Anika entre libros

Entrevista a Julio Murillo por "Oricalco"

"Coincido con muchos autores y amigos que se dedican a la literatura, y que mantienen la opinión de que el juez más implacable es uno mismo"

Firma: Gemma Nieto / Fotos: autor / Junio 2010

 

Julio Murillo se descubre como un hombre polifacético, es periodista y escritor, pero también ha trabajado en asesorías creativas y en campañas publicitarias para grandes marcas. Con su primera novela, "Las lágrimas de Karseb", quedó finalista del Premio Alfonso X el Sabio y, gracias a "Shangri-La" , se alzó con el primer premio. Con "Oricalco" ha entrado de lleno en el terreno del thriller histórico. Actualmente compagina su labor como novelista con la colaboración en diversos medios de comunicación.

"Oricalco" comienza con un extraño crimen en el Museo Británico de Londres y con una pieza histórica destrozada. El enigma conducirá a un inspector de Scotland Yard, junto a una escritora italiana, hasta Egipto, tierra de misterios por excelencia. Allí descubrirán cómo un grupo de cristianos coptos intenta mantener oculto el que podría ser el descubrimiento más importante de la humanidad: su propio origen.

Gracias a la entrevista que nos ha concedido su autor, Julio Murillo, intentaremos desvelar otros enigmas… sobre su obra y su persona.

  


ENTREVISTA

 

Leyendo su biografía, puede apreciarse que se ha dedicado a la literatura sólo en los últimos años. ¿Era una vocación que esperaba el momento preciso para desarrollarse o, simplemente, fue una llamada tardía?

Creo que las cosas llegan siempre en su momento, rara vez antes o después. He dedicado años de mi vida profesional al periodismo y a la creatividad. Tuve la gran suerte de poder colaborar en revistas de música y espectáculos durante los años setenta, al poco de entrar en la universidad. Disfruté muchísimo escribiendo sobre rock, jazz y folk, cultura y sociedad, en publicaciones como Vibraciones, Rock Especial, Ajoblanco o El País. Tiempo después cultivé otra vertiente profesional como creativo, y me ocupé, al tiempo que seguía trabajando en artículos, del diseño de publicaciones, campañas y publicidad.

Todo eso me ha servido muchísimo, en especial la práctica del periodismo, que obliga a tener claro lo que se debe decir, a administrar los recursos del lenguaje y a determinar qué es importante y qué es Juliomurillo2secundario. Durante muchos años la literatura estuvo ahí, agazapada, a la espera. Siempre era un sueño posible y agradable que acababa siendo postergado, hasta que llegó el momento…

 

Hablando de su vida: parece ser usted un hombre misterioso. Aparte de la pequeña biografía en la cubierta de su novela, poco más he podido encontrar sobre usted. ¿Nos habla un poco más sobre Julio Murillo?

¿Misterioso, yo? Bueno, es agradable saber que alguien me ve así, pero me temo que después de explicar cuatro cosas ese halo enigmático pueda desvanecerse como la neblina bajo el sol. A ver…, estoy casado, tengo una hija adolescente, encantadora, con la que me peleo de forma sana; también una perrita de lanas que es divertidísima. A los cuarenta años decidí dejar la ciudad y vivir en el campo. Me encanta el silencio, el olor del bosque, pasear en bicicleta. Reparto mi tiempo entre la escritura, la lectura y mis aficiones, que son un montón. Colecciono música de los sesenta y setenta, poseo una discoteca de miles de álbumes; soy fan de Tintín; cinéfilo hasta la médula -amante del cine clásico: westerns, películas de espionaje y peplums-; me atraen los misterios, lo espiritual y lo esotérico, porque soy de los que piensan que aquí hay algo que no encaja o que nos han contado mal; me encanta el universo Apple, soy usuario de este tipo de ordenadores desde hace veinte años; cultivo un huerto en un trozo de jardín; disfruto cocinando (mis especialidades son la paella y la fideuá de pescado); cada otoño salgo a buscar setas y, bueno…, podría seguir, pero creo que con lo dicho hasta aquí el misterio ya se ha hecho añicos… ¡jajaja!

 

Todo aquel que escribe suele disfrutar con la lectura, ¿con qué literatura se ha formado?, ¿qué tipo de libros suele leer?

A los nueve o diez años me divertía con Enid Blyton, como todos los chavales de mi edad; a los trece o catorce, me fascinaban escritores como Julio Verne, Conan Doyle, Salgari o Jack London. Cuando llegué a la facultad de periodismo ya había devorado buena parte de las obras básicas clásicas y me inicié en autores como Ernesto Sábato, Cortázar, Lawrence Durrell, Robert Graves y muchos otros, sin adscripción específica a ningún género en concreto. Me gusta, obviamente, la novela histórica. Gore Vidal, por ejemplo. Creo que su Juliano el Apóstata es una joya. Pero disfruto con todo: narrativa contemporánea, ensayo, literatura clásica, novela negra y… diccionarios. De verdad, no te rías, cuando no sé qué leer o no dispongo de tiempo me leo dos páginas de cualquier diccionario.

