En otras palabras

Opinión:

Muy pocas veces nos damos cuenta de que el lenguaje, el idioma o la lengua que hablamos, moldea nuestra forma de ser, nuestro pensamiento. Que, como dijo Wittgenstein, los límites del lenguaje son los límites de mi mundo (no puedo nombrar ni casi pensar en aquello para lo que mi idioma no tiene palabras). Que los idiomas imprimen carácter y formas de ver la vida.

Sobre todo ello reflexiona Jhumpa Lahiri al contarnos sus experiencias aprendiendo italiano. Un idioma del que se enamoró, que quiso aprender de manera voluntaria (no por obligación, no por un cambio de residencia, no por imposición) y que, aún así, supuso un largo y costoso proceso para ella.

La autora describe de una manera muy clara y efectiva todos los problemas que tuvo para hacerse con una nueva lengua. Desde la sensación de navegar en tierras extrañas cuando no entiendes nada, hasta la alegría de encontrar una palabra nueva, un significado nuevo, un sonido nuevo. Todo queda reflejado en este, podríamos decir, ensayo intimista, que es, a la vez, teoría, práctica y reflexión sobre el aprendizaje de un nuevo idioma.

Es teoría porque Lahiri nos cuenta aquí algunas de las claves del italiano, además de darnos cuenta de sus pasos para aprenderlo, sus primeros baches, sus profesores, su empeño, las dificultades que encontró en el camino.

Es práctica, porque transcribe aquí su primer relato en italiano, nos habla del proceso de hablar o escribir en un idioma desconocido y, para mayor orgullo, este libro es su primera obra escrita íntegramente en italiano.

Y, sobre todo, es reflexión. Sobre el italiano, sí, pero también sobre cualquier idioma. Sobre lo que nos hace sentir dominarlo. Sobre la jerarquización que nosotros mismos damos a las lenguas que hablamos (esta es la de andar por casa, esta es con la que me relaciono con los demás, esta es de la estoy enamorada…). Y esta es la parte que más me ha gustado: la cantidad de pensamientos que Lahiri nos regala sobre lo que supone hablar una lengua u otra, sobre las diferencias entre varias lenguas, sobre qué tipo de textos escribe en una o en otra y por qué.

En el fondo, subyace aquí una muestra de amor no solo por el italiano, sino por los idiomas, por las palabras, por el lenguaje, por la capacidad humana de transmitir lo que uno lleva dentro. Y, al mismo tiempo, es una reflexión sobre la identidad, sobre quién soy, sobre quién quiero ser, sobre qué me define y qué no. Y sobre el coraje (y el esfuerzo) que a veces hay que echarle a la tarea de llegar a ser quien uno quiere ser.

Un ensayo corto, que se lee en nada, pero que deja una huella profunda y que hacer pensar (y mucho) sobre algo tan cotidiano como el habla. El tesoro que todos llevamos dentro.

Lidia Casado