En camino

Opinión:

Roncesvalles es el punto de partida de este viaje físico y espiritual que recorre una chica de unos treinta años sin saber, siquiera, por qué ha decidido hacerlo. Durante la novela es obvio por qué lo hacía: lo necesitaba. No necesariamente caminar o llegar a Santiago de Compostela, sino pensar en ella, en su vida, y tomar decisiones que afectarán a su futuro o pensar en las que ya ha tomado. Ni ella lo sabe, pero eso es lo que pasará. En algunas ocasiones unas pocas viñetas nos llevan a su pasado reciente -antes del viaje- y vemos su vida en compañía de su pareja, y ahí empezamos a entender muchas cosas.

El guion de Paco Hernández no se queda en eso: son varias las historias que se narran en "En camino". Además de Emma (que es de Lleida, como el guionista) tenemos a Abby, la primera persona con la que se encuentra. Agua y aceite, totalmente distintas. Emma es relajada y Abby un terremoto. A pesar de eso acabarán siendo uña y carne. Aparece también un hombre que le advierte sobre sus acompañantes (yo pensaba que se refería a esas historias que a veces ocurren cuando desaparecen caminantes que aparecen después asesinados, pero no, el hombre se refiere a la propia Abby, y ahí se esconde una historia muy grande).

Hay, además, un par de hermanos, y otro chico que intenta cada año hacer el camino. Eso sin contar con la gente con la que se cruzan. Sea como sea todos tienen una historia, a veces muy humana, otras, extremadamente tristes. Habla de confianza y desconfianza, de duelo, de pasión, de superación, de repensar la vida de uno mismo, de ver quién te impide crecer o ser feliz, de realizar tus sueños, de valerte por ti mismo, de reconciliaciones, de conocer gente nueva que te aporte y no te reste… de tantas cosas. Hay dramas, pero también algún momento de risa.

Y debo decir que he aprendido muchas curiosidades del camino de Santiago de las que no sabía nada. Pensaba que era un camino y ya está, con algunos albergues, pero desconocía quién se había encargado de señalar el trayecto, o que los peregrinos llevaban sellos según las etapas cumplidas y los albergues donde descansaban, y algunas cosas más.

He tenido la impresión de que Emma es un poco el alter ego del guionista, pues ella quiere hacer un cómic que cambie al mundo, y a su modo Paco Hernández lo ha hecho con sus personajes, pero también puede hacerlo con los lectores.

Por su parte el dibujo de José Ángel Ares (que por cierto reside en Santiago de Compostela) me ha encantado: llega con mucha vitalidad a los ojos, es limpio y gestualmente sus personajes son clarísimos, y me parece especialmente atractivo que lo haya coloreado en bitono con el dibujo en negro y el sombreado en azul en vez de gris (en todo caso sería azul grisáceo). Le da un toque de color que alegra bastante la imagen. Hay unas pocas viñetas que utilizan otro (algo así como color maquillaje) y esas siempre hablan del pasado o evocan pensamientos o momentos.

Desde luego jamás me imaginé así el camino de Santiago, pero empiezo a entender por qué quienes lo hacen lo recuerdan siempre con cariño, nostalgia y orgullo.

Recomiendo esta novela gráfica sin dudarlo.

Anika Lillo