Anika entre libros

La letra escarlata

Ficha realizada por: Anika Lillo
La letra escarlata

Título: La letra escarlata
Título Original: (The Scarlet Letter, 1850)
Autor: Nathaniel Hawthorne
Editorial: Sexto Piso
Colección: Sexto Piso Ilustrado


Copyright:

© Editorial Sexto Piso, S.A., 2017

© Traducción de Paula Kuffer

© Ilustraciones de Alberto López Corcuera

Diseño: Estudio Joaquín Gallego

Traducción: Paula Kuffer
Ilustraciones: Color
Edición: 1ª Edición: 2017
ISBN: 9788416358113
Tapa: Dura
Etiquetas: películas clásicos amor drama novela dramática libros ilustrados literatura inglesa novela novela dramática venganza secretos discriminación sexual religiosos patriarcado culpa infidelidades machismo sabiduría prejuicios condición humana pecados puritanismo castigos sumisión femenina hipocresía psicología femenina
Nº de páginas: 272

Argumento:

Hester Prynne es enjuiciada y condenada a llevar sobre su ropa una letra escarlata para mostrar a los ciudadanos la perversidad de la mujer infiel. Ella, que esperaba un marido que nunca llegaba y se le creía ya muerto (hombre que debería llegar más tarde por lo tanto nadie le conocía físicamente), queda embarazada de alguien que jamás desvela. La opinión pública, regida por el puritanismo de la época y por los sermones del ejemplar sacerdote Dimmesdale, el único que parece sentir pena por ella, la señala continuamente.

Mientras tanto llega hasta allí un viejo llamado Chillingworth, que dice ser médico, y de forma sibilina se convierte en la sombra del sacerdote. Los tres nombrados guardan un secreto.

 

Opinión:

 

En 1850, Nathaniel Hawthorne escribía "La letra escarlata". No tenía ni idea de la importancia que cobraría su obra (aunque sí fue un auténtico éxito por provocadora) pues se convirtió en un clásico digno de releer en la actualidad -como he hecho yo, pues lo leí de jovencita-. Él, que solía escribir literatura gótica y oscura, proveyó al mundo literario de una muestra perfecta de la necesidad del feminismo y de lo que suponía en aquella época ser mujer, de las diferencias evidentes entre ellas y ellos, rodeados, además, de un ambiente puritano (ese que tanto daño hizo y que aún hace hoy, pues se siguen diferenciando a hombres y mujeres según su actividad sexual: ellas aún son zorras, y ellos son unos hombretones), de la dignidad y fortaleza femenina (¿sexo débil?) frente al victimismo masculino (¿sexo fuerte?). Preguntadles a los adolescentes y veréis que aún hay muchos que creen que la promiscuidad masculina define al hombre guay, y que la femenina muestra a zorras que harían cualquier cosa con cualquier tipo.

Hester Prynne, por estar embarazada, se libra de pasar su vida entre rejas, pero lo cierto es que vive encarcelada y entre rejas todo el tiempo: es prisionera de lo que calla. ¿Por qué lo hace, si podría así compartir la "culpa"? Es una mujer, la psicología femenina es así: muchas veces defendemos y callamos por amor, por no lastimar al otro, y Hester es una prueba de ello -. Ella carga con la culpa, tiene a su hija, se hace valer, soporta los insultos, enseña a su pequeña a ser libre, y adorna la letra escarlata para que se vea incluso más. Por amor y dignidad vive su vida presa y libre a la vez.

Al mismo tiempo está el hombre que la deja embarazada, un tipo al que todos admiran pero que no tiene derecho a tener pareja, que enferma porque es un cobarde, porque es incapaz de contar al mundo que él fue quien la convirtió en una mujer infiel, y se convierte en la víctima visible de esta historia. Víctimas podría decirse que son ambos pues la sociedad no les perdonaría, pero la diferencia está en el comportamiento: él es débil, Hester es muy, muy fuerte, soportando ella sola la cruz que ambos crearon ante los ojos de los puritanos.

Pero esta es también una historia de venganza. El forastero, doctor Chillingworth, no es un desconocido, y todos sus pasos están destinados a hacer más daño, si cabe, a Hester.

Ella, la verdadera heroína de este drama, es más sabia que el que habla con dios, más sabia que el que es más viejo que ella, más sabia que el que tiene títulos y diplomas. Porque la sabiduría no está en las conversaciones con dios, en la edad ni en los diplomas.

 

Extracto que confirma que la sabiduría de Hester miraba hacia adelante, aunque ella no supiera que en el siglo XXI aún tuviéramos que luchar contra una falsa igualdad de género. (Copiado con permiso de la editorial Sexto Piso, edición ilustrada)

"Hester las consolaba y les aconsejaba lo mejor que podía. Les aseguraba también, porque así lo creía firmemente, que un futuro más luminoso, cuando el mundo estuviera preparado para ello, cuando el cielo así lo dispusiera, se revelaría una nueva verdad, para que las relaciones entre hombres y mujeres se establecieran sobre una base de felicidad mutua."

 

Esta historia es -o debería ser- inolvidable. Con nuestros rascacielos, nuestros viajes espaciales, nuestras grandes y modernas metrópolis y nuestros enormes avances tecnológicos, nosotras aún cobramos menos, aún debemos demostrar que valemos más y esforzarnos el doble, aún tenemos que sacrificar más que ellos, aún debemos soportar comentarios que nos envilecen o humillan o desprecian por pertenecer al género femenino (ese que les da la vida a ellos), y aún hay muchas mujeres abnegadas, que guardan silencio, que soportan las amenazas físicas o el maltrato psicológico… y lo que es más triste: en pleno siglo XXI aún hay mujeres machistas. Sin duda, Nathaniel Hawthorne, aquel hombre nacido en 1804, tenía unas ideas más justas que esas mujeres machistas de hoy.

Con esta historia, Hawthorne vuelve al pasado familiar, cuando su tatarabuelo William Hathorne (Nathaniel se incluyó la W en el apellido como rechazo a su antepasado) formó parte de los juicios de las brujas Salem; él fue uno de los primeros colonos.

Hester Prynne es ese tipo de mujer increíblemente fuerte, orgullosa, valiente, luchadora, digna y mártir como las ha habido pocas, que hubiera merecido vivir otra suerte. Pero vive en un pueblo que cree en el pecado, en una época donde los prejuicios y las apariencias son tan importantes como respirar, porque un pecado no se puede perdonar, si no que hay que castigarlo.

Es fácil recordar de esta novela el dolor, pero también la falta de valor del padre, la valentía de ella, y la despreciable personalidad del marido cuyo único propósito es la venganza, pues los años no le han dado sabiduría (como sería de esperar).

La historia fue llevada al cine con el rostro de Demi Moore como Hester Prynne.

Para quien tenga miedo de leer una historia escrita en 1850, que se despreocupe. Sí, tiene una elegancia propia de su época y de su escritor, pero es una narración sencilla cuya voz se dirige directamente al público.

Esta edición de "La letra escarlata" es un lujo además. Está (muy bien) encuadernada en tapa dura, e ilustrada a color por Alberto López Corcuera. La editorial ha utilizado hojas fuertes y un cosido central excelente. Una joya, de verdad.

Anika Lillo

 

Foto homenaje:

Portada -laletraescarlata

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