Lo que no muere nunca

Título: Lo que no muere nunca
Título Original: (亡びぬものを, 1948)
Autor: Takashi Pablo Nagai
Editorial:
Ediciones Encuentro
Colección: 100xUno
Copyright:
© de la edición italiana: Ciò che non muore mai, traducción del
japonés y edición de Gabriele Di Comite, 2021
© Ediciones Encuentro S.A., Madrid 2023
Traducción de la presente edición: Belén de la Vega Cabrera
Prefacio de Mauro Giuseppe Lepori
© Imágenes del interior: colección de la familia Nagai
Edición: 1ª Edición: Abril 2023
ISBN: 9788413391403
Tapa: Blanda
Etiquetas: autobiografía religión espiritualidad filosofía supervivientes Historia literatura japonesa memorias Nagasaki testimonios bomba atómica emociones fe y creencias leucemia resiliencia secuelas no ficción
Nº de páginas: 344
Argumento:
«Los barrios, las fábricas, las escuelas, la iglesia, los bosques, los campos, todo lo que existía había desaparecido (...) todo eso no era más que un manto de cenizas blancas (...) ¡No podía soportar una vida sin sentido! Tenía que encontrar lo que no perece. Tenía que aferrarse a lo que no muere nunca».
"Lo que no muere nunca" es la autobiografía de Takashi Nagai, en la que el autor recorre su vida, desde la infancia hasta el día de la explosión de la bomba atómica, captando los numerosos acontecimientos que se desarrollan como la secuencia de pasos en un camino que la Providencia ha trazado hábilmente para prepararle para el momento del gran punto de inflexión. Una sucesión de acontecimientos narrados en tercera persona tan sensacionales que merecen, aunque solo sea por sí mismos, ser el argumento contundente de una obra literaria, pero que en este relato adquieren un horizonte aún más amplio, al ser las huellas de un camino hacia el descubrimiento de la Verdad que nunca muere.
Opinión:
"Lo que no muere nunca", de Takashi Pablo Nagai, es una narrativa conmovedora que fusiona la memoria personal con una profunda indagación filosófica y espiritual, ambientada en uno de los capítulos más oscuros de la humanidad: el bombardeo atómico de Nagasaki. Aunque estructurada como una autobiografía, la decisión de Nagai de narrar en tercera persona, utilizando nombres ficticios, ofrece una intrigante distancia literaria que, paradójicamente, profundiza la intimidad y la universalidad de la obra.
El libro se desarrolla con serenidad pero con fuerza, comenzando con la delicada descripción de los cristianos ocultos, cuya resiliencia ante la persecución enmarca el trasfondo espiritual de la narrativa. Desde las primeras páginas, Nagai crea con maestría un paisaje que entrelaza el sufrimiento y la devoción, encapsulando con belleza cómo la fe puede persistir silenciosamente en medio de un silencio devastador.
En el centro de este relato se encuentra el despertar espiritual de Ryukichi, el álter ego literario de Nagai. Su transformador encuentro con Haruno, su futura esposa, es un viaje magistralmente descrito hacia una fe profunda. La prosa de Nagai, austera pero rica, equilibra delicadamente la profundidad emocional con una contención casi clínica, particularmente notable al describir la conversión de Ryukichi, marcada como un paso hacia la eternidad sin retorno. Esta contención amplifica la fe serena e indomable que se convierte en el latido de la narrativa.
La elección de profesión del autor, un radiólogo cuya dedicación a aliviar el sufrimiento, lo lleva irónicamente a la leucemia, añade una profunda capa de humanidad y patetismo. Su heroísmo silencioso no reside en grandes gestos, sino en una compasión inquebrantable, testimonio de la fineza narrativa y la genuina humildad de Nagai.
La descripción de las secuelas de la bomba atómica es desgarradora, pero sin sensacionalismo, caracterizada por un profundo respeto y una autenticidad emocional. Cuando Ryukichi encuentra su mundo reducido a cenizas su ciudad, sus esfuerzos y, sobre todo, el dolor por su amada Haruno, el impacto es crudo y sin filtros. Al regresar al lugar donde estaba su casa, halló entre los escombros los restos calcinados de su esposa, aún aferrada a su rosario. Sin embargo, incluso en medio de la ruina, Nagai entrelaza con maestría un optimismo inquebrantable: la búsqueda de "lo que no muere nunca". Esta verdad eterna, descubre, reside en la resiliencia espiritual, cimentada en la inquebrantable Palabra de Dios.
Aunque intensamente personal y explícitamente espiritual, esta obra trasciende las fronteras religiosas. Su fuerza reside en la sencillez de la voz de Nagai: una voz que no predica ni idealiza el sufrimiento, sino que lo atestigua con una elegante solemnidad.
Quizás la única deficiencia perceptible de la narrativa sea la reticencia ocasional de Nagai a explorar abiertamente las complejidades de las relaciones familiares postraumáticas. Sin embargo, esta reticencia resulta auténtica: un fiel reflejo de cómo una pérdida profunda puede dejar silencios que las palabras simplemente no pueden salvar.
Estamos ante una profunda meditación sobre la capacidad humana de resistencia, la atemporalidad del amor y el heroísmo sereno de la vida cotidiana. La prosa elegante y contenida de Nagai, y la profunda resonancia emocional de su historia, sitúan este libro entre esas raras obras literarias que perduran en el alma mucho después de la última página. Es un testimonio vital, conmovedor y profundamente humano, que merece la más alta recomendación.
*Publicado por Ediciones Encuentro.
Violeta Lila
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Comentario de los lectores:
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