Anika entre libros

Entrevista a Olga Guirao por "La llamada"

"Si desapareciéramos, sería como si se apagara una luz en el Universo"

Firma: Anika Lillo / Foto: autora / Julio 2011

 

Olga Guirao (Barcelona, 1956) se licenció en derecho en la Universidad Central de esta Barcelona. "Mi querido Sebastián" fue su debut literario y con ella consiguió quedar finalista del Premio Herralde de 1992. Desde entonces ha publicado Adversarios admirables (Anagrama, 1996), traducida al holandés y al danés, y Carta con diez años de retraso (Espasa, 2002). La crítica le ha sido favorable en todos sus trabajos, y ahora, adentrándose por primera vez en la ciencia ficción, ha publicado "La llamada", una historia que habla de la Humanidad y de la necesidad del hombre de creer en Dios para no sentirse solo.

Con ella hablamos de "La llamada", una novela que puede llegar a un amplio público lector porque lejos de tratarse de una historia típica de ciencia ficción, se acerca más al sentimiento y al intimismo.

 

ENTREVISTA

 

Olga, imagino que conoces bien la hipótesis de que el hombre fue creado por seres de otra galaxia ¿Cómo nació La llamada?

Me temo que no nació con el propósito de reforzar o suscribir tesis alguna sobre el origen del hombre; no es más que una novela de ciencia ficción. En realidad, la trama, el argumento, se me ocurrió para ilustrar una idea de otro orden: en concreto, que nuestro tiempo trata con mucha frivolidad la necesidad de Dios, pero siempre entendida como necesidad estrictamente humana y no de orden religioso. Como el tema resultaba un tanto "durillo", por así decirlo, se me ocurrió que, con una trama de ciencia ficción adecuada, ganaría tensión dramática y no resultaría nada aburrido ni pesado. Y así fue como, poco a poco, fui construyendo la trama de La llamada. Finalmente ha resultado que la novela sostiene una hipótesis que la vincula a todas esas teorías sobre el origen extraterrestre de los hombres, pero, francamente, aunque desde luego lo he hecho, en rigor, mi propósito no era abundar en esa creencia precisamente.

 

Una de las teorías viene dada por la sublime inteligencia y adelantos de conocimiento (algunos aún sin explicación) de civilizaciones antiguas ya desparecidas ¿Qué civilización te ha llamado siempre olgaguirao2más la atención y por qué?

Imagino que te refieres a las medidas astronómicas de las pirámides mayas, o a los moáis de la isla de Pascua, a los egipcios, a los sumerios, a la Atlántida... ¿verdad? En efecto, es muy enigmático, sí, y sería maravilloso tener muchas vidas para poder explorarlo todo, pero me temo que la única civilización antigua que he estudiado de verdad, a conciencia, ha sido la romana, y por razones que tienen que ver con el mundo del derecho, que es mi profesión. Sobre las demás civilizaciones he leído más o menos, por supuesto, y he visto reportajes, pero siempre al nivel de la pura divulgación.

 

Olga, la impresión que me ha dado la novela es que Gracia Durán es casi la excusa, el puente entre el ser y Walker Jones, aunque luego sucedan más cosas...

Es verdad que Gracia actúa de puente entre personajes, pero su cometido no es ese: representa o encarna esa parte del mundo que es inofensiva, frágil, medrosa, artística y puede que un poco inútil también, es decir, justo lo opuesto a Walker Jones, el otro personaje.

 

¿Cómo describirías a Gracia teniendo en cuenta que empezará rechazando una de las "oportunidades" de su vida?

¡Pobre Gracia...! Mucho me temo que a ella la propuesta del Cuervo no le parece una oportunidad, aunque lo sea. En algún momento de la novela el propio Cuervo lo explica, refiriéndose a Walker y a ella: "viéndolos allí" -dice- "tan distintos, costaba creer que hubieran surgido de un mismo molde. El instinto de supervivencia de Walker era como una raíz, la parte más correosa y esencial de si mismo, mientras que a Gracia, en el fondo, sobrevivir le parecía obsceno".

En otro momento, Gracia le pregunta incrédula a Walker: "¿En serio quiere usted saber qué hay más allá del fin de su especie y de su mundo...?". Resulta que en esa cuestión Gracia es el contrapunto de Walker. Imagino que se pueden hacer muchísimos tipos de clasificaciones entre los seres humanos pero, acaso, uno de los más interesantes y significativos sea precisamente el que atañe al instinto de supervivencia... Y es que, afortunadamente en mi opinión, la propia vida no es un bien absoluto para todo el mundo, no siempre, cuando menos.

