Las vencedoras

Opinión:

Igual (o parecido) tema de fondo (la solidaridad, sororidad y red de ayuda y apoyo que existe -o debería existir- entre las mujeres); misma técnica narrativa (una voz narrativa en tercera persona que va centrando el foco en dos personajes diferentes); idéntico tono y forma de acercamiento a la realidad. Si te gustó "La trenza", la primera novela de Laetitia Colombani, te gustará "Las vencedoras", porque la intención y el enfoque son prácticamente iguales. Solo que ahora son dos las mujeres que protagonizan la historia (o, mejor dicho, las historias que centran en esta novela): Solène, una abogada que se replantea toda su vida; y Blanche Peyron, una mujer luchadora empeñada en poner en marcha un albergue de acogida solo para mujeres en París durante la primera mitad del siglo XX.

Como en el caso de la novela anterior, las historias van presentándose de forma alternativa (aunque no equitativa: hay más capítulos protagonizados por Solène) si bien, en este caso, sabemos desde casi el primer momento cuál es la conexión entre ambas: el Palacio de la Mujer, ese mega centro de acogida para mujeres que Blanche Peyron consiguió poner en marcha a fuerza de lucha, entrega, solidaridad y fuerza.

De este modo, Colombani enfrenta dos modelos de mujer diferentes: el de Blanche, que tiene las ideas claras, que lucha por lo que cree y que pone en primera línea de su vida el objetivo de hacer que la existencia de los (y, sobre todo, las) excluidos sociales sea un poquito mejor; y Solène, una mujer a la que conocemos en el punto más oscuro de su vida, que está atravesando una terrible depresión que le hace pensar que todo lo que ha hecho hasta el momento (su brillante y exitosa carrera como abogada, su renuncia a estudiar lo que realmente quiso, el sacrificio de sus ansias de formar una familia…) ha sido en vano. Se oponen, así, la fuerza y la duda, el éxito y el (aparente) fracaso aunque ambas coinciden en la fuerza, la pasión y la entrega con la que se vuelcan en sus labores.

Como digo, Solène se lleva el mayor peso de la narración. Ambientada en la actualidad, esta parte de la historia nos va a permitir conocer la realidad de las más desfavorecidas, de mujeres que lo han perdido todo o, incluso, de mujeres que jamás han tenido nada. Con la excusa del voluntariado de la protagonista, Colombani nos muestra la cara más amarga de la realidad, esa que muchas veces no queremos ver, a la que cerramos los ojos y, lo que es peor, el corazón.

Y, por otra parte, está la narración que se centra en Blanche, personaje histórico, que existió realmente; que, en efecto, militó en el Ejército de Salvación en Francia y luchó por poner en pie el Palacio de la Mujer en París; y figura que Colombani, impactada por su historia y su trayectoria, ha querido rescatar del olvido para darle el lugar que se merece: el de los héroes.

La lectura es muy fácil pero intensa, con momentos realmente dramáticos aunque narrados desde la ternura y la humanidad más profundas, señas de identidad de la autora que ya descubrimos en "La trenza". Y, como en aquel caso, queda entre las manos, una vez terminada la lectura, la esperanza de un mundo mejor, siempre y cuando tomemos las riendas de nuestra propia vida, nos deshagamos de la anestesia con la que parecemos vivir y que nos aísla del dolor ajeno, y luchemos por lograrlo todos juntos. Todas juntas.

Lidia Casado