 

Las novelas como "Oricalco" son complejas, con tramas y subtramas, con diferentes hilos argumentales que se entremezclan… ¿Cómo elabora la novela?, ¿dispone de un guión detallado o se sienta a escribir delante de la pantalla esperando que la narración fluya?

Siempre hay elementos, situaciones o giros en las novelas que surgen sobre la marcha, pero acostumbro a trabajar con un guión lo más detallado posible, con un esquema básico de capítulos. A ese nivel empleo mucho tiempo en la preparación. Una de mis manías es unir varias páginas en blanco con celo y crear un póster con los nombres y características de los personajes, unidos entre ellos por flechas. Algo así como un árbol genealógico. Al acabar, siempre pienso que los he de enmarcar, pues terminan siendo una tela de araña, escrita a lápiz y con letra menuda. De todos modos, cuando llega el momento de escribir me dejo llevar, y ahí es donde aparecen los diálogos con chispa y muchas cosas que no se pueden programar por mucho que uno quiera.

 

Me ha sorprendido la maestría que posee a la hora de enlazar unos capítulos con otros, de tal forma que deja al lector satisfecho con una respuesta, pero le ofrece un nuevo interrogante para que desee proseguir la lectura. Esto no puede ser natural ¿o sí?

Pues sí, es natural, y al mismo tiempo fruto de mucho análisis. Ese es otro de los asuntos que siempre me trae de cabeza: el saber en qué punto, y cómo, se desvela un elemento de la trama. Creo que el saber dosificar y entregar las explicaciones con cuentagotas es el verdadero cebo, el anzuelo que mantendrá el interés del lector de principio a fin. Intento cerrar cada capítulo con un interrogante, o con una situación endiablada, de modo que cueste poner el punto de lectura y apagar la luz.

 

Uno de los elementos a destacar en "Oricalco" es la acción, precisa, que lleva de la mano al lector. ¿Cómo la consigues?

Los pasajes o capítulos de acción son parte muy importante de una novela. Algunos escritores los concentran en la recta final, en lo que se supone es el desenlace, dejando la primera parte y el nudo a la exposición de los hechos, la investigación, etcétera. A mí me gusta irlos intercalando a lo largo del libro. Y procuro hacerlo de forma visual. Deben ser rápidos, claros, sin largas descripciones, muy cinematográficos.

 

A tu juicio, ¿qué elementos debe de tener una novela histórica para que entretenga y enganche? Y, por el contrario, ¿qué sería mejor dejar en el tintero?

Si hablamos de una novela histórica pura, en la que el aditamento de ficción es mínimo, creo que la gracia estriba en cómo contarla, qué ángulo original adoptar y el lenguaje que se utiliza. Me parece que una de las cosas que deberíamos dejar en el tintero es el exceso, la avalancha de datos e información. En ese aspecto yo suelo pasarlo muy mal, pues soy de los que tiene tendencia a usar cantidades ingentes de documentación. Y no es bueno. Hay que saber administrar los datos, a riesgo de acabar apabullando y aburriendo al lector. Para eso ya están los ensayos y los libros eruditos. Al escribir una novela, del género que sea, no deberíamos perder de vista nunca la historia, el hilo conductor, la trama. Las largas explicaciones, lo sesudo, lastran el ritmo. Soy de los que piensan que las novelas deben mantener un ritmo de crucero alto.

 

Los escritores de este tipo de novelas suelen diferenciar claramente entre el proceso de búsqueda de información y la propia redacción de la novela. Cuéntenos algo acerca de su proceso de documentación, ¿es largo?, ¿suele visitar los diferentes escenarios que describe en el libro?

Sí, el proceso de documentación y el de escritura o trabajo real con las páginas es distinto; de hecho, son etapas diferentes. Ocurre, de todos modos, que aunque uno se ponga a escribir, una vez concluido ese proceso de búsqueda de información, viajes o visitas, siempre acaba apareciendo a destiempo el maldito dato que hace que muchas veces vuelvas atrás y acabes haciendo encaje de bolillo para meter con calzador ese elemento nuevo.

En lo referido a los escenarios suelo visitarlos y me son familiares, pero no siempre. En "Oricalco", por ejemplo, necesitaba información muy visual del Puerto de Alejandría, donde nunca he estado. Y una herramienta excelente que viene a suplir esa carencia es Google Earth. Sobrevolé unas horas, a vista de pájaro, los muelles, oficinas y espigones; efectué mediciones, comprobando distancias, tamaño de los barcos, etcétera. Y finalmente me leí varios documentos extensos sobre cómo funciona ese puerto, dónde atracan los cargueros, papeleos Juliomurillo1administrativos. Un verdadero mareo, lo juro.

