La ciudad de tus ojos

Opinión:

Según una frase extraída de las páginas de "La ciudad de tus ojos": "Toda vivencia es diferente según quién la narra. Cuando alguien te habla de un libro te dará una opinión u otra dependiendo de su estado de ánimo en el momento en que lo leyó". Siento, pues, la subjetividad de nuestras reseñas y el énfasis que voy a poner en que adentrarnos en esta historia vale la pena, y mucho.

A quién primero conocemos es a Stan Harrison, de Filadelfia, pero con raíces catalanas por parte de abuela materna, asentado desde hace un par de años en Barcelona y guía de tours personalizados, describiéndonos con un lenguaje que parece sacado de otra época de lo rococó que es, lo que siente ante un email que recibe de una "descarada" joven. La 2ª página es dicho email, de Lara Ortiga, camarera por horas para sacarse un dinero, encabezado con un precioso Asunto: "Regálame tus ojos" donde le pide ayuda para escribir una novela que quiere hacer sobre Barcelona, y… una cita inminente en una tarde de verano. Así comienza esta vitalista novela con una protagonista "viva", con mucha fuerza, natural, espontánea más que descarada, y un protagonista introvertido, aunque solo será aparentemente, porque se embarcará en esta aventura acudiendo a la cita porque él también quiere descubrir, a su manera, a esta impulsiva joven que le ha hecho despertar un aleteo en su estómago. Cada capítulo es la historia contada y sentida por el protagonista que lo encabeza, bien Lara, bien Stan, o de forma indistinta.

Lara es de un pueblo pequeño de la provincia de Lleida, proveniente de una familia de ganaderos sin demasiados recursos; es desenfadada, alegre, efusiva, espontánea, aventurera, soñadora, impulsiva (no piensa, solo actúa), le gusta el cine, se le dan muy mal los idiomas, y un día decide abandonar su pueblo y dar el primer paso hacia su destino, pasar un año sabático en Barcelona mientras lleva a cabo uno de sus sueños: escribir una novela sobre Barcelona. Para ello quiere conocer a fondo la historia de Barcelona para traspasar a su novela sus sensaciones, cómo la percibe, la forma en que la ciudad la hace vibrar a ella. Quizá lo de escribir sea solo una excusa porque realmente ella quiere volar, descubrir, vibrar.

Stan es atractivo, de familia de intelectuales y graduado cum laude en Historia; es estable, odia la incertidumbre, es realista, consciente del suelo que pisa, sabe hasta dónde puede llegar, muy cuadriculado de pensar, un planificador nato, no dado a compartir su vida privada con desconocidos; salió huyendo de su hogar, sabía "quién había sido" pero todavía no había averiguado "quién era en el momento presente".

La química pronto saltará entre ellos y con la divertida Lara, el juego está servido. Ambos se verán sorprendidos por lo que el otro les hará sentir, aunque algo más Stan, más comedido en mostrar su verdadera cara ante la alocada desconocida que tiene ante él y su insistencia en querer romper su coraza desde el primer momento. ¿Qué hará Lara con esa atracción que siente por Stan? ¿Conseguirá Stan tranquilizar el nervio de Lara y ser su ancla en el que varar? Alguno tendrá que ceder en este choque de trenes de personalidades. Ambos tendrán que romper sus límites para disfrutar lo que la vida les está ofreciendo.

Pero en medio de esa pasión desbocada, cada uno tendrá sus fantasmas, al igual que la propia ciudad los tiene. Ambos tendrán que lograr mirar al pasado sin dolor, sin entrar en un bucle de resentimientos por algo que ya no pueden cambiar; en definitiva, sanar, aunque no será un cambio rápido. Tendrán que encontrar puntos de unión entre sus vidas anteriores y la actual; construir puentes para mantenerles cercanos. Ambos querrán descubrir hasta dónde les llevarán sus emociones, volver a tener luz en su vida, aunque esa atracción puede que no llegue en buen momento para uno de ellos. Y, de repente, un "Deberíamos devolverlo a donde pertenece" hará tambalear el suelo de ambos. Llegará la confusión, las diferencias, las renuncias, las decepciones, los reproches, esas palabras que se dicen sin pensar (o sí) y hacen tanto daño, el derecho de adentrarnos en nuestros sueños sin priorizar los del otro, el temor del que ha renunciado a sus sueños, las sombras del pasado que regresan, un punto de inflexión en su idílica relación pues todos tenemos anhelos dormidos esperando a despertarse. "Cuando la confianza se hace añicos, es complicado encontrar el camino para reunir de nuevo los pedazos".  Grietas que se abren entre los dos, quizá el amor no sea suficiente y haya que luchar para no ser destruido, no soportar la humillación, la denigración.

En la vida a veces se está en lo más alto y ocurre algo que lo derrumba todo, y no queda otra que volver a reconstruirnos, encontrar un nuevo camino y seguir avanzando; un nuevo principio en el que habrá que soñar de nuevo pues los sueños también cambian, se moldean, se redefinen, y vuelve la esperanza, la paz, y la felicidad que se fue. Al fin y al cabo, la vida se compone de pequeños instantes y decisiones que marcan un camino y dejan atrás los que no elegimos; con cada elección conformamos nuestro destino.

Esto es "La ciudad de tus ojos": la historia escrita de Lara y Stan, con un principio y un final escrito de antemano. Aunque, después del final, la mayoría de las historias tienen un epílogo. Es vital, alegre, llena de energía, de buen rollo con la que te entran ganas de disfrutar de todo, del amor, de la familia, los amigos, en la que pasan cosas y, como cualquier otra historia, no es válida si no se conocen todos los puntos de vistas, y esta la conoceremos por parte de sus protagonistas. Conoceremos sus pensamientos, sus reflexiones acerca del amor, sus sentimientos, y no menos importante, conoceremos Barcelona a través de "sus ojos". Una Barcelona llena de luz, color, misterios, con fantásticas descripciones que nos adentrará en sus calles, sus leyendas, la simbología que esconden sus piedras, y podremos disfrutar de los recorridos como un ciudadano más de la Ciudad Condal con un fantástico guía que parece sacado de una enciclopedia. Conoceremos las historias que se esconde detrás de la Plaza de Catalunya y el mosaico central de la misma, la simbología franco-masónica muy presente en la ciudad como la de la Sagrada Familia; el Portal de L'Angel; el barrio del Born y sus reminiscencias de asentamientos romanos; la fatídica historia del Gran Teatre del Liceu y las dos veces que fue arrasado por el fuego; la leyenda del diablo de Santa María del Pi, y muchos rincones más que bien los merecen.

Las grandes historias siempre quedarán marcadas, bien en las piedras, o en el corazón de las personas. "Nosotros somos quienes ponemos limitaciones con nuestra manera de pensar, con reglas impuestas. Hay que soñar. ¿Sabes la cantidad de cosas flipantes que pasan cada día?".

Una de ellas: disfrutar de la lectura de esta historia.

Belén Flores