 

Planteas diversas opciones, la de quien ya no tiene nada que perder, la de quien busca un sentido a su vida o la de quien necesita hacerse perdonar ¿son las más habituales o quizás las que más se acomodaban a tu historia?

Es posible, sí, que Walker necesite hacerse perdonar por algunas de las cosas que ha hecho a lo largo de su vida, pero yo diría que lo esencial para él no es eso: Walker es un hombre rabiosamente contemporáneo, en el sentido de que aquello que más le pesa es, precisamente, la soledad. Recuerda que hacia el final de la primera parte, mientras lamenta profundamente su ateismo afirmando que hubo momentos en su vida en los que habría dado cualquier cosa por poder elevar una plegaria a un Dios improbable para pedirle perdón, de pronto añade: "Y créame cuando le digo que me habría bastado con saber que me escuchaba, aunque no pudiera perdonarme". En definitiva, el drama de Walker es el del hombre actual, de corte europeo por más señas, es decir, el vacío y la soledad.

Gracia en cambio, sí cree en Dios, un poquito cuando menos, hasta que cierta noche se le aparece aquel rarísimo Cuervo para decirle "nunca más": nunca más volverás a ver a tus muertos amados, lo que la deja reducida a escombros. Porque aquella escuálida fe de Gracia que queda barrida de un plumazo con las revelaciones del Cuervo, era justamente el último asidero de su vida, "ese poco de esperanza que flota sobre el miedo" que, precisamente, es el título del primer capítulo de La llamada.

Así pues, yo diría más bien que las opciones en esta novela, como te decía al principio, en realidad están articuladas en torno a la idea de Dios, pero no en su vertiente religiosa, que es algo que probablemente nos excede a todos, sino sólo como necesidad humana.

¿Por qué me interesaba ese tema, aparentemente tan poco de moda...? Pues porque, aunque no lo parezca, es el tema capital de nuestro tiempo y nuestro mundo. Resulta que, hoy en día, aquí, en el viejo continente, se trata el confort espiritual que proporcionaba la religión como si fuera algo banal, como si no tuviera mayor significado ni utilidad, como si los seres humanos no fueran mortales, como si no estuvieran solos... Y así nos va...

 

El planteamiento sobre Dios, su existencia o inexistencia, dependiendo de quien hable en la novela o de qué preguntas se haga en un momento dado, me han parecido muy humanas; eso me lleva a pensar en "crear a imagen y semejanza" ¿Habría algo de tus personajes del espacio en los propios humanos o sería justo al revés?

Me parece muy inteligente tu pregunta, si me lo permites. En efecto, los seres humanos, salvo por lo que hace a sus respectivos lenguajes, provienen de un experimento temerario, de manera que, en ese sentido, se les puede entender creados "a imagen y semejanza" del Maestro, salvo por lo que hace al lenguaje inmanente y a todas las implicaciones morales que ese lenguaje comporta. No obstante, lo cierto es que, al final, después de 50 años entre los seres humanos, el Maestro se ha "humanizado" por así decirlo; tanto es así que, en la última escena, el Maestro abraza al Cuervo, literalmente lo abraza para confortarle, como lo haría un hombre; le abraza a pesar de que, por lo general, entre ellos no hay contacto físico. De hecho, el Maestro y el Cuervo no se tocan nunca, ni siquiera durante el reencuentro después de cincuenta años de separación; su comunión intelectual y la comunicación constante que mantienen es tan profunda que en realidad no necesitan tocarse en absoluto; su rostro tampoco puede sonreír por la misma razón, porque ellos no necesitan valerse de esa empatía que supone una sonrisa para comunicarse con los demás. Pero en aquel momento, que es el momento en el que su destino como raza se funde con el de los seres humanos que tratan de rescatar, el Maestro lo abraza para consolarle, como lo haría un hombre, igual que lo haría un hombre: y esa es, justamente, la imagen que expresa la fusión de ambos mundos.

 

No eres una persona religiosa ¿por qué crees que es esto justamente lo que hace funcionar mejor la historia?

En efecto, no tengo convicciones religiosas. Y por las mismas razones que Walker: por causa de una educación absolutamente laica, demasiado laica, en mi opinión. Conozco bien, no porque me la imagine sino porque la he vivido en carne propia, la angustia que mana de esa carencia cuando es absoluta. Y no se la deseo a nadie, la verdad. Asistir a la muerte de aquellos a los que amas con la total y absoluta certeza de que constituye un adiós eterno, posiblemente sea una de las experiencia más devastadoras que puede depararnos la vida, en relación a todo lo cual, insisto, yo no tengo posiciones dogmáticas, sino recuerdos empíricos... No sé si me comprende... Y quizá también, no voy a negarlo, por esa misma causa me he sentido especialmente libre a la hora de fabular una recreación sumamente laica del Génesis y el Apocalipsis, que es lo que viene a ser La llamada en realidad.