 

Posee un tipo de escritura muy visual que hace que el lector vea lo que está leyendo, y torna la narración muy amena. ¿Esto se consigue a la primera, o, por el contrario, necesita de varias lecturas y correcciones?

Alcanzar lo visual necesita de muchas correcciones y relecturas. Yo le presto mucha importancia a lo visual, pues creo que todos tenemos una formación muy cinematográfica y nos hemos acostumbrado a que nos cuenten cosas en ese lenguaje. No es nada fácil, pero yo he desarrollado varios trucos o sistemas que me funcionan.

En mi segunda novela, Las Puertas del Paraíso, tenía que resolver un cuerpo a cuerpo terrible entre nueve personajes en un gran salón del Palacio Médicis de Florencia. Los nueve dispuestos a matar o morir. Partiendo de fotos e información histórica, mobiliario, tapices y características del lugar, dibujé la escena. Hice un dibujo bastante artístico, detallando dónde estaba cada personaje, qué armas portaba o qué objetos tenía a mano en vistas a defenderse, y estudiando cómo reaccionarían todos ellos a la que se desencadenara la acción. Logré resolverlo al entender que debía tratarlo como si fuera una coreografía. Una vez logré verlo mentalmente, lo relaté, o lo retransmití como si fuera un partido de fútbol o de rugby. En "Oricalco" hay varias escenas así, una de ellas en la bodega de un carguero.

 

Por regla general, publica a un ritmo de una novela por año, además de colaborar con otros medios ¿cómo se organiza?

Últimamente publico a ritmo de novela cada año y medio. Soy bastante rápido trabajando, pero prefiero tomármelo con calma. Personalmente me obsesiona la calidad del texto, la calidad de diálogos, descripciones, uso de adjetivos. Soy de los que no para de corregir hasta decir basta. Y eso hace que prefiera ir algo más despacio. Se me hace más agradable trabajar por las mañanas y, ocasionalmente, por las tardes. Nunca escribo por las noches. En eso no encajo en absoluto con el arquetipo de escritor nocturno, matándose a café y cigarrillos.

 

Por las referencias que he encontrado en su obra veo que es usted un gran, y buen, seguidor de las teorías heterodoxas, del esoterismo, lo paranormal… Bauval, Castaneda… ¿Cómo comenzó su interés por ellas?

El esoterismo siempre me ha resultado atractivo. A los diecinueve o veinte años me cayeron en las manos las obras de Carlos Castaneda, los ensayos de Alan Watts y ese tipo de libros contraculturales, tanto en lo social como en lo antropológico, y me fascinaron. Luego vino el zen, el budismo, la historia de las religiones, el conocimiento místico y mágico perdido y los enigmas.

Pienso que aunque en ese terreno existe mucha superchería y mucha quincalla, también encierra un poso o un atisbo de verdad. Creo que la historia del mundo no es en absoluto tal y como la cuentan los libros de historia.

Por otra parte, al no existir ya esa posibilidad romántica de explorar el mundo tal y como se hacía siglos atrás, el esoterismo brinda la posibilidad, siquiera intelectual, de reinterpretar, redescubrir y reescribir de forma paralela. Me parece un buen ejercicio, lúdico y escapista, enriquecedor, con el que, de todos modos, no hay que obsesionarse en exceso a riesgo de acabar luchando con molinos de viento.

 

Aparte de que los temas esotéricos den mucho juego a la hora de escribir un thriller, que lo dan, ¿qué piensa Julio Murillo respecto a ellos?

Pienso que últimamente todos estamos abusando de ellos. Es normal, son un filón casi inagotable, pero comienzan a aburrir. Personalmente acabé hasta el gorro de misterios made in Da Vinci, códigos y cenas. Y lo mismo pasa con cátaros, templarios, criptas, sellos, biblias, arcas mágicas, calendarios mayas y conspiraciones mundiales… ¡socorro! ¡Que alguien me cuente una historia de tinte costumbrista, en la que no pase nada más allá de unos celos enfermizos y un buen crimen pasional con portera incluida y Poirot de turno! ¡jajaja!

 

Hablando de rigor histórico, "Oricalco" es un thriller histórico con muchas licencias por parte de su autor y eso puede desconcertar a los lectores que no conozcan bien la historia. ¿Hasta qué punto un escritor puede jugar con los datos reales para escribir una novela?

