Entrevista a Carmen Amoraga por "El tiempo mientras tanto"

Carmen Amoraga no podía haber empezado su carrera de mejor forma: nacida en Valencia (Picanya) y licenciada en Ciencias de la Información, se presentó al Ateneo joven en 1997 y ganó con su novela "Para que nada se pierda". Después vino el Premio de la Crítica Valenciana y en el 2007 quedó finalista al Nadal con "Algo tan parecido al amor", obra por la que también le entrevistamos en su momento.

Es columnista en el diario Levante-EMV y la Cartelera Turia, y colabora en tertulias en Punto Radio, Radio 9 y Canal 9 TVV.

Carmen Amoraga resultó finalista el pasado 2010 del Premio Planeta con su novela "El tiempo mientras tanto" y además de felicitarla nos parece una buena oportunidad para hablar con ella de literatura, de lecturas y escrituras, de su libro, de sus personajes...

ENTREVISTA

¿Cuál fue el primer libro que recuerdas haber leído?

No sabría decirte… Desde pequeña he leído mucho, era una visitante asidua de la biblioteca municipal y leía casi todo lo que caía en mis manos. Pero sí recuerdo perfectamente con qué libre fui consciente del papel de la literatura, de cómo escribir puede ayudar a que la vida de quien escribe sea mejor, y cómo lo escrito nos supera y puede llegar a lo más íntimo de personas que no conocemos. Fue con Diario de Ana Frank.

¿Qué fue lo primero que escribiste, con voluntad de crear algo?

No me recuerdo sin leer, y tampoco me recuerdo sin escribir. Al principio, cuentos, historias "rosas"… Luego seguí con relatos, y así nació "Para que nada se pierda", que yo creí que iba a ser un relato más y acabó convirtiéndose en mi primera novela

En tu novela, "El tiempo mientras tanto", narras una historia trágica, pero, curiosamente, cuando terminas de leerla, no puedes dejar de sentirte impregnada de un optimismo, de unas ganas de vivir muy alentadoras. ¿Es esa sensación la que perseguías crear en el lector? ¿La de que hay vida hasta en un hospital de desahuciados?

Cuando me planteé escribir "El tiempo mientras tanto" quería contar una historia de segundas oportunidades, y es cierto que si las buscas, las oportunidades están en cualquier lugar. Me refiero a la oportunidad de intentar ser feliz y de no dejarnos hundir por las pequeñas miserias de la vida cotidiana, que, por suerte, son las que tenemos casi todos. Digo por suerte porque, como bien dices, en la novela se habla de la mayor desgracia que puede ocurrir, y es la pérdida de un hijo. Perder a un ser querido es muy duro, pero perder a un hijo… Pero aún así, aún con una tragedia de este calibre, la vida continua y se puede aprender, primero a sobrevivir y luego a vivir de nuevo. Y si esto es así con lo más duro ¿cómo no va a serlo con las cosas más pequeñas?

María José es un personaje protagonista, a pesar de que en la vida real no pasaría de ciudadana del montón: pasada de peso, mileurista, fracasada en el amor... Sin embargo, le has dado entidad de heroína, una dignidad personal que hace que nos encariñemos enseguida con ella, que la entendamos. ¿De dónde surge este personaje? ¿Y la historia?

Pues de la vida misma. La vida está llena de personas como ella, y de historias como la suya. Pensamos que los héroes son los que hacen grandes hazañas… Y estamos muy equivocados. No perder la ilusión, las ganas de reinventarse, de empezar de nuevo, son algunas de las heroicidades más grandes.

