La plaga

Opinión:

El hombre es capaz de adaptar su entorno y de adaptarse a él para sobrevivir, así como de manejarlo a su antojo. Ante la adversidad y tras unos primeros momentos de indecisión, el ser humano es capaz de reflexionar sobre lo ocurrido y buscar una solución. Como dice la frase de Thomas Hobbe ("El hombre es un lobo para el hombre"), el único que puede acabar con el hombre es el propio hombre y esta frase resume bastante certeramente de qué trata la novela "La plaga".

Dejémonos de cosas filosóficas (había que arrancar de alguna manera) y pasemos al tema literario, donde mejor nos movemos. En "La plaga", un grupo de científicos que está investigando mediante la nanotecnología una cura contra el cáncer, provocan un accidente que hace que esas nanobacterias se expandan por todo el mundo y aniquilen cualquier forma de vida humana y animal, pero con una pequeña salvedad -no todo iba a ser malo-: se vuelven inocuas a más de 3500 metros de altitud. Con lo cual serán los pocos supervivientes a esta devastación los que en la primera parte del libro nos van a ir contando cómo viven en las alturas, bajando en determinadas ocasiones del nivel establecido para poder buscar alimento o combustible para calentarse.

Sobre todo, lo que nos van a ir contando es cómo son las relaciones entre ellos en tan difícil y complicada situación, con la formación de manera inevitable de diferentes facciones y con discusiones por meras trivialidades.

Será ya en la segunda parte de la novela, cuando la científica que ha sido puesta en órbita en la EEI (Estación Espacial Internacional) para estudiar el comportamiento y esquema de los nanobots y buscar una vacuna para su erradicación baje a la superficie terrestre y se empiecen a explicar tanto el cómo como el porqué de la situación.

Es interesante ver cómo podría ser la vida en una sociedad tan condenada en su espacio vital por la amenaza de las nanobacterias y cómo incluso utilizan el canibalismo para alimentarse o cómo solventan sus tareas diarias. Haciendo un símil, vendría a ser algo parecido a lo que están viviendo los protagonistas de la serie televisiva Perdidos, pero no creo que éstos, de momento, hayan llegado a ese extremo, pero aquí tienen una idea los guionistas.

Hay muchos personajes circulando por el argumento, pero serán dos los que tomen el papel protagonista; Cam Najarro, esquiador avezado en una estación invernal, y Ruth Goldman, la científica exiliada en la órbita terrestre. Son estos dos personajes los que nos van a mostrar algo de su pasado, en respectivos flashbacks, para así poder entender mejor cómo son y por qué actúan así en el transcurso del argumento.

También se podrá ver cómo los diferentes gobiernos que se forman en las alturas maniobran para hacerse con el control de la vacuna y así, en un mundo desolado, ser quien maneje con el chantaje la situación. Y ahí es donde va a entrar la moralina de los dos protagonistas.

Quedan algunas cosas sin terminar de explicar, algo que podría entenderse como negativo, pero se anunció que habría una segunda parte, Antídoto, y una tercera, entonces sé que como siempre, se dejan misterios para irlas desvelando en próximas entregas.

Y puestos a buscar algo negativo (pues así lo exige el guión), señalaríamos una de las últimas escenas de acción, ya que el intento del escritor por meternos dentro de la misma es fácil que nos despiste ante tanta descripción y tanto soldado suelto y no sepamos con seguridad al final en qué bando estamos.

Es difícil últimamente echarse al ojo una novela con argumento original, y ésta sin duda es una de esas excepciones que confirman la regla, y es que cuando hay una buena idea, la acogida lectora es buena, y si encima tiene un buen desarrollo, dos puntos.

Como he dicho en mi principio filosófico, realmente vamos a ver cómo una cosa que en principio es una mejora para la calidad de vida del ser humano va a ser capaz de eliminarnos de la faz de la Tierra, confirmando así la frase de Hobbe.

Fernando Martínez Gimeno