por no saber administrar sus deseos" y que hemos sido cualquiera de nosotros alguna vez, pues "entrar en las profundidades del arte se trata de un ejercicio tedioso y no de un entendimiento atractivo y fácil". De ahí que muchos de nosotros no seamos capaces de leer en los cuadros y la decepción que sentimos cuando contemplamos algunas de esas obras que perdurarán durante siglos. 

**Recomendación: busquen las obras y téngalas delante según van absorbiendo las enseñanzas de este sabio anciano; podremos solventar algunos de estos errores de la mano de Dadé Henry.

Iremos empezando con al arte de Florencia, el Quattrocento; obras como La Gioconda, una de las primeras a visitar; el arte veneciano del S.XVI a cuyos pintores les gustaba rodear sus obras de enigmas y alegorías poéticas; la escuela holandesa del S.XVII; el arte en la etapa de Luis XIV en el trono de Francia y su estilo pictórico con reminiscencias del régimen absolutista; las obras de las pocas mujeres artistas que no irrumpirán en escena hasta el S. XIX o incluso principios del S.XX; los artistas prerrománticos y románticos del S.XIX; la democratización del arte a partir de la irrupción de una burguesía cada vez con más peso en cualquiera de las sociedades europeas. Obras de Boticelli, Rafael, Tiziano, Canaletto, Miguel Angel, los paisajes de Turner, Monet, Edgar Degas, Rembrandt, Cezanne, Goya, Delacroix, Van Gogh, y así hasta llegar al S.XX, Kandinsky, Picasso, entre otros muchos.

Con el abuelo y su sabiduría, asistiremos de forma amena a grandes lecciones de historia del arte a través de obras maestras muy conocidas y otras no tanto que relaciona con la época del autor, el contexto histórico, los movimientos artísticos, las técnicas y movimientos pictóricos y lo que hay detrás de cada cuadro de manera asombrosa para el lector (reconozco que hay obras conocidas de sobra por todos y a mí se me habían pasado más de la mitad de los detalles). Lo emotivo es que cada una de esas obras nos revelarán un secreto de la vida, de esos que se quedan grabados en lo más profundo del corazón: aprender a recibir dentro de la cadena que debe unir a los seres humanos.

Mona, desde la primera visita, sabía que su abuelo la había llevado para que se hiciera un poco más adulta; era una llamada a crecer, y dejar atrás la infancia. Mona poco a poco se desprendería de su envoltura infantil según iba participando en ese mundo de adultos en el que su abuelo la iba introduciendo. Y en esas 52 semanas veremos esa evolución; asistiremos a su mundo infantil, sus momentos en el colegio, sus amigas Jade y Lili; su día a día con sus padres, espectadora de las preocupaciones del mundo de los adultos; las interminables revisiones médicas y pruebas a las que la someten con la angustia de saber que en cualquier momento podría recibir la noticia terrible y definitiva y su afán de grabar todo lo que alcancen a ver sus ojos, archivar mentalmente esos tesoros y convertirlos en su reserva de colores y alegrías por si la ceguera se apodera de ella. Cumplirá los 11 años con nosotros e irá deshaciéndose de los vestigios de su infancia; descubrirá el gran secreto familiar vetado hasta entonces para ella; y el mundo idílico de sus tardes con su abuelo podría desmoronarse sintiendo que nada volvería a ser como antes; incluso se vería deseando esa oscuridad que tanto temía.

Una preciosa historia familiar, de la importancia y del vínculo milagroso entre abuelos y nietos. Una obra para leerla despacio, sin prisa; la inocencia de Mona y la complicidad con su abuelo hacen que esta historia saque la máxima ternura del lector. 52 miércoles, 52 obras de arte, una gran lección de vida, la fuerza de la fe, la esperanza, creer que los milagros también son posibles, y el descubrimiento de una vida que será la salvación de Mona: "Olvida lo negativo; conserva siempre la luz en ti".

 

Belén Flores

 

 

 

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