El carbonero

Opinión:

Es imposible no recordar a Miguel Delibes en cuanto comienzas a leer esta novela. Y es que nadie como él ha sabido mostrarnos el mundo rural, de describirnos la naturaleza, los paisajes y sobre todo las gentes que habitaban la Castilla del siglo veinte.

Me lo ha recordado porque Carlos Soto Femenía ha conseguido reflejar fielmente la vida de los campesinos mallorquines de principios de siglo y, en concreto, de los carboneros, dedicados a la dura tarea de fabricar carbón vegetal en las montañas de la isla. Con una prosa sencilla y elegante, ha creado un preciso retrato de la sociedad rural de la época, del contraste campo-ciudad, de la dura vida en el campo.

También en muchas obras de Delibes, como el inolvidable drama "Los santos inocentes", quedaba reflejada la dureza de la vida rural. El autor en esta obra lo lleva mucho más allá, partiendo de que en el mundo rural todo es más profundo, más intenso; las pasiones son más irrefrenables, más salvajes, pues no han pasado por el tamiz de las reglas de la sociedad y cuando explotan lo llevan todo por delante, sin diques que las contengan. Podríamos relacionar también la novela con el antiguo movimiento literario denominado "tremendismo" cuyo principal exponente fue "La familia de Pascual Duarte", de Camilo José Cela, de una gran crudeza tanto en la trama como en el lenguaje.

Este aspecto me ha recordado también otro libro reciente que me ha impactado, "Intemperie", de Jesús Carrasco, en la que está muy presente la violencia más primaria, como en "El carbonero".

"El carbonero" es también una novela de extraordinarios personajes, muy bien dibujados: Marc, a quien el asesinato de su madre ha anclado a la tierra y a su destino, sin posibilidad de escapatoria. Aina, una joven excepcional a quien consigue salvar y darle una oportunidad; el buhonero que encarna la mezquindad; el inolvidable personaje del padre y Joana,la señora, que ha marcado la vida de éste y la de Marc.

Un libro cargado de simbolismos, en lo que importa tanto lo que se dice como lo que se calla, con profundos silencios plagados de contenido. Me quedo con una frase que creo que escuché en el programa literario Página 2, cuando al comentar el libro lo calificaron como "una mezcla entre Delibes y Tarantino".

Celsa Corte