Los dementes

Opinión:

Fijaos en la portada ¿Dónde están los ojos? Casi en la barbilla ¿verdad? Eso ya es una imagen de lo inquietante que es toda esta historia, empezando por ese personaje que veis ahí y que girará la máscara en muchas ocasiones cambiando la posición de sus ojos. Sí, inquietante es la palabra.

Pero esta novela gráfica se puede definir con muchos adjetivos: inquietante, delirante, terrible, terrorífica, loca, infernal… y maravillosa para los fans de las historias que son delirio puro.

Estamos ante una historia que puede entenderse como una novela gráfica de terror con tintes sobrenaturales, demonios incluidos, o como una inmersión en la cabeza de un demente. Los demonios pueden ser reales o los propios de una persona atormentada. Qué hay de realidad no es algo que os pueda decir porque quitaría la sorpresa. Estamos ante un cincuenta por ciento: o es todo irreal y Ashli vive una experiencia demoníaca y horripilante, o hay algo de realidad y esos demonios existen. También podemos intuir que Ashli se enfrenta a sus propios demonios. Sea cual sea la respuesta forma parte del final. Lo interesante y emocionante, y también -dicho sea de paso- horrible, es el recorrido que hace Ashli durante su estancia en Santa Cascia.

El guía que les salvará introduciéndolos en un laberinto es el tipo de la máscara, alguien que dice estar allí antes que nadie (¿de cuántos años hablamos?). Él, en sí mismo, es un personaje intrigante y -levanto la mano- mi favorito. Eso sí, el camino que les hará recorrer es infernal e inexplicable, inenarrable. Es tan delirante como debe serlo una pesadilla.

Los laberínticos subterráneos me han recordado a esas pinturas infernales e imposibles del mundo del arte, como si mezclaras los relojes derretidos de Dalí con las escenas de los trípticos más oscuras del Bosco, como Las tentaciones de San Antonio o El jardín de las delicias (el infierno) y las Visiones del más allá (todas del mismo pintor). Y si me apuráis un final de fiesta que evoca ligeramente a "Eyes wide shut" de Stanley Kubrick.

Una novela gráfica IDEAL para los amantes de las historias extrañas, demenciales, delirantes y de horror en mayúsculas.

El dibujo de Jack T. Cole es claro, no da motivos de confusión. Los capítulos van precedidos por su página con el número y estos están realizados con cuchillas de afeitar, y es que esas cuchillas tienen mucha importancia en esta historia, por lo que considero un acierto esas portadas. Estamos hablando de un recopilatorio que contiene del nº 1 al 6. Podían haber incluido perfectamente portadas diversas con ilustraciones de escenas o personajes pero en esta ocasión no ha sido así, y a mí me parece que la elección es perfecta. Para ilustraciones extras tenemos las del final, con cubiertas del propio Jack T. Cole, David Lafuente o Michael Dialynas, siendo la de este último la portada de esta novela gráfica. También, debo decir, para mí la mejor elección. No os negaré que me ha encantado de principio a fin, tanto la historia como el dibujo, el coloreado y las elecciones de inicios de capítulos y cubiertas.

"Los dementes" viene a poner en cuestión quién está más loco, el encerrado en un psiquiátrico o todos esos que parecen cuerdos y están como un cencerro. Los tenemos en la calle, en los barrios, en los trabajos, en el poder… En el comic veremos especialmente personajes callejeros, pero solo tenéis que poner la televisión para entender de qué va esto.

Tras una novela gráfica oscura, terrorífica y delirante, se esconden las grandes preguntas: ¿sabemos qué significa la cordura? ¿Y la locura? Esta es de las mías, le pongo un diez. He disfrutado como una loca.

Estoy segura de que, de haber tenido más tiempo -que es lo que no tengo-, habría podido estar hablando más largo y tendido de "Los dementes", porque es la caña. Brutal, sensacional.

Anika Lillo