 

Una cosa muy significativa es la de la "infección". Muchos entienden que el ser humano es la enfermedad que está destrozando la Tierra, en tu caso puede "infectar" a otros seres...

Naturalmente estoy en contra de todas esas prácticas humanas que perjudican la biosfera y menoscaban las expectativas de generaciones venideras de poder gozar del mundo en las mismas condiciones que lo hicimos nosotros. Por supuesto, me repugna el egoísmo con el que estamos depredando ciertas materias primas y ciertos parajes maravillosos e insustituibles, entre otras muchas razones, porque todo eso no es nuestro, no es de nuestra propiedad, sino que nos ha sido entregado en depósito, y, por lo tanto, con una obligación implícita de restitución en buenas condiciones.

Pero, siendo cierto todo esto, yo no puedo de ningún modo considerar al ser humano "la enfermedad que destroza la Tierra"... Además, si Dios no existe, los seres humanos son los únicos testigos de la existencia de este mundo maravilloso... Es evidente que ni los animales ni las plantas podrían remplazarnos en nuestro cometido de ser testigos del mundo...

Si desapareciéramos, sería como si se apagara una luz en el Universo ¿no crees?... Pero volviendo a La llamada, la contaminación que proviene olgaguirao1de la humanidad según la novela, no tiene que ver con la ecología, sino con la inocencia y con la mentira... Se trata de una contaminación espiritual, por así decirlo.

 

¿Por qué introduces "El cuervo" de Poe en la novela? Creo que es intencionado ¿me equivoco?

No te equivocas lo más mínimo. No puede ser más intencionado. Si recuerdas el poema de Poe, empieza con una llamada a medianoche, tras la cual se cuela en la estancia donde trascurre el poema un cuervo que repite una y otra vez las palabras "nunca más". No sabe decir otra cosa. Tras un rato de juego y de preguntas, más o menos intrascendentes, a las que el cuervo va respondiendo "nunca más" una y otra vez, el poeta empieza a comprender que aquella criatura ha venido para decirle algo terrible, casi diabólico, y por fin le formula la pregunta que esta abrasando su corazón: si volverá a ver en el Edén distante a Leonora, su amada muerta, y el cuervo le responde "nunca más". Entonces furioso le ordena que se vaya, que no deje prueba alguna de su mentira, pero el cuervo responde "nunca más". Al concluir el poema, el Cuervo sigue allí, posado sobre el busto de Atenea, dispuesto a quedarse para siempre, proyectando su sombra sobre el suelo.... El verso acaba con una declaración totalmente desgarradora: "...Y mi alma fuera de esa flotante sombra, ¡nunca más se alzará!". Es un poema profundísimo, desesperado y maravilloso como pocos, cuyos últimos versos se transcriben al final de la primera parte de La llamada, precisamente porque, en realidad, allí ocurre lo mismo que en el verso: aquel otro Cuervo venido del espacio, sin darse cuenta cabal de lo que hacía, ha venido a decirle a Gracia que Dios no existe, privándola de toda esperanza, o sea: le ha dicho "nunca más"...

 

Olga ¿cuánto hay de filosofía en La llamada?

Ja, ja, ja... Seguramente mucho, pero déjame que diga que La llamada es un libro que no aburre, que he pasado muchos años de mi vida armando esta historia para que no aburriera lo más mínimo, y que estoy muy, pero que muy contenta del resultado de tanto esfuerzo.

 

Ni en la reseña ni, hasta ahora, en la entrevista, he hablado de un personaje muy importante al que es fácil acabar adorando: el Maestro. Dales unas pinceladas a los lectores para que les pique la curiosidad.

¿Es casi inolvidable, verdad? Me temo que yo me enamoré absolutamente de él y diría que ese amor ha llegado al papel... ¿Me creerías si te dijera que su presencia todavía me acompaña...? El Maestro es la encarnación misma de la fortaleza moral, el bien en su expresión más humana... Siempre le imagino en el mirador, escrutando el espacio con todo aquel amor y aquella compasión ardiendo en su interior... En su caso, el concepto sartriano de libertad como posibilidad de comprometerse en un acto irreversible ha perdido toda su soberbia y todo su narcisismo: ha dejado de ser retórica para transformarse de verdad en un irrevocable acto de libertad. Dudo mucho que nunca más pueda volver a crear un personaje tan luminoso como él.

