Howards End

Opinión:

"Howards End" es una de esas novelas inmortales: quienes no la hayan leído, probablemente habrán visto la archiconocida película dirigida por James Ivory, que logró catapultar la historia de E. M. Forster a lo más alto. La novela empieza y acaba en el mismo lugar, que es precisamente aquel que le da título: Howards End, la gloriosa casa (podríamos definirla como una villa) en la que viven los Wilcox. Allí acude Helen Schlegel al principio de la novela, de vacaciones, y allí se enamora de Paul Wilcox, relación que confiesa a su hermana en una carta que abrirá la novela. También es esta casa el legado de la señora Wilcox para su querida amiga Margaret Schlegel, y es allí adonde esta última acude cuando su vida parece desmoronarse. Howards End y su robusto olmo centenario logran en esta novela una dimensión que supera a cualquier localización narrativa, llegando a tener tanta consideración como un personaje más.

Al escribir "Howards End" (que en ocasiones ha sido traducida bajo el genérico título de "La mansión"), E. M. Forster pretendía utilizar los moldes de las novelas de Jane Austen y de las hermanas Brontë, pero adaptados a su tiempo. Con ello, su intención era realizar una clara denuncia hacia las desigualdades sociales que cada vez eran más plausibles en Inglaterra. También reflexiona con esta novela sobre los roles de las mujeres en la sociedad, pues tanto Margaret como Helen son dos personajes femeninos ejemplares que viven con libertad y sin trabas para expresar sus sentimientos. Al mismo tiempo, no hay que olvidar la conexión de Forster con el Círculo de Bloomsbury, de donde tomaría recursos narrativos de cariz modernista, como el uso de un absoluto narrador omnisciente o la presencia de símbolos a lo largo de su obra.

E. M. Forster escribe con una prosa nítida, sin obstáculos ni florituras. De hecho, el narrador omnisciente es uno de los elementos que más facilita y agiliza la lectura, pues impide y limita los monólogos interiores y se detiene a hacer juicios y valoraciones de cada uno de los personajes. Quizás la historia pueda parecer aburrida para algunos lectores, especialmente para aquellos no acostumbrados a los culebrones decimonónicos y al tiempo moroso que se manejaba en la literatura del primer tercio del siglo XX. Sin embargo, puedo asegurar que "Howards End" es una novela amena y profunda sobre lastres sociales y económicos que aún encuentran paralelismo en la actualidad.

Darío Luque