El apuesto capitán

Opinión:

"El apuesto capitán", publicado originalmente en 1982 por Menis Koumandareas (Atenas, 1931-2014), es una conmovedora exploración de la ambición, el odio, la pérdida de la identidad y las cicatrices perdurables de una devastadora guerra. Con la Grecia de la posguerra como telón de fondo, el recientemente desaparecido Koumandareas teje una narración que trata tanto de lo personal como de lo político, arrancando desde la absurda situación de un apuesto capitán al que se le deniega de manera reiterada el ascenso sin que podamos saber por qué. El protagonista de la novela se convierte ante el lector en la encarnación del trauma colectivo de la nación y en la personalización de su esperanza de renovación. A medida que el protagonista busca consuelo en los brazos de su amada, también se enfrenta a los inquietantes recuerdos del conflicto. El libro es un testimonio de la resistencia del espíritu humano y del poder transformador del amor. Es una historia que capta la esencia de la identidad griega, mezclando la lucha personal con los trazos más amplios de la historia.

La prosa de Koumandareas es lírica y evocadora, y capta los sentidos del lector con agudas descripciones del paisaje griego, que seguro disfrutan. La celebración de la belleza natural del país entreverada con la agitación interna de sus personajes crea un poderoso contraste que es una de las características más atractivas del libro. También destaca el profundo conocimiento que el autor revela de las emociones humanas, brillando cuando retrata tipos y personas, en particular el teniente y su círculo de intereses (amorosos o no).

La narración está estructurada con un delicado equilibrio entre el pasado y el presente, lo que permite a los lectores reconstruir la historia del teniente a medida que se desarrolla. Esta narración no lineal da testimonio sobrado de la habilidad de Koumandareas como escritor.

Relato absorbente de todos los subproductos mentales y sociales que una guerra puede infligir a quienes tienen que cargar con el peso de la injusticia.

Rafael Ruiz Pleguezuelos