 

Cuentas que has necesitado cinco años para escribir esta novela ¿se debe a lo complicado que era lo que querías transmitir, a que era la primera incursión en la ciencia ficción u otra cosa?

Se debe exclusivamente a mi manera de trabajar, que es muy laboriosa: primero me aborda una idea fuerza -algo que me interesa de una manera casi obsesiva y que me empuja a escribir-; después construyo una especie de guión de cómo lo voy a contar, de lo que ocurre en términos novelísticos, o sea, la trama propiamente dicha, a la que concedo mucha importancia y que me ocupa muchísimo tiempo porque se trata tanto de que sea eficiente como de impedir a toda costa que el lector se aburra. Con todo ese andamiaje empiezo la escritura propiamente dicha y desarrollo la trama lo más extensamente que puedo. En ese momento el pensamiento, la tensión dramática y la forma -el lenguaje- ya deben relacionarse en términos de perfecto equilibrio. Y después, cuando tengo todo ese trabajo hecho -ya han pasado varios años, por lo general- y una primera versión de la novela concluida, me situó frente al texto de una forma profundamente crítica y lo reduzco y lo comprimo; elimino todo lo que puede ser eliminado, le imprimo velocidad y potencia, de forma que lo que sobrevive es un destilado que tiene toda la apariencia de la simplicidad, pero sólo la apariencia. Como verás, es mucho trabajo, y nunca baja de cuatro años. En el caso de La llamada han sido cinco. Pero yo diría que el resultado compensa con creces el esfuerzo, puesto que el lector viaja por el libro a gran velocidad y se divierte, que es de lo que se trata.

 

Creo que te lo has pasado muy bien escribiendo 'La llamada' pero lo cierto es que en ella nos hablas del fin del mundo ¿somos masoquistas? Porque yo también he disfrutado leyéndolo :)

Ja, ja, ja... Puede ser, sí, pero yo creo que lo que hace que la novela infunda esa agradable sensación al lector, es, precisamente, que sigue la misma evolución sicológica que Walker: se pasea por un mundo trágico y peligroso, y por lo tanto emocionante, pero en el que la soledad, en definitiva, ha sido erradicada.

 

Dime la verdad ¿tu narrador (el ser) es el que crees que podría ser o el que te hubiera gustado a ti en el caso de pasar por ese trance?

¡Por favor...! Imagínate tú... Es justo lo que habría deseado: poder comunicarse con alguien hasta el punto de que todo sentimiento y sensación de soledad desapareciera... No sé tu, pero yo no puedo imaginar nada mejor, ni más gratificante. Cabe la posibilidad de que esa sea la razón por la que escribo ¿no? El deseo de comunicarse con los demás lo más profundamente que sea posible.

 

Es inevitable preguntarte si crees que existe vida inteligente fuera de nuestro planeta ¿lo crees?

Sí lo creo. No tengo la más mínima duda de que así es. Es una cuestión puramente estadística: ¿cómo vamos a ser las únicas criaturas inteligentes en un universo tan inmenso, tan formidablemente enorme? No tengo ninguna duda de que hay más vida inteligente por ahí, aunque por desgracia quizá demasiado lejos para que consigamos establecer contacto alguna vez.

 

Y otra aún más... ponle el adjetivo que quieras... ¿Si vinieran los extraterrestres vendrían a salvarnos o a acabar con nosotros?

Pues sí, mira, esa es una buena cuestión. Con tu permiso, rectifico la anterior respuesta y donde dije "por desgracia demasiado lejos" pondré "por suerte o por desgracia demasiado lejos", porque eso sí que no hay modo de saberlo, la verdad.

 

'La llamada' es una historia de ciencia ficción, pero no una al uso, tiene mucho de intimista ¿crees que llegará a más gente?

Esa es la idea, sí, que pueda interesar a cualquier lector, y no sólo a los aficionados a la ciencia ficción. Por otra parte La llamada está en perfecta consonancia con mis otras novelas, de tal forma que se me reconoce bien en ella... Yo diría que todas mis novelas son del mismo palo, hasta las de ciencia ficción.

 

Si quieres añadir algo más es el momento. Por mi parte gracias por tu historia y por la entrevista, ha sido estupendo leerte.

Muchísimas gracias a ti por tu interés y por tu ayuda en la difusión de La llamada. Eso es, precisamente, lo que quiero añadir: muchas, muchísimas gracias.

 

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