El castigo

Opinión:

Considerada por el diario La Vanguardia como la mejor novela en catalán de 2020, esta obra constituye una brillante vorágine de emociones, sentimientos, persecuciones, dolor y tragedia. Absolutamente sorpresiva, mantiene un estilo hipnótico y tenso de principio a fin, que a buen seguro hará que sus lectores no quieran parar. En efecto, es uno de los grandes descubrimientos del año pasado: por su crudeza, por su atrevimiento, por sus descripciones psicológicas, por su velocidad narrativa y electrizante y por muchos elementos más. 

Posee un estilo agresivo, directo, descarado, informal, que ahonda en el pueblo llano. Se moja en barro, con el uso de palabras malsonantes y coloquiales. Este estilo se acerca al lector de calle, en una estrategia muy inteligente de un autor que es profesor de sociología y que, por ende, está muy familiarizado con la sociedad. Él es catalán, oriundo de Barcelona, y consigue plasmar el idioma que se respira en El Besòs, donde confluye una mezcla de catalán y castellano, algo absolutamente normal en la comunidad catalana. Desafortunadamente, no es tan palpable esta confluencia de los idiomas en la traducción al castellano, donde se nota más el lenguaje informal como "na" (nada) o "seño" (señorita, profesora). En el idioma original, de hecho, los personajes piensan en castellano y hablan en catalán. 

En palabras del mismo autor en una entrevista ofrecida a La Vanguardia, se trata de una historia de perdedores. El autor clama contra las mentiras constantes que afloran en el planeta y que evitan mostrar el dolor y los malos tiempos que uno sufre, con la sempiterna "obligación" de mostrarse feliz.  El libro es un canto a la derrota, a la posibilidad de afrontar y aceptar que a uno la vida puede salirle mal, y que no pasa nada porque vaya mal. Sus dos personajes principales, Sandra e Izan, viven en un sistema que los rechaza, que no los entiende. De hecho, Sandra vive permanentemente huyendo del dolor y de los errores, martirizándola, amargándola, pues es incapaz de aceptarlo y de "abrazarlo". Para más inri, inicia una relación sentimental con alguien casi perfecto, que ahonda en las imperfecciones de la protagonista. Izan, por su parte, padece las consecuencias de una familia estricta y dura y las consecuencias de ser un chico que fácilmente se excita y que ignora los valores del respeto al prójimo. 

Guillem Sala Lorda (Barcelona, 1974) publica su tercera novela. La primera obra, Imagina un carrer, ganó el Premio Documenta en 2006, que se otorga a la mejor obra de ficción en catalán de un autor/a menor de 35 años. Además, ha escrito relatos para jóvenes y guiones para cine documental.

Cristià Serrano