Anika entre libros

Entrevista a Ramón Reig García por "Dioses y diablos mediáticos"

"La minoría se ha apropiado de la noticia y la usa contra la mayoría (...) "la democracia actual es ficticia"."

Firma: Erasmo R. / Fotos: autor / Marzo 2004

 

Ramón Reig García es profesor titular de Estructura de la Información Periodística de la Universidad de Sevilla, director del Grupo de Investigación en Estructura, Historia y Contenidos de la Comunicación y de la revista académica Ámbitos, especializada en Comunicación (Departamento de Periodismo II, Universidad de Sevilla) y acaba de presentar, está recién sacado del horno, como se suele decir un interesante libro titulado "Dioses y diablos mediáticos" en el que analiza la actividad de los medios de comunicación en la sociedad actual.

Tiene una extensa labor profesional en el Correo de Andalucía (1975 y años sucesivos como colaborador), Semanario Tierras del Sur (1976-1979), como redactor, Radio Cadena Española (RCE) (1976 y 1979). Colaborador como director y presentador de programas sobre Universidad, Educación y Cultura (esa frecuencia pertenece en la actualidad a RNE) y Mundo Obrero diario y Semanal (redactor, 1979-1981), entre otros. Es, además, autor de varios libros sobre periodismo y poemarios.

 

 

ENTREVISTA

 

Ramón ¿qué es lo que te propones con un libro que enfoca tan críticamente un tema que a ti te afecta tan personalmente puesto que eres periodista?

Pues lo que trato de probar es cómo los medios van creando elementos positivos y negativos con el objeto de configurar una opinión pública favorable o desfavorable a algo o a alguien. Pero, si me permites, querría antes advertir que, pese a lo que se pueda pensar, frente a lo que estamos en realidad es ante un proceso de auténtica apropiación de la información que habría que enmarcar dentro de una perspectiva histórica muy larga, es decir, que pese a lo que pueda parecer, no es un fenómeno nuevo ni mucho menos.

Ahora se crean por los medios de comunicación estereotipos positivos o negativos, esos dioses o diablos que dan título a mi libro, según interese a la estructura mercantil pero, en realidad, no es más que la apropiación de la noticia por parte de una minoría que, además, utiliza esa apropiación contra la mayoría.

 

Bien, pero has dado a entender que esto no es un proceso nuevo, ¿puedes extenderte un poco sobre este aspecto?

Sí, vamos a ver. Lo que explico en el libro es que, por ejemplo, en el antiguo Egipto, se produce un pacto entre los faraones, los sacerdotes, los funcionarios y los militares que da lugar a unos intereses de tipo económico que requieren monopolizar el mensaje para configurar la mentalidad de la gente. De ahí salen las pirámides.

Y aún más cercano y, tal vez más comprensible, es el caso de los capiteles de las iglesias románicas de la Edad Media. En estos se va contando un mensaje de tipo religioso a un pueblo en su mayoría analfabeto. Lo mismo pasa en las cristaleras de las catedrales góticas, que son los periódicos de la época. Como verás el mensaje siempre lo cuenta una minoría.

Hoy se llama conglomerado de la comunicación pero, salvando las diferencias, pues es lo mismo que los mensajes de las pirámides y las catedrales.

 

Es decir, que de una manera u otra, siempre se ha creado opinión...

Pues sí, porque incluso las monarquías absolutas lanzaron periódicos y también la nueva clase naciente, que era la burguesía tuvo los suyos. Lo que pasa es que, entonces, se produjo una lucha de opinión, es decir, hasta ese momento, el mensaje era único, venía de una sola de las partes pero, desde ese instante, ya hay dos partes contendientes por apropiarse del mensaje.

 

Y esto tiene su punto de no retorno con la Revolución Francesa... 

Sí, es, más o menos, a partir de esa época cuando se logra el apogeo y de donde parte todo el desarrollo que después se ha producido. No hay que olvidar que, el mundo de hoy, está basado en la clase triunfante de entonces, que fue la burguesía. Empezó creando medios escritos, luego emisoras de radio, televisión y todo, lo que ha llegado después.

Se llaman Disney, Time Warner, Vivendi, que se han ido apropiando del mensaje y sobre todo, desde la Segunda Guerra Mundial, vienen diciéndole a la gente "esto es positivo, esto es negativo" y no importa que lo que ellos consideran positivo, no sea en realidad lo más positivo para la sociedad.

Entonces para llevarse a la gente a su lado, crean elementos diabólicos, como puede ser el caso de Hugo Chávez (presidente de Venezuela) o se crean elementos positivos como puede ser el Papa. Lo más paradójico del caso es que Chávez ha sido elegido en las urnas y el Papa no, y digo esto porque el Papa es un jefe de Estado, además de guía de los católicos. Este es un poco el espíritu del libro.

 

¿Y nosotros los lectores o receptores del mensaje somos conscientes de todo esto?

No te quepa la menor duda. Sería inexacto decir que los manipulados no son, la mayor parte de las veces, conscientes de su propia manipulación. Es más, el manipulado se deja manipular. Pero, sobre esto, quiero hacer una aclaración. En el libro no hablo de buenos y malos. No quiero que se piense que los diablos son los medios y los dioses son los probrecitos manipulados, nada más lejos de la verdad.

 

¿Por qué ocurre esto?

El público occidental tiende a la comodidad y esto será así mientras exista una gran clase media que tenga sus necesidades cubiertas. La tendencia es llegar a casa y hacer dejación de las responsabilidades. Por ejemplo, dejación de cómo educar a los hijos y cómo se educa uno a sí mismo.

El ciudadano, llega a casa cansado y desganado y pone programas de entretenimiento y no quiere complicarse la vida. En resumen, que es cierto que unos manipulan descaradamente y que otros se dejan manipular. No hay nadie totalmente inocente en esto.

 

Pero los manipuladores parece que se sitúan en todos los lados, con mensajes distintos que por lo que tú dices ¿tienden a crear un estado de opinión que, en realidad, no signifique una alteración del sistema?

Claro, es que hay mensaje coyuntural y un mensaje estructural. Por ejemplo, en un periodo electoral toca apoyar al PP o al PSOE, a Zapatero o a Rajoy, pero mañana estará otro que no se llamará así y al que también se apoyará o se criticará. Esto entra en lo que se puede llamar la dinámica del juego democrático en el sentido infantil de la palabra juego. Así que, muchas veces, los medios apoyan a unos u otros en función de criterios meramente mercantiles.

En este sentido, el diario "La Razón", por ejemplo, tiene que buscar un público más a la derecha que el ABC, de forma que recupere a los lectores que algún día tuvo "El Alcázar" (diario extinto de extrema derecha), pero, en el fondo, son repartos de papeles, parecido a lo que sucede en una obra teatral. Este sería el mensaje coyuntural.

Y luego hay un mensaje estructural en el que los medios se diferencian muy poco sustancialmente, y es cuando interpretan que puede haber alguien que atenta contra el llamado "orden occidental" o contra el "nuevo orden mundial", que es el que declaró George Bush (padre) cuando cayó la U.R.S.S. y esto para decirlo claro es: "el que no pase por mi aro es un terrorista y está en el eje del mal". En este mensaje hay bastantes menos diferencias sustanciales.

Por ejemplo, se intenta dar un golpe de estado contra Hugo Chávez y lo celebran todos. Ahí ya las diferencias no existen o desaparecen. Y pasó exactamente lo mismo en la guerra contra Iraq.

 

Pero, en este caso sí hubo más diferencias...

Pues si nos fijamos bien, veremos que al inicio de la guerra todos los medios dieron la versión que quería la Casa Blanca, es decir la de "ataques selectivos", sin comprobar sobre el terreno si esto era sí, porque además era imposible la comprobación, y sacaron fotografías de agencias multinacionales en el que decían "Estados Unidos lanza un ataque selectivo". Lo curioso del caso es que no decían "la Casa Blanca afirma que..." sino que hacían suya la opinión de un señor que se llama Bush, que encima no representa a nadie porque ha sido elegido por una exigua minoría en su país.

Es verdad que después, afortunadamente para el periodismo, esta guerra o esta invasión no se ha cubierto de la misma forma que los bombardeos del año 1998 y del año 1991.

 

¿E internet qué papel puede jugar? Porque hay multitud de páginas que están vinculadas incluso a organizaciones terroristas o muy críticas con el sistema, y son de acceso libre. Parece que el sistema no las controla.

Eso es lo que se llama la comunicación alternativa. Pero pese a lo que parezca en realidad el sistema sí controla eso, porque dentro de internet ya nadie está seguro. Hay cada vez un mayor intervencionismo del estado en la red. Antes, por ejemplo, Microsoft no dejaba que los servicios secretos se metieran para saber los clientes que tiene, a partir del 11 de septiembre ya no es así.

Efectivamente, durante mucho tiempo el poder no ha podido controlar esta vía de comunicación y, en ese sentido fue algo nuevo, pero cada vez está más controlado.

Además esa comunicación alternativa es un montón de gente lanzado tiros cada uno por su lado pero sin articulación entre ellos, mientras que los grandes conglomerados mediáticos, sí colaboran entre ellos. Son más colaboradores que enemigos.

Pero, en fin, desde luego, eso es mejor que nada y en todo caso es muy interesante, aunque sería mucho más efectivo si el mensaje antiglobalización, por poner una caso, estuviera articulado. No tienen contacto entre ellos, todo lo contrario que los medios de la fuerza mercantil.

 

Entonces parece que estamos abocados definitivamente el pensamiento único, al desastre total...

Desde luego hay ese riesgo de que se produzca un mundo orwelliano. Pero yo expongo en el libro una idea, que planteo como interrogante, y es que, eso que tú consideras como un desastre total, no lo sea en realidad. Es posible que en definitiva el ser humano sea así, es decir, que esto sea una parte de la evolución del propio hombre. Yo espero que no acierte, pero para que no llegase a ser así, hay que hacer una labor educativa mediática desde la escuela.

Y entonces surge otra cuestión, ¿quién hace esa labor educativa? Habría que empezar por crear un cuerpo de profesores de ese tipo muy concienciados y muy preparados en comunicación y en historia y ¿dónde está esa gente? Además me da la impresión de que verdaderamente no hay interés por crear ese cuerpo educativo.

 

¿Puede que todo esto sea consecuencia de una cierta connivencia económica? Quiero decir que, el sistema admite un cierto tipo de oposición, dentro de ese juego al que antes te has referido, pero que, si te sales del papel, te cortan la viabilidad negándote, por ejemplo, la publicidad, esencial para sobrevivir...

Lo que yo sostengo en el libro es que la democracia actual es ficticia.

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Pues eso es muy grave...

Pues te lo digo con toda claridad porque si se le aplican a la democracia las reglas de la empresa, es decir, una especie de Democracia Sociedad Anónima tendría que quebrar.

Los partidos políticos, esencia de la democracia no funcionarían, los sindicatos lo mismo, muchas de las ONG tampoco funcionan sin dinero público e incluso la iglesia recibe todavía mucho dinero del Estado.

 

Y la prensa...

Claro, la prensa y las organizaciones empresariales. Es decir que todas las sociedades que forman la democracia viven del estado o sea que en definitiva es una gran farsa. Y eso provoca que muchas personas no quieran participar en la farsa.

 

Pero eso parece que choca con la idea de la manipulación...

No. Es que, una cosa es que se pueda manipular, y otra cosa es que los ciudadanos sean absolutamente estúpidos. Hay algo que se llama el inconsciente colectivo y que crea la opinión pública que, a veces, funciona de forma inexplicable, desde luego, al menos para mí, es un misterio. Por eso los del sistema llaman a los ciudadanos continuamente a la participación. ¿Tú crees que si la gente estuviera contenta y a gusto con lo que hay habría que hacer esos llamamientos continuos a la participación?

Otro ejemplo; Los medios tienen que estar lanzando cada dos por tres regalos, ofertas, libros, colecciones, para vender y lo más curiosos es que no es para conseguir lectores sino para conseguir compradores. O sea, sabemos que nos están manipulando pero no somos idiotas.

Hay que reconocer que, en definitiva, la democracia está vigilada y para mayor abundamiento, es incierto que en la democracia quepan todas las ideas. O mejor dicho, unas tienen la posibilidad de decir el 99 por ciento de los mensajes y las demás tienen que repartirse en uno por ciento restante.

Por eso, si alguien se propusiera cambiar el sistema, el mercado, aunque utilizara los medios más democráticos sería eliminado, como le ocurrió a Salvador Allende en Chile.

Te admiten mientras tu ideología no suba peligrosamente para el sistema, si subes demasiado te aíslan.

 

¿Estás ya preparando el próximo libro?

Pues de momento no estoy preparando nada, porque en los últimos años, desde el 2001, he salido a libro por año y ahora quiero parar un poco, editar menos y estudiar más, escuchar más a la gente y me he propuesto que, otra obra de estudio, con detenimiento, pues deberá esperar un poco.

 

Espero que no sea mucho...

Pues unos dos o tres años.

 

Muchas gracias Ramón y yo también deseo que tus pesimistas pronósticos no se cumplan.

No, muchas gracias a "Anika Entre Libros", que es la demostración de que aún queda algún resquicio para formar otro tipo de opinión.

 

No es costumbre de este entrevistador hacer comentarios al margen de la propia entrevista. Pero, por una vez y sin que sirva en absoluto de precedente, creo mi deber periodístico decir a los lectores de Ciberanika que hemos asistido a la confirmación de lo que Ramón Reig ha explicado. Desgraciadamente, hemos comprobado hasta qué extremo se ha pretendido engañar a los ciudadanos con motivo del bárbaro atentado ocurrido en Madrid. La manipulación por parte de quienes deberían garantizar la pureza y transparencia de una información en un asunto de tan extrema gravedad, ha llegado a ser absolutamente inadmisible, especialmente en los medios públicos.Pero también es verdad que, dentro de una demostración de civismo inapelable, la ciudadanía les ha puesto en su sitio; en el rincón más oscuro de la historia.

 

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