El libro de la madera. Una vida en los bosques

Opinión:

"El libro de la madera. Una vida en los bosques", de Lars Mytting, es un libro cuyo título no anticipa adecuadamente su contenido, porque lo más correcto sería llamarlo la vida de los árboles y los seres humanos, porque de eso trata. Más allá de los abundantes y precisos datos estadísticos, de los consejos prácticos, de las alternativas e inconvenientes que determinadas opciones representan, este libro trata de una historia del ser humano desde la perspectiva de su dependencia milenaria con el árbol. De la desigual guerra entre la madera y el plástico en la sociedad de consumo contemporánea, en un mundo en el que sigue sin resolver su dependencia energética sin destrozar el medio ambiente. Pero esta obra es mucho más que eso, porque trata de relatos en torno al fuego, de una cultura colectiva de hondas raíces nórdicas en la que hablar de previsión era garantía de supervivencia, incentivando una forma de ser distante de improvisaciones que pueden llegar a costar la vida.

Un ensayo trufado de bellas historias, como la del fuego más antiguo del mundo, cuya llama se mantiene desde hace más de mil quinientos años con ramas de melocotoneros y almendros, que se encuentra en una ciudad de Irán en un templo zoroastriano. Del árbol más grande del mundo, la secuoya gigante de dos mil quinientos años, la famosa general Sherman de California. De las fumatas blancas o negras que informan los debates fallidos y elecciones de los Papas en la Ciudad del Vaticano. Del infinito océano de matices que se esconden entre los abedules, hayas, fresnos y olivos. O de esos robles que obligaban a imponentes edificios a adaptar sus estructuras a sus curvas naturales, como el palacio de Westminster; que daban cuerpo a las cuadernas de imponentes galeones, o componían partes imprescindibles de las armas que sembraban de sangre humana las tierras de los viejos continentes.

Un viaje por el clima y las distantes tierras del planeta, que describe la diferencia abismal entre el aborigen australiano, que simplemente se agacha para recolectar ramas secas para encender un fuego bajo un mar de estrellas, y ese habitante de las gélidas y oscuras noches de invierno de tierras del norte, que pone en juego la vida de su familia si no ha cortado y conservado madera de los bosques.

Un recorrido por el espacio donde reside la imaginación y la innovación, en forma de cultivos, herramientas, técnicas, consejos y trucos. Madera y árboles como excusa para relatos, anécdotas e incluso tragedias. Y cómo no, también para el arte inspirado en la textura y forma de la madera. Pero también de paradojas, como que el país que sorpresivamente ostenta el récord de consumo de madera en el mundo no es Finlandia, ni Noruega o Suecia, sino el remoto reino de Bután, donde sus habitantes cortan cada temporada el crecimiento medio anual de los árboles del país.

Este es un libro especial, para los amantes de los bosques y de los árboles, pero también para los habitantes de desiertos que advierten el radical contraste de sus hábitos de vida con los de otras áreas del planeta, esas contundentes diferencias que han de influir de manera indefectible en la manera de vivir, pensar, incluso soñar, paisajes, escenas, momentos de una vida. Un libro magníficamente editado por Alfaguara, con el único inconveniente de un cuerpo de letra excesivamente pequeño, pero bien acompañado de imágenes curiosas para un habitante de tierras distantes de los bosques escandinavos, en una obra que puede considerarse casi canónica sobre la madera, los árboles, y la relación de estos con los seres humanos.

Jorge Riet