Anika entre libros

Extravíos

Ficha realizada por: Inés Macpherson
Extravíos

Título: Extravíos
Título Original: (Razne, 1945-1946/2012)
Autor: Emil Cioran
Editorial: Hermida Editores
Colección: El Jardín de Epicuro


Copyright:

© De la presente edición, Hermida Editores, 2018

© De la traducción y el prólogo: Christian Santacroce, 2018

Emil Ciora, RAZNE © Humanitas, 2012

Traducción: Christian Santacroce
Edición: 1ª Edición: Abril 2018
ISBN: 9788494836503
Tapa: Blanda
Etiquetas: religión sociología crítica muerte espiritualidad moral política filosofía literatura rumana pensamiento suicidios condición humana el bien y el mal ego nihilismo complejo de superioridad
Nº de páginas: 106

Argumento:

Hermida Editores nos trae un libro inédito de Emil Cioran. Una obra que había permanecido en los fondos de la Biblioteca Literaria Jacques-Doucet de París y que Christian Santacroce ha traducido directamente del rumano.

De hecho, este parece ser uno de los últimos textos que Cioran escribió en rumano con una conciencia plena de que podría ser un libro. Se trata de una obra profunda, compleja y con su personal estilo, que camina entre la poesía y la filosofía, enredándonos en su pensamiento hasta dejarnos abrumados. Una obra donde vuelca reflexiones sobre la realidad, el sufrimiento, la vida y la muerte y sobre la manera en que el ser humano se relaciona con ellas.

 

Opinión:

 

Leer a Cioran requiere estar dispuesto a detenerse en cada línea. No se trata de ir pasando páginas. Ni siquiera de ir saltando de párrafo en párrafo, siguiendo un hilo conductor claro. Y es que la estructura del texto, aunque con bloques más extensos que los que encontrábamos en "Lágrimas y santos", vuelve a recordarnos que un pensamiento se puede condensar en una, en dos líneas, o quizás dos páginas. Pero el pensamiento es denso. No hay que expandirlo. Hay que dejarlo allí, concentrado, dejando que las ideas fluyan en forma de palabras y llamen a la puerta del cerebro del lector. Quizás entren. Quizás no. Pero la experiencia de por sí ya vale la pena.

También hay que recordar, o quizás advertir, que leer a Cioran puede suponer un golpe duro para el ego humano, para esa pretensión de sentido y de superioridad que nos transita desde hace siglos y que hace que creamos que somos algo más de lo que somos. En un momento del texto, Cioran dice que «El árbol no quiere ser lo que no es -el hombre en cambio no aspira sino a eso». Siempre buscando ser más, tener sentido, huir de la muerte, como si la vida no fuera el camino que nos lleva a ella, como si llenar la vida de actos, de acontecimientos que creemos únicos, aunque no tengan mucho más sentido que el que le damos nosotros, fuera a cambiar el hecho de un final seguro y absoluto.

En estos textos inéditos, en estos "Extravíos", Cioran marca un camino bastante claro: estamos abocados a la nada, al olvido. Nos apresuramos a pensar en el tiempo, a marcarlo todo, contabilizarlo, convertirlo en historia para darle sentido, un compendio de un todo que se nos escapa, porque nos hemos olvidado realmente del todo absoluto. Se pueden ver retazos de Schopenhauer en sus reflexiones, pero Cioran quizás va más allá. Porque analiza cada una de las partes que componen la vida humana, la sociedad. Y las destripa. Señala nuestra necesidad de ídolos, sean divinos, políticos o de otra índole, para otorgar una clase de sentido extraño, pues es el que nos hace inclinar nuestra razón ante otros. Necesitamos creer. Creer en algo, sea persona o idea, para que la vida sea algo más que lo que es, para que nos digan que no nos hemos equivocado, que hay un sentido, algo más. Pero para Cioran no lo hay. Nada tiene consistencia. Todo queda anulado ante la muerte, ante una muerte que va más allá de la individual, pues cuando la humanidad desaparezca, será solo un punto más en el cosmos, en el absoluto que quizás acabe engullendo el cosmos.

Habla del yo, de ser, del alma y del espíritu, dos conceptos que él diferencia claramente. También habla del tiempo, de la conciencia que tenemos de él y de cómo esa conciencia lo destruye todo. Habla de la muerte, del suicidio, de la moral y de ese bien y mal que imponemos porque queremos más, siempre más. Pero ¿qué es el hombre realmente? ¿Qué pasaría si aceptara que no va a ser recordado, que no va a ser más allá de lo que ya es? ¿Por qué esta necesidad de sentirnos importantes, de crear y destruir? ¿Para qué? ¿Para qué trabajamos? ¿Para qué ese afán de ser grandes, de pensarnos imagen de Dios, unos seres con más importancia que el resto de seres que pueblan la Tierra?

Insisto. Leer a Cioran es duro, es difícil. Y es hermoso. Porque sus palabras, aunque golpeen, lo hacen con elegancia, con una poética fascinante que nos permite disfrutar de la prosa más allá de las dolorosas y brutales sentencias que, de vez en cuando, coloca entre los párrafos, recordándonos lo efímero, la nostalgia, la melancolía y esa nada que nos espera.

Inés McPherson

 

 

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