La avenida de las ilusiones

Opinión:

Xavi Barroso, guionista de televisión y especialista en márketing online, presenta en su ópera prima, una historia de superación y lucha obrera en una época de grandes tensiones y cambios en la Barcelona de principios del siglo XX a través de Francisca. Este personaje protagonista fuerte, empoderado y feminista ha sido inspirado por la biografía de dos grandes mujeres de la época; Raquel Meller, vedete de proyección internacional y Elena Jordi, primera mujer que formó y dirigió una compañía de vodevil.   

La pluma del autor destaca por valerse de un lenguaje muy amplio, enriquecido y excesivamente descriptivo que magnífica las situaciones, lugares y personajes representando la trama de forma visual y completa.

Personalmente este exceso de floridas y reiterantes descripciones, la sucesión continua de acontecimientos narrados y los pocos diálogos presentes han sido el detonante de que no haya podido conectar con la narración que, por momentos, se me hacía tediosa y lenta.

El amplísimo trabajo de documentación sobre la época que el autor ha realizado para dar vida a sus personajes y a una Barcelona que cobra protagonismo por sí misma, es digno de admirar.

Xavi tiene la habilidad narrativa de hacer que los distintos acontecimientos del marco histórico actúen a favor de la novela. Situaciones como la penosa epidemia de la llamada gripe española o el pistolerismo, cobran vida y dirigen a los personajes.

Son muchas las desigualdades y malestares sociales que se reflejan en la obra. De este modo queda reflejado la diferencia de clases, la sumisión de los empleados ante los patrones, la impasibilidad de la ley ante las injusticias o los precarios contratos laborales de jornadas interminables y salarios mínimos.

Focalizando la atención en la protagonista, encontramos a una mujer que nos presenta e introduce en el mundo del teatro. Una mujer que, a pesar del yugo que soporta en la escala social, no solo por formar parte de la clase obrera, sino por ser del mal llamado sexo débil, viaja de un pequeño pueblo a la gran ciudad y se ve obligada a desenvolverse en unos tiempos convulsos que no logra entender. Una mujer cuya personalidad decidida, abierta e intrépida no cesará en su empeño de conseguir lo que más anhela y convertirse en una gran estrella.

Francisca resulta un personaje muy atractivo y sobre todo poderosamente humano, lo que no le permite caer en el estereotipo de heroína. Presenta actitudes egoístas que la llevará a tomar decisiones con las que el lector no se sentirá muy de acuerdo.

A pesar de estar contado en primera persona, considero que la trama se focaliza más en los sucesos que en la propia introspección del personaje. No se profundiza en su naturaleza femenina, ni en sus sentimientos o pensamientos más profundos. Simplemente, Francisca se limita a moverse como marioneta entre las páginas de su obra.

La relación que el autor presenta de Francisca con los hombres se deja llevar por el surrealismo excesivo, pues absolutamente todos aquellos de edad media que van apareciendo en la vida de Francisca se sienten atraídos por ella compartiendo coquetos o manteniendo algún tipo de relación sentimental.

Los secundarios son más bien básicos y superficiales, pero las circunstancias en las que se ven envueltos justifican su aparición y por ende resultan más empáticos. A través de ellos y sus historias se refleja el estado de una sociedad dividida entre la burguesía y el proletariado, una sociedad llena de abuso, sacrificios, injusticias y lucha. Así es como permite al lector indagar en la realidad de los barrios obreros descubriendo los ánimos crispados de las fábricas.

A lo largo de la novela diferentes figuras importantes de la historia del teatro como Raquel Meller, Josep Santpere, Blanquita Suárez o las mismísima Elena Jordi hacen sus apariciones e intervienen en la vida de Francisca.

A pesar de que tenía altas expectativas con respecto a la obra y no haber sido satisfechas, principalmente por la falta de empatía con la protagonista, la densidad de la narración o la ausencia de un viaje interno por el mundo del espectáculo, creo que es una buena novela que transmite mensajes positivos y nos presenta la realidad a la que muchas personas tuvieron que enfrentarse para conseguir las mejoras laborales de las que disfrutamos hoy en día. Además, la trama llega a solidificarse de tal forma que, aunado a los giros dramáticos, mantiene la atención del lector.

Sin duda alguna "La avenida de las ilusiones" es una novela ampliamente recomendable que se destaca por un gran argumento, altas dosis de romance y superación, una buena documentación y ambientación del contexto histórico, pero sobre todo por regalarnos a una Francisca (María Green) brutalmente honesta, que se reinventa, alza la voz y se supera a sí misma.

Marisa Costa