Creo que uno de los rasgos que mejor definen tu escritura es la empatía, hacia los personajes, pero también hacia el lector. Creo que haces muy fácil que entendamos a los seres de ficción, mostrando, por un lado, revelándonos su interior, por atormentado que sea, para que apreciemos cómo sus contradicciones surgen de alguna parte; por otro, la novela está sembrada de referencias culturales (cinematográficas, como la mención a Dirty Dancing; televisivas, como la alusión a la serie Norte y Sur, emitida a finales de los ochenta; musicales, cuando nombras al Fary o El Divo...) que aproximan el escenario y el tiempo de tu obra al público lector. ¿Es necesario para ti que quienes te lean se sientan parte del universo novelesco, de forma activa?

A mí, como lectora, me gusta formar parte de la historia que estoy leyendo, y creo que soy muy afortunada porque en "El tiempo mientras tanto" he escrito la novela que me hubiera encantado leer.

Junto a los personajes que forman parte del entorno más cercano de María José has dado también una gran importancia a dos secundarios, Cleopatra, la cubana que cuida por las noches de la protagonista, y Goumba, el joven senegalés que sufre un desafortunado accidente de consecuencias irreparables. Ambos son dos luchadores que resisten, a pesar de las penurias, y dos seres que terminan cerca de Pilar y Paco por los misteriosos designios del azar. ¿Qué importancia le das a este tema, el azar, la casualidad, en lo que escribes?

Creo que el azar es importante en la vida, porque al margen de que uno se empeñe en perseguir ciertos sueños o en marcarse unas directrices para su vida, hay cosas que pasan porque tienen que pasar.

Y no sólo eso: hay cosas que descubres por casualidad y que acaban siendo determinantes en tu vida, como les pasa a los protagonistas de la novela. Y tenemos que aprender a convivir con ello, en el sentido de que tenemos que estar prevenidos de que cualquier cosa puede suceder y habremos de digerir lo que suceda de la mejor manera posible.

¿Crees que un drama familiar como el que narras puede dejar lugar a la esperanza, a la supervivencia, mientras tanto y a pesar de todo?

Creo que las crisis son una oportunidad para empezar de nuevo, incluso en un drama como el que ocurre en la novela. El ser humano está diseñado para sobrevivir, tenemos el instinto de supervivencia en el ADN, pero no todo el mundo tiene la misma capacidad de resistencia y eso es humano también.

En la novela he escogido el drama de la muerte de María José porque literariamente me daba pie a que los personajes pusieran en el lugar que les correspondía a las demás tragedias. Conozco a hombres y mujeres que han perdido a sus hijos y… no se me ocurre ninguna otra cosa más dolorosa, más dura. Pero incluso en esos casos se sigue sobreviviendo.

El otro día, en una firma de libros, una mujer me contó que su hijo había muerto en un accidente de tráfico a los 25 años y que quería leerse esta novela para poner en orden sus sentimientos. Yo le dije que esto era una novela, que seguramente no encontraría respuestas sino recuerdos que quizá la harían sufrir y le recomendé que no lo leyera, pero ella me dijo que quería hacerlo porque había pasado más de 20 años sin querer pensar en el accidente, en la pérdida, y que sentía que lo necesitaba… Se me pone la carne de gallina mientras te lo cuento…

Has dividido el libro en capítulos correspondientes a la agonía de María José, un molde aparentemente sencillo que, sin embargo, esconde un entramado complejo en la narración de los recuerdos de los personajes que la visitan. ¿Cómo surgió la idea de estructurar la novela de este modo?

Cuando "gesté" la novela la visualicé así, quizá para darle un mayor dinamismo. Ten en cuenta que esta es una novela en la que realmente no hay acción, parece que no pasa nada… y sin embargo, pasa la vida, y para hacer evidente ese paso, pensé que no había una manera mejor que la del paso del tiempo.

¿En qué proyecto estás trabajando ahora, si puedes adelantarnos algo?

Estoy empezando una novela que también trata sobre la comunicación, o mejor dicho, sobre la incomunicación, con las personas a las que estamos más próximos; sobre cómo damos a nuestras percepciones, a nuestros recuerdos, un halo de certeza que muchas veces no es tal y cómo esa percepción determina nuestra vida.

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