Yo no acostumbro a jugar con los datos reales. Los hechos históricos, situaciones, fechas o acontecimientos no se deben falsear. Otra cosa es que el escritor los utilice a su conveniencia, engarzados en una trama de ficción, de modo en que sirvan a su propósito o vengan a reforzar el hilo argumental que propone en el libro. Nunca olvidemos que una novela, histórica o no, es, ante todo, ficción. El autor de una biografía novelada, por ejemplo, no debería permitirse licencia alguna, o las mínimas imprescindibles. En novelas como "Shangri-La" u "Oricalco" yo me permito reescribir partes importantes de la historia, pues estoy trabajando en un thriller, que es evasión, que tiene un componente escapista que prima sobre otros aspectos. La gracia, en este terreno, es narrar y construir la trama de modo en que un lector medio, avezado, dude acerca de lo que es histórico y lo que es invención.

 

Te lanzaste al ruedo de la narrativa con Las lágrimas de Karseb: Constantinopla, 1453 (que fue finalista del Premio Novela Histórica Alfonso X el Sabio), tres años después volviste a probar suerte con "Shangri-La: la cruz bajo la Antártida" (y te alzaste con el primer premio). Esta emocionante experiencia debe de tener algunas buenas anécdotas, ¿nos cuentas alguna?

Las Lágrimas de Karseb, una novela histórica sobre la caída de Constantinopla fue seleccionada entre las finalistas del Premio Alfonso X OricalcoEl Sabio, en el 2005. Recuerdo que llegar hasta esa final con mi opera prima me levantó la moral. Había pasado dos años trabajando en esa historia. Cuando subí al escenario, interiormente, me prometí volver a intentarlo y me dije: en unos años lo ganarás tú. Y así fue.

Cuando le explico esta anécdota a mi mujer, suele contestarme: "eso es debido a que lo deseaste, y se cumplió, tal y como se cuenta en El Secreto". Al oír esas cosas yo me suelo echar a reír. Los antiguos egipcios ya sabían que el Universo se rige por una mecánica de deseo y propósito, pues entendían que la sustancia de la Creación es de la misma materia sutil que la mente y sus sueños. Lo que ocurre es que a nuestra descreída visión occidental, el hecho de que lo mágico pueda suceder le causa perplejidad.

 

Cuando ya llevas cinco novelas en el mercado, la crítica y los lectores esperan que mantengas el listón alto, que no bajes la guardia; escribir así es escribir bajo tensión pero… ¿qué presión es superior: la de los demás o la que uno mismo se impone?

La de uno mismo. Coincido con muchos autores y amigos que se dedican a la literatura, y que mantienen la opinión de que el juez más implacable es uno mismo. Por descontado que la opinión, valoración y aprecio del lector es imprescindible. Sin lector no habría ni comunicación, ni retro alimentación, ni siquiera ganas de escribir, pero durante el proceso creativo, al menos eso me pasa a mí, el que debe disfrutar, estar encantado, o cabreado, o asqueado, soy yo. Mi ánimo y satisfacción me dicen si lo que voy haciendo está bien o es una mediocridad.

 

Aunque, por regla general, no sueles repetir personajes, ni tus novelas tienen segundas partes, ¿asistiremos a nuevas aventuras del inspector de Scotland Yard Martin Scott y de la atractiva escritora italiana Paola Lazzari?

Los dos personajes principales de Las Lágrimas de Karseb, un médico y alquimista francés y un filósofo, fueron también los protagonistas de Las Puertas del Paraíso. A los dos les tengo mucho cariño, y tal vez algún día los vuelva a recuperar, en alguna aventura que transcurra en la segunda mitad del siglo XV.

El dramaturgo Esquilo protagonizó El Agua y la Tierra, mi tercera novela sobre las Guerras Médicas entre griegos y persas.

No podré devolverles la vida a los protagonistas de "Shangri-La", mi cuarto libro, porque acabaron fatal.

Y sí que es posible que el inspector Martin Scott y la erudita Paola Lazzari, que llevan la batuta en la trama de "Oricalco", vuelvan a formar equipo de investigación en el futuro. Además, entre los dos se ha creado una buena química, a base de humor e ironía. Por si fuera poco, en la novela los dejo en un punto en que los dos están pensando en regalarse un buen revolcón (risas).

 

La curiosidad es un arma de doble filo, pero me veo obligada a preguntarte ¿en qué estás trabajando ahora?, ¿nos puedes adelantar algo de tu siguiente historia?

Lo intentaré, pero ya sabes que ese es siempre el secreto más celosamente guardado. Lo único que puedo decirte es que mi siguiente novela, que se publicará en otoño de 2011, tiene como eje temático la filosofía. Es una novela negra que reflexiona acerca de nuestra sociedad, la religión y lo lícito o ilícito de la venganza. Transcurre en Francia. Ojalá pudiera contar más, pero…

 

Gracias por haber hablado con nosotros y por habernos concedido esta entrevista para Anika Entre Libros. Le deseamos el mayor de los éxitos.

 

ver + Julio Murillo

 

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