El buen hijo

Opinión:

La mayoría de los lectores seguro que empezarán a leer esta novela con cierta prevención. Origen de ello, las críticas cada vez mayores por la forma de otorgar los premios Planeta y su propia escritora, precedida por, según quien lo diga, controvertida carrera política.

Al margen de todo eso, soy de las que piensan que todo libro merece una oportunidad, al menos de empezarlo y después ya se verá. Y con éste os garantizo que una vez empezado no podréis dejarlo. Nadie puede, ni debe, criticar algo sobre lo que no tiene conocimiento; en este caso, un libro que no ha leído, aunque sea por suspicacia

Ángeles González-Sinde nos ofrece la historia de un típico joven español, 37 años y que aún no se ha emancipado. A lo largo de la historia vemos los motivos porque Vicente todavía no se ha marchado de casa.

La historia está contada en primera persona, así consigue hacer una visión más intimista de la vida de Vicente y su familia. Una vida que está fuertemente marcada por los demás. Su madre ejerce una influencia muy dominante, es una mujer que no quiere pedir ayuda que pretende demostrar a los demás que, pase lo que pase, es autosufienciente. Su hermana, al cargo de tres hijos, aunque parece muy segura, aún no sabe muy bien cuál es su lugar en la vida. Todo ello originado por el fallecimiento de su padre cuando aún eran adolescentes. A lo largo de sus reflexiones, Vicente irá descubriendo que ese hecho fue el ha marcado su vida, el que le ha impedido escapar del cascarón y mirar hacia delante.

Es su padre quien, a través de un sueño, le hace las preguntas a las que teme enfrentarse y quien sutilmente le sugiere un futuro, pero Vicente no es capaz de interpretarlo, más bien teme interpretarlo.

"El buen hijo" también nos presenta a Corina, una muchacha rumana que deja a su familia en su país y llega a España en busca de trabajo y de una vida mejor. Vicente la contrata para ayudar a su madre, y  acabará enamorándose de ella.

La autora consigue que el lector le coja cariño a Vicente, pues su historia personal, su forma de ser y de pensar, su vida atrapada entre los muros de su mente, nos induce a ello. Sin embargo, no hay que pensar que la historia se cuenta desde un punto de vista dramático. Todo lo contrario, es una novela divertida, con gracia, en la que de vez en cuando tiene ciertos matices dramáticos, pero incluso estos se ven de forma amable.

Algunos personajes nos pueden resultar algo estereotipados e incluso previsibles, pero eso no le resta interés a la historia, quizá aún se lo aumenta porque ¿y si nos equivocamos?

"El buen hijo" es una historia bien escrita, fresca, dinámica y que muy sutilmente induce a la reflexión. Un libro propio de una segunda lectura para apuntalar ciertos matices y leer mejor entre líneas. 

Mila L. Castelo