la pantalla global: cultura mediática y cine en la era hipermoderna

Opinión:

Uno de los grandes puntos a favor de este rico ensayo, que a priori podría espantar a lectores a favor de otros productos más digeribles, es su espíritu didáctico y reflexivo. De lectura ágil, los autores no se pierden en excesivos tecnicismos y permiten que el lector siga sus argumentaciones sin más complicación. Así, por tanto, será del agrado de aquellos que opten por una mera presentación de los hechos, pero también permitirá ir más allá en las reflexiones a los ya iniciados.

Excelente obra de consulta cinéfila, pues al final encontramos un apéndice de fácil localización por las más de 400 películas que transitan por sus páginas, no me extrañaría que en breve sea de lectura obligada en facultades de Comunicación o aún más en las de Sociología.

Y es que no en vano el ensayo está escrito por dos pesos pesados en su materia: Gilles Lipovestky, sociólogo de reconocido prestigio con obras como La sociedad de la decepción o La era del vacío, y el crítico de cine Jean Serroy. Ambos se unen para explicarnos cómo el cine, el arte que más ha influido en la sociedad de masas, pasa a ser un hiper-cine, donde todo es espectáculo y cada vez se va más allá, conformando un nuevo panorama audiovisual y extendiendo sus tentáculos a todas las demás esferas de la vida. Así, los partidos de fútbol dejan de ser acontecimientos deportivos para pasar a ser espectáculos mediáticos con pantallas en cada ángulo, espectacularización que también afectará, por ejemplo, a los informativos de televisión, en los que priman más las imágenes que conmuevan al espectador por encima de otras realidades (o construcciones, en todo caso). Cómo estos aspectos, unidos al exhibicionismo o afán individual de emular al cine (ciber-segundas vidas en los videojuegos, cámaras de fotos cada vez más pequeñas para retratar cada segundo de nuestras insulsas vidas) afectan y vertebran a la sociedad actual son los pilares de esta interesantísima obra.

Vivimos en una sociedad de paradojas. Así, y a pesar de que el cine con el que nos bombardea Hollywood es cada vez más grande en todos los aspectos, el documental en apariencia más sencillo, más fiel a la realidad, cada día gana más adeptos. De la misma manera, las pequeñas cinematografías o las peliculitas hechas con cariño pero sin medios explotan de vez en cuando (y ahí queda la Pequeña Miss Sunshine de hace unos años o la más reciente Slumdog Millionaire). Más allá de un asunto de Davids conta Goliats, Lipovestsky y Serroy buscan el lado más políticamente incorrecto del asunto (a pesar de que el uso de la manida expresión me produce urticaria).

Pero una advertencia: no hay que olvidar la procedencia francesa de ambos autores, con lo cual el ensayo está plagado de ejemplos cinematográficos galos o estadísticas que en algunos momentos pueden cansar al lector no familiarizado con la situación del país vecino. A pesar de ello, La pantalla global se torna en una obra útil e indispensable para todos aquellos interesados no sólo en el cine, sino en la concepción del mundo hacia la que tendemos sin siquiera darnos cuenta. La edad del homo pantalicus ha llegado.

Alba Moreno