Anika entre libros

Entrevista a Cristina Morató por Reinas malditas

"He elegido a unas reinas muy legendarias pero también malditas en el sentido de que fueron muy desdichadas y también muy maltratadas por la Historia"

Pilar Alonso Márquez, diciembre 2014 / Foto: Penguin Random House

 

Después de Viajeras intrépidas y aventureras (2001), Las Reinas de África (2003), Las Damas de Oriente (2005) o Divas rebeldes (2010), Cristina Morató regresa a sus libros de divulgación sobre grandes mujeres de la historia, y en esta ocasión nos ofrece el retrato de seis reinas malditas, entre las que figuran la emperatriz Sissi o María Antonieta.

 

 

ENTREVISTA 

¿Cómo surge la idea de escribir un libro sobre reinas?

Me interesaba descubrir como periodista qué había más allá de la imagen oficial de unas reinas que en el pasado fueron muy poderosas y legendarias. En este caso, al igual que en mi anterior libro "Divas Rebeldes" he intentado mostrar su lado más humano, ir más allá incluso de su leyenda negra. El lector descubrirá que tras ese mundo de privilegios, lujo y poder estas seis soberanas eran mujeres de carne y hueso que no pudieron elegir su destino. Cada vez me atrae más entrar en las fisuras de personajes femeninos muy biografiados.

 

¿Qué criterio de selección has seguido para elegirlas y qué requisitos debían cumplir?

He elegido a unas reinas muy legendarias pero también malditas en el sentido de que fueron muy desdichadas y también muy maltratadas por la Historia. En el libro he intentado de alguna manera desmitificarlas y mostrar a estas mujeres tras el trono. En la realidad sus vidas distan mucho de la imagen que el cine nos ha dado de ellas. Sus matrimonios fueron alianzas políticas donde no contaban para nada los sentimientos. Llegaban a una corte extraña siendo casi unas niñas, como Sissi o Maria Antonieta que tenían apenas quince años, y donde no eran bien recibidas. Eran princesas rehenes y Reinasmalditasextranjeras, arrancadas de su familia y de su país natal para contraer matrimonio con un desconocido. Solo se esperaba de ellas que fueran perfectas consortes y se limitaran a ser un objeto decorativo y dar un heredero al trono. Por ejemplo la vida de Sissi no fue un romántico cuento de hadas y estuvo marcada por las desgracias familiares y su delicada salud.

 

¿Qué tienen en común las protagonistas de este libro?

Todas ellas tienen en común la soledad, el desarraigo, la nostalgia, la falta de amor o el sufrimiento por no poder dar un heredero al trono. También comparten la dolorosa pérdida de sus hijos, los fracasos matrimoniales o el sentirse extranjeras en una corte donde no eran bien recibidas. Ninguna pudo elegir su destino y tanto Sissi como Maria Antonieta fueron reinas y emperatrices en contra de su voluntad. Los suyos fueron matrimonios de conveniencia, alianzas políticas donde no contaban para nada los sentimientos, y aquí comienza parte de su desgracia.

 

Al estudiar a estos seis personajes, ¿cuál de ellos te ha impresionado más y por qué? ¿Ha cambiado el concepto que tenías sobre alguna de ellas?

Para mí ha supuesto todo un descubrimiento porque a algunas de ellas no las conocía en profundidad y ahora, al investigar sus vidas, entiendo las terribles dificultades a las que se enfrentaron. La Historia las ha culpado de todos los males muy injustamente. Por ejemplo a Eugenia de Montijo se la culpó de todos los males incluida la caída del Segundo Imperio francés, a Maria Antonieta del fin de la monarquía en Francia y así sucesivamente. He intentado en este libro devolverles la voz a ellas, no juzgarlas y dejar que ellas mismas nos cuenten su historia. Para ello he recurrido sobre todo a los diarios personales y a las cartas que estas reinas escribían a sus familias. De esta manera, por ejemplo, he descubierto que Maria Antonieta, tachada de frívola e inmoral, ante la adversidad y los sufrimientos a los que se enfrentó en la última etapa de su vida, antes de morir en la guillotina, demostró un gran valor y dignidad. También Eugenia de Montijo fue una mujer discreta, culta y de ideas muy progresistas para su época. Fue una pionera del feminismo, y la educación de las niñas sin recursos fue su caballo de batalla

 

Casi todas parecen haber tenido alrededor a mujeres dominantes que les hicieron la vida imposible (madres, suegras…) y a padres bondadosos, frívolos o superficiales…

En este libro hay unos personajes femeninos secundarios muy potentes como fueron las madres y las suegras de estas reinas. En el caso de Sissi, cuando llegó tan joven a la corte imperial de Viena tuvo que enfrentarse a su peor enemiga que fue su suegra, la poderosa archiduquesa Sofía de Baviera. Para esta mujer, madre del emperador Francisco José y quien de verdad gobernaba a la sombra en Hofburg, la joven y muy sensible Sissi no tenía voz ni voto; tuvo muy poco tacto con ella y la trató con enorme severidad. También Alejandra Romanov tuvo que soportar a su llegada a la corte de los zares la presencia de su suegra, la emperatriz viuda María Feodorovna, con la que mantuvo una relación muy tirante.

 

Parece que ninguna de estas mujeres tuvo a su lado a un marido especialmente brillante…

Salvo en el caso del príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria de Inglaterra es cierto que los reyes y emperadores que menciono en mi libro fueron hombres bastante torpes, inseguros y muy manipulados por sus madres que eran quienes gobernaban a la sombra. Además por lo general, como Napoleón lll, les fueron infieles a sus esposas y sus matrimonios fueron desdichados.

 

Prácticamente todas ellas llevaron a cabo grandes dispendios, y demostraron poco interés en conocer al pueblo al que gobernaban. ¿Malas reinas o mujeres nobles de su tiempo?

En aquella época las reinas vivían casi recluidas en sus palacios, no realizaban como ahora viajes oficiales por el país para conocer las necesidades de su pueblo, salvo en contadas excepciones. Maria Antonieta, al igual que Alejandra Romanov o Sissi vivían de palacio en palacio, llevando además una vida aburrida y ociosa porque no tenían un cargo dentro de la corte y su papel institucional era muy limitado. De alguna manera vivían como en una burbuja y además tampoco se les permitía (salvo casos como Eugenia de Montijo que fue regente en tres ocasiones o Victoria de Inglaterra) inmiscuirse en los asuntos de Estado.

 

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Tres de ellas tuvieron un trágico final. ¿Crees que si su comportamiento hubiera sido distinto se habría podido evitar?

No creo que en el caso, por ejemplo, de los zares, o de los reyes de Francia su fin hubiera sido distinto. Yo no juzgo a ninguna de ellas, trato de entenderlas en el contexto del tiempo que les tocó vivir y creo que ellas no tuvieron la culpa del fin de sus imperios o dinastías, en todo caso los que gobernaban eran ellos, Napoleón lll, Francisco José, Luis XVl, o el zar Nicolás ll y a ellos la historia los ha juzgado con menor severidad que a ellas.

 

¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de cada una de las protagonistas de tu libro?

Emperatriz Sissi, su emperatriz en contra de su voluntad y su vida en la corte vienesa fue un infierno. Siempre se sintió una extraña en Viena y rompió todos los moldes de su época. No fue la dócil y ñoña princesa de cuento de hadas, era una mujer anoréxica en un tiempo en que no se conocía esta enfermedad.    

María Antonieta, la desdichada reina de Francia que pasó de ser una de las princesas más bellas y afortunadas de Europa a ser declarada culpable de alta traición y morir en la guillotina antes de cumplir los cuarenta años. Ante el sufrimiento y las humillaciones demostró un valor y una dignidad que sorprendió a todos. Su testamento, redactado de su puño y letra antes de morir, es su mejor legado.

Cristina de Suecia, una de mis reinas preferidas por su rebeldía y su arrolladora personalidad. Fue una de las mujeres más destacadas y eruditas del siglo XVll. Durante su corto reinado se rodeó de artistas e intelectuales y convirtió Estocolmo en un importante centro cultural.

Eugenia de Montijo, la última emperatriz de Francia murió a los 94 años tras una vida llena de sufrimientos. Cuando falleció su esposo Napoleón lll y después su adorado y único hijo, el príncipe imperial, comenzó una vida errante y solitaria hasta su muerte mostrando hasta el final de sus días una gran dignidad y compasión.

Victoria de Inglaterra, fue el gran mito de su época, una mujer que reinó a lo largo de todo el siglo XlX pero no fue tan estricta y puritana como nos han hecho creer. De joven era muy apasionada… el verdaderamente victoriano fue su esposo, el príncipe Alberto, que la transformó en un ama de casa ejemplar y madre de nueve hijos, aunque ella odiaba la maternidad.

Alejandra Romanov, su mayor tragedia fue descubrir que su único hijo y heredero era hemofílico. Siempre se sintió culpable por haberle transmitido esta enfermedad y se dejó aconsejar por un personaje muy siniestro llamado Rasputín, al que ella consideraba un santo porque era el único que conseguía aliviar el sufrimiento del pequeño Alexei. Este fue su mayor error y contribuyó al fin de la dinastía Romanov.

En este siglo XXl todavía hay princesas malditas como las protagonistas de mi libro. La princesa Masako, la esposa del príncipe heredero de Japón es una víctima también de los rigores de una corte arcana, estricta y perversa como la casa imperial nipona. Era una joven muy preparada, hija de un diplomático y que estudió en las mejores universidades americanas, pero al no haber podido dar un heredero varón al trono su vida ha sido un infierno. Hoy es una mujer enferma y deprimida que apenas abandona los muros de su palacio y sus apariciones públicas son muy escasas.

 

+ Cristina Morató

 

 

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