El tren de las almas

Opinión:

Qué chulada de novela de terror. La idea de que los protagonistas crean que están alucinando bajo el efecto de las drogas (que uno de ellos, enganchado desde hace años, podría haberles puesto en la bebida) hace que sea mucha más sólida esta historia. Creo que eso ha sido un acierto dado que, en muchos momentos, podría haber resultado absurdo que no se plantearan por qué estaban viendo lo que veían, hasta pasar las suficientes horas como para creer que el subidón había bajado. Esa veracidad es importante en una novela donde no hay reglas escritas porque aun no habiéndolas, los agujeros se pueden percibir. Mado Martínez ha puesto un elemento que hace creíble una historia de fantasmas. Corrijo: de un tren fantasma y unas cuantas almas en pena.

La autora hace saltos en el tiempo en su narración que, lejos de molestar, ayudan a conocer mucho más íntimamente a sus personajes y entender sus personalidades. Y lo hace de una forma nada cronológica, sino cuando le interesa; así, conocemos al grupo de adolescentes, de niños, de jóvenes y de adultos, y sabemos de sus traumas. Entre sus peores recuerdos, el maltrato, la soledad, el desarraigo, la sensación de abandono, el miedo, la sensación de no encajar,… Lo único que no supone un trauma -en algunas novelas sí lo hacen- es el lesbianismo, detalles éste que Mado mete siempre en sus novelas.

De entre todas las historias tristes me han gustado especialmente dos: Juan, que esconde un secreto que da sentido a su carácter y a cierto misterio relacionado con la muerte de su hermana y su condición de enfermo mental necesitado de un antipsicótico para vivir (imaginaos una personalidad así dentro de un tren fantasma sin la medicación. Interesante ¡eh!), y Tony, el rico del pueblo, y el más pobre en cuanto a cariño familiar. No significa esto que los demás no me hayan gustado. A la que menos he comprendido es a Bárbara, no obstante Marian ha quedado muy bien retratada y Jackson también.

A este grupo, como protagonistas, se les une en una trama paralela Roberto Aranda, policía que patrulla con Marian (también policía) y la tía Elvira (tía de Juan), quienes, juntos, tratan de sobrellevar las desapariciones misteriosas de los jóvenes. Con ellos la abuela de Marian, Refugio, o una antigua amiga del grupo, Maite, que aparecerá más adelante haciendo que el final sea clave y emotivo.

Una historia de fantasmas, de leyendas urbanas convertidas en realidad, de personas que buscan la felicidad donde no está y la encuentran donde no se lo esperan… La historia, también, de un hombre con una muerte a sus espaldas, un ser enamorado pero enjaulado en su propia cárcel mental, fustigado por un dolor autoinfligido… Un hombre que parece un monstruo a punto de atacar... ¡Recomendado!

Anika Lillo

Foto homenaje: