El beato

Opinión:

Alfredo Conde nos presenta una novela basada en la vida de Fray Julión de Chaguazoso. Pero no es una novela al uso.

La historia comienza con un espíritu, el de Fray Julián, que flota por encima de su cuerpo momificado y que nos plantea sus inquietudes y sus dudas como ente espectral, cuya forma y apariencia no parecen tener fin.

Cada capítulo del libro se basa en cada una de las láminas que componen el libro hagiográfico realizado por Fray Tadeo de la Aguadilla y que aparece olvidado en uno de los bancos del templo. Así Fray Julián va desgranando su vida desde su nacimiento, en una pequeña aldea de Galicia, hasta su muerte y más allá como ser espiritual, aunque claro esta fase ya no puede verse a través de los retratos.

La historia se narra en primera persona, por lo que el protagonista no sólo nos cuenta los hechos, sino sus sensaciones y sentimientos; así como su evolución en el nuevo continente.

Así veremos como al tratar de huir de la miseria y del futuro que le espera en tierras gallegas se embarca rumbo a la Nueva España. Allí conocerá y tratará a Hernán Cortés, a quien el autor presenta como un hombre de empresa, que tenía grandes planes para los nuevos pueblos descubiertos.

También veremos cómo fue su relación con los indios chichimecas y otros habitantes del lugar y como les enseñó a crear sus propias herramientas.

A lo largo de las treinta y tres láminas, Fray Julián irá describiendo las mismas para pasar a contar la vida real y que no aparece en el dibujo, indicando lo que hay de cierto en la imagen y lo que no. En otras ocasiones se preguntará qué es lo que trataba de reflejar el pintor.

Aunque la historia transcurre en dos lugares muy distantes entre sí, los orígenes gallegos de Fray Julián se notan en cada página. Ese sentir y esa chanza gallega que sólo los propios y aquellos cercanos a esa Comunidad verán y entenderán en toda su amplitud.

Quizá, por eso, muchos de los lectores naturales de Galicia al ir avanzando en la historia desearán que la misma estuviese escrita en su propia lengua, porque hay dichos y expresiones que sólo con ella pueden alcanzar toda su expresión y sentimiento.

"El beato" es una lectura amena, entretenida y muy divertida, ya que a lo largo de sus páginas veremos ciertos toques de humor e ironía. Sin embargo, también se vivirán situaciones trágicas y dramáticas que Alfredo Conde sabe elevar a un tono lento y agudo.

La lectura es ágil y dinámica ya que se desarrolla a través de capítulos cortos y al final el lector se queda con la sensación de querer más.

Sin darnos cuenta nos hermos enfrentado a una novela de aventuras, humor, amor y amistad.

Por último decir que el personaje de Fray Julián de Chaguazoso es real y que parte de lo que el autor nos cuenta tiene cierto rigor histórico aderezado con su particular manera de escribir.

Sólo pondría un pero a la novela y es la falta de los dibujos que describe. Estaría bien que, bien el comienzo o el final, para fomentar la imaginación del lector, de cada capítulo fuese acompañado de una imagen de la lámina correspondiente.

Mila L. Castelo