Entrevista a Lolita Bosch por El niño que quería matar
En el mundo de la literatura juvenil, de vez en cuando, aparecen libros que intentan acercar a los más jóvenes problemas mentales que desconocen totalmente al estar desvirtuados por el mundo del cine o los thrillers con asesinos psicópatas. Lolita Bosch, consciente de este hecho, ha escrito "El niño que quería matar", convirtiendo en protagonista no sólo a un niño con un brote psicótico si no haciendo ver a los jóvenes -y no tan jóvenes- lectores cómo viviría ese chico su propio infierno.
"El niño que quería matar" (La Galera, 2014) está galardonado con el XXXII premio Guillem Cifre de Colonya 2013
ENTREVISTA
¿Has usado como referencia a alguien en concreto? ¿Cómo conoces tan bien el tema?
Sí, seguí a un joven con un brote psicótico y tuve la oportunidad de acercarme mucho y entrevistarlo en profundidad.
Se tiene la idea de que un psicótico es agresivo per se. Cuéntanos la realidad.
No tiene por qué serlo. En muchas ocasiones tienes más miedo de sí mismo que del resto de la sociedad. Un psicótico bien tratado y bien medicado, dependiendo del grado, puede tener una vida plena e independiente.
He leído que para ti los psicóticos son muy valientes ¿a qué te refieres?
Es muy difícil tenerse miedo y saber que no te entienden y seguir adelante. Tiene mucho mérito. Es cierto que en muchos casos no tienen más remedio, pero muchos frente a esa incertidumbre se hunden.
¿Hay diferencias entre un psicótico adulto y un psicótico joven o adolescente?
Entiendo que el adolescente tiene un medio extra. Pero depende del entorno y la gente con la que convivas.
¿Influye algo la educación familiar y escolar en el estado y control del psicótico?
Absolutamente. La educación entendida como fomentar el respeto, la curiosidad y las capacidades de los demás, sí.
¿En qué se diferencia un brote psicótico de una esquizofrenia?
Hay tres enfermedades que solemos confundir a menudo: la esquizofrenia, la psicosis y la psicopatía. Cada una tiene características y derivaciones específicas. Distintos modos de manifestarse, distintos miedos.
Ya sé que no eres psiquiatra pero quizás conozcas la respuesta ¿cuáles son los síntomas que revelan esta enfermedad mental? Teniendo en cuenta que no es algo de lo que ellos hablen ¿cómo se pueden traducir esos síntomas en la propia enfermedad?
Yo creo que deberíamos preocuparnos por entender a la gente con la que convivimos. A veces creemos saber cosas pero estamos equivocados. Hay que preguntar a los demás cómo están, cómo se sienten, en qué los ayudamos.
A menudo confundimos las conductas propias de los adolescentes, por ejemplo, con hechos alarmantes. O viceversa: pensamos que algo que han hecho es extrañísimo cuando en ellos y ellas es absolutamente normal. Si no nos interesan los demás, es difícil medir sus reacciones.
En tu novela los padres llenan la casa de posits positivos ¿has conocido algo así o ha sido cosa tuya?
Cosa mía...
Pues te doy la enhorabuena porque me ha parecido una idea fantástica. Dime, Lolita ¿por qué has querido escribir esta historia?
Conocí un caso cercano y quise entenderlo. La literatura es una manera muy humana de entender el mundo y las cosas que nos perturban.
¿Y por qué lo has enfocado hacia la literatura juvenil?
Porque en literatura juvenil trato de hacer crónica. Veo casos reales o semireales y los sigo. Me interesan mucho los adolescentes, creo que establecer un diálogo con ellos es importantísimo. Me caen bien.
Tu personaje es un adolescente, a esa edad están en el instituto, normalmente una selva difícil de controlar hasta para los profesores. Tras conocer el tema ¿qué les dirías a los responsables del instituto y a los alumnos para que entiendan el daño que hacen si no colaboran para que el niño se sienta normal?
Depende tanto del instituto, las situaciones personales y los niños y niñas...
¿Has pensado en dar charlas en institutos sobre el tema? Creo que sería positivo.
Hablo mucho con niños, niñas y adolescentes. Voy a menudo a escuelas e institutos a hablar con ellos. Y me encanta. Aprendo muchas cosas. Cargo mucha pila.
Para mí tu libro debería comenzar a leerse con 12 años, edad en la que se entra en el instituto y se empieza a crecer a pasos forzados (e incluyo a los padres entre los lectores) ¿por qué se ha sugerido a partir de 14 años?
¡De eso no tengo ni idea! Es criterio editorial. Yo nunca he sabido discernir.
Muchas gracias por acercarnos a Max y hacernos comprender mediante la novela algo que muchos desconocíamos. Un beso.
Gracias a ti. Un